- BANDERILLAS - PARES GALLEANDO -
BANDERILLAS PARES GALLEANDO
Si es de gran efecto para los espectadores el ver banderillear al recorte o quebrando en la silla o a cuerpo limpio, aún lo es tanto o más la suerte de que vamos a ocuparnos y cuya invención se debe a Rafael Guerra "Guerrita".
Porque de efecto y grande tiene que ser para el espectador ver al diestro en una dirección determinada seguido de la res, y en el momento que ésta parece ir a sus alcances volverse de pronto, cuadrar en seco y clavar los palos, saliendo con desahogo de la cara.
Y no sólo tiene que serlo para el espectador, sino para el lidiador que no conociendo bien la suerte y creyendo que el banderillero va a ser alcanzado, sale como es lógico a meter el capote y parar al cornúpeto.
Esto último lo hemos visto en distintas plazas y en varias ocasiones en que Guerrita ha salido para banderillear en ésta forma.
Acreditados diestros y peones de justa nombradía se han apresurado a cortar el viaje del toro, metiendo el capoté o llamándole la atención de otra manera, creyendo que el diestro marchaba apurado, lo que les ha valido una mirada, de Guerrita, más significativa que cuanto de palabra pudiera haberles dicho.
En un principio del viaje muchos no se han decidido a meter el capote, juzgando que el objeto del lidiador al conseguir que el toro salga tras él es el de mejorar de terrenos, haciéndolo sólo cuando ven que la persecución continúa más allá de lo que creyeron.
Esta suerte debe ser ejecutada con toros nobles, cuya ligereza esté en armonía con las facultades del diestro.
Una vez colocado el toro en el terreno que el lidiador juzgue conveniente, se acercará lo bastante para conseguir que acuda en su seguimiento, y en el momento de obtener lo que se propuso tomará carrera con la ligereza precisa, consintiendo al cornúpeto todo lo necesario, y marchará corriendo en un zig-zag elegante, ágil, juguetón, como si se fuese galleando, para cortar la carrera del toro.
En uno de estos zig-zag, el diestro, volviéndose con rapidez, y cuadrando en la cabeza, mete los brazos, y clavando las banderillas sale de la suerte con limpieza y adorno.
Con los toros aplomados la carrera debe ser corta, porque estos al poco cejan en su persecución y hay que consentirlos mucho para que arranquen.
El diestro que haya de ejecutar esta suerte es quien debe prepararse el toro, procurando evitar que se le mareen a capotazos los peones para que resulte más lucida la suerte, llegando a la cara sitio acude bien, y dándole con las banderillas sobre el testuz con objeto de que se fije mejor en el bulto que ha de perseguir.
Es innegable que el lidiador que ejecute esta suerte debe tener muchas facultades y conocer bien lo que intenta. Primero, porque si en la carrera pierde terreno, en el momento en que pretenda volverse estará embrocado sobre corto y con la salida tapada por los dos lados, y en segundo, porque de no conocer esta manera dé parear lo suficiente para practicarla con holgura, no sabrá el momento preciso en que ha de volverse, y tal vez cuando quiera efectuarlo el toro se haya detenido en su persecución, o, por el contrario, le haya ganado terreno.
En recuerdo, admiración y respeto a D. Leopoldo Vázquez y Rodríguez, Luís Gandullo y D. Leopoldo López de Saá - La Tauromaquia - 1895