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Don EDUARDO OLEA - 1 -

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Ganadería:   Don Eduardo Olea

Zona:  Madrid

Hierro:   Es una V con corona de marqués

Divisa:    Es negra y oro viejo

Historia: 

Poco más de un año (1905) hace que el nombre de D. Eduardo Olea, inteligentísimo aficionado y aristócrata distinguido, figura en la lista de ganaderos españoles, por adquisición, en más de cien mil duros, de la famosa vacada jerezana del Sr. Marqués de Villamarta.

Estas reses tienen mucho abolengo y una remota antigüedad. Son, en línea recta, descendientes de las piaras del conde de Vistahermosa, originarios a su vez de los famosos toros de Saavedra del siglo XVIII.

Cuando en aquel tiempo fue formada y constituida la ganadería, dicho conde de Vistahermosa, que era muy entendido en cuestiones de tauromaquia y sabía como nadie los secretos de la crianza de reses bravas, elevó la fama de las suyas a un nivel extraordinario.

En Madrid se estrenaron el día 2 de agosto de 1790, y el resultado que obtuvieron no pudo ser más satisfactorio.

El conde falleció el año 1823, cuando ya la ganadería había adquirido gloriosa fama y era célebre en toda España, y a su muerte se subdividió la vacada, quedándose con la mayor parte el famoso Barbero de Utrera D. Juan Domínguez Ortiz, hábil y entendido como pocos en la materia, el cual sostuvo el buen nombre de la casta y acrecentó el número de cabezas considerablemente.

Hasta llegar a poder del Marqués de Villamarta, hecho ocurrido el 4 de febrero de 1893, fueron propietarios de la vacada, dicho señor D. Juan Domínguez Ortiz, D. José Arias Saavedra, D. Ildefonso Núñez de Prado y don Juan Vázquez. Este, por medio de una labor inteligentísima y un cuido verdaderamente excepcional, logró que se contuviera la decadencia iniciada en los últimos tiempos, y que las reses, pasado este incidente de la buena fama de la ganadería, recuperasen su prestigio en las Plazas de Toros.

El citado Marqués de Villamarta se encontró con una magnífica vacada, de historia limpia, buena sangre y reputación acrisolada en mil hechos notables y en mil proezas de la casta, que la tauromaquia consigna en su historia.

Sin grandes esfuerzos, su trabajo se redujo a conservar en alto el pabellón de la ganadería y a no permitir que se bastardease la casta, todo lo cual consiguió adquiriendo las reses durante este tiempo mayor fama aún que la que ya poseían.

Se han jugado en España multitud de corridas y novilladas en las que los toros de Villamarta han demostrado bravura colosal y unas condiciones de lidia incomparables.

Desde que la vacada pasó a poder de D. Eduardo Olea, las reses ganaron en facultades. Ya sea por el trato adecuado que se les daba, o bien por el infatigable celo que demostraba el Sr. Olea, el hecho es que hoy (año 1907) la vacada está en condiciones de competir ventajosamente con las de más cartel y renombre.

El Sr. Olea envió a pastar el ganado a una magnífica dehesa que poseía en Don Benito (Extremadura) y las reses que tenían de ser corridas en cada temporada las llevaba al término de San Fernando (provincia de Madrid), donde eran cuidadas con todo esmero.

Notas históricas:     

Pueden citarse como célebres en esta ganadería, los toros "Jabaito", "Vindito", "Gachón" y "Botellito"; este último produjo en Sevilla una grave herida al espada Emilio Torres {Bombita).

Fuente documental:       

Biblioteca Digital de Castilla y León - Biblioteca Digital Taurina

 https://bibliotecadigital.jcyl.es/ 

Obra: Toros de Lidia por don Samuel Tena Lacen Madrid - 1907