×

Mensaje

Este sitio web utiliza 'cookies' para ofrecerle una mejor experiencia de navegación.

Ver documentos de la Directiva e-Privacy

Ha rechazado el uso de cookies. ¿Desea reconsiderar su decisión?

Toda la suerte de lances con el capote

Atrás

Por su gran interés didáctico e informativo, y con el fin de facilitar y potenciar el conocimiento de la fiesta de los toros, reproducimos con admiración y respeto parte de la obra de la Diputación Provincial de Valencia, publicada en Cuadernos Taurinos 3: Aquí se habla de la Ciencia del Toreo, y de toda la suerte de lances que se han dado y se dan con el capote. Textos de don JOSE LUIS BENLLOCH RAUSELL. Valencia 1988.

- - - - - 

UN DIA DE TOROS - TODA LA SUERTE DE LANCES CON EL CAPOTE - 

En la imagen, el diestro Fernando Cepeda Melo - "Fernando Cepeda" 

Es difícil, por no decir imposible, dominar, aunque sea conceptualmente, la técnica del toreo. Son muchos los maestros que dejan de estar en activo - los toreros nunca se retiran - que aseguran a todos los que quieren oírles que nunca se acaba de saber todo sobre el arte de lidiar toros. Habrán comprendido ustedes que resumir esa técnica en unos cuadernos, que sólo quieren servir de iniciación a los nuevos aficionados, sería una osadía innecesaria por nuestra parte. Pero sí queremos exponer una serie de conceptos básicos sobre los que se asienta el toreo moderno y que son imprescindibles para comenzar a analizar y comprender la tarea de los lidiadores. 

Son conceptos que se pueden aplicar al toreo de capa como al de muleta, tanto a los subalternos como a los matadores. Luego, el toro con sus múltiples cambios durante la lidia, exigirá una agilidad estratégica tremenda a los lidiadores, que difícilmente se podrán salir de esos conceptos, salvo, como ocurrió con la aparición de Belmonte, que llegue un revolucionario y demuestre que el toreo ya no es así. Antes que pasemos a definir las distintas suertes que se ejecutan al toro, sería conveniente que recordásemos esos conceptos básicos que determinan la calidad de cada lance y el mérito de su ejecución. 

PARAR, TEMPLAR Y MANDAR

Es la trilogía básica del toreo belmontiano o moderno. Hasta Belmonte impera el toreo rectilíneo, basado fundamentalmente en la fortaleza de las piernas. No hay quietud, "se aparta usted o le aparta el toro".

El diestro Juan Belmonte García - "El Pasmo de Triana" 

Belmonte no puede competir con las figuras porque su condición física no lo permite, especialmente por su torpeza de movimientos. Su ingenio le fuerza a buscar nuevos caminos y surge el toreo de brazos, el toreo circular.

El diestro José Gómez Ortega - "Joselito" - "Gallito" 

Joselito marcó la culminación de unas formas, Belmonte el nacimiento del toreo moderno. Le llamaron revolucionario, pero sus estudiosos que comparten tertulias con Juan, coinciden con él en que no hubo revolución, sino revelación. Aquella técnica estaba allí, él no hizo más que ponerla en práctica, lo suficiente como para influir decisivamente en el toreo moderno.

 

"Parar" 

A diferencia de los otros dos conceptos, el "parar" tiene lecturas distintas. Para unos, es la simple quietud del torero, quedarse quieto. Para otros autores y expertos, el "parar" es frenar la embestida del toro en el momento de tomar el engaño, justo el momento del embroque a partir del cual el torero tira de su oponente con el mayor temple posible. Tampoco faltan tratadistas, como Saiz Valdivieso, que acepta las dos acepciones. En cualquier caso, es un problema puramente semántico, porque las dos acciones son necesarias para el bien torear: hay que estarse quieto y al adelantar el engaño - torear con los engaños retrasados es un recurso sólo aceptable en los toros de corta arrancada - se frena, se contiene, la embestida del toro.

 "Templar" 

"Templar", la segunda aportación de Belmonte, es acompasar la velocidad de los engaños a la velocidad del toro, sin que éste llegue a tocarlos porque puntearía y sin separarlos mucho, porque entonces el toro vería a su lidiador. Algunos confunden el temple con torear despacio y aunque en muchas ocasiones coinciden, no es lo mismo. Se podría torear aprisa y estar templando, simplemente porque el toro embiste muy aprisa. El temple es el gran misterio del toreo, difícilmente se aprende, hay toreros que desde sus comienzos tienen esa virtud que es capaz de dominar a los toros más fieros y a la vez puede dar fuerzas a toros que aparentemente no las tienen; el mismo temple determina que los toros embistan más aprisa a unos toreros y despaciosamente a sus compañeros. El temple debe acompañar a todas las suertes, incluidas las que se hacen a cuerpo limpio, como el banderillear, el picar e incluso el rejonear.

 

"Mandar"

Cuando se ha parado y se está templando la embestida, el tercer tiempo de la trilogía, el "mandar", es fácil de conseguir. Mandar supone imponer el camino del toro y dejarle en el lugar adecuado para estar en condiciones de repetir el pase. Ya saben, mientras no se demuestre lo contrario, para bien torear, es necesario parar, templar y mandar.

CARGAR LA SUERTE

"Cargar la suerte" - en la imagen, el diestro Francisco Vega de los Reyes "Gitanillo de Triana", en la Monumental Plaza México

Es una de las frases taurinas que ha hecho fortuna en el lenguaje coloquial, incluso en ambientes ajenos al mundillo del toreo. Significa darle profundidad a los lances o muletazos. Se logra echando la "pata p'alante", es decir, adelantando la pierna contraria que no es otra que la que coincide con la salida del toro en cada suerte, obligándose a desviar la trayectoria del toro para salvar el obstáculo que aparece en su camino.

 "Destoreando"

Tiene mucho más mérito que el torear con la pierna retrasada, en cuyo caso la trayectoria del toro es rectilínea y no encuentra ningún obstáculo. Entonces se dice que el torero está "destoreando". 

Los cánones de la pureza del toreo, y por tanto el índice máximo de dificultad, hay que valorarlo desde el momento del cite. No se debe citar ni totalmente de frente, ni mucho menos de perfil. En el primer caso se reduciría la longitud de la suerte y en el segundo se anularía totalmente el factor profundidad. La posición correcta para citar es la llamada de "medio pecho", con la pierna contraria retrasada y sólo cuando el toro ha iniciado la embestida se saca hacia adelante, obligando al oponente a modificar su trayectoria para salvar el obstáculo que aparece frente a él.

Ese viraje rompe el camino recto, convirtiendo la trayectoria del toro en semicircular, es el momento en que comienza la profundidad, que se consuma cuando el diestro manda al toro y vacía la embestida detrás de la cadera. En el argot taurino ese momento de sacar la pierna se le llama "derivar" o "descarrilar".

Citar directamente con la pierna contraria adelantada, con tener importancia, no es lo mismo, ya que el toro inicia la arrancada con el viaje marcado y el obstáculo previsto. En esta posición la trayectoria del toro puede ser tan rectilínea como citando de perfil, aunque es cierto que la anatomía del torero que se expone al toro es mucho más amplia y vulnerable. 

Uno de los trucos más habituales que utilizan los toreros para aliviarse lo más discretamente posible, es echar el paso atrás o enmendarse, lo cual para los profanos puede pasar desapercibido, pero desvirtúa totalmente el momento y va directamente contra el "cargar la suerte". 

Tras el cite y una vez que el toro haya entrado en jurisdicción del diestro, haya tomado el engaño, otro matiz fundamental, que hay que tener en cuenta y que ayuda a dar profundidad, es el acompañamiento con el pecho - "pechear", en el argot-, es decir, seguir la trayectoria del oponente con juego de cintura.

En la imagen, el diestro José Antonio Morante Camacho "Morante de la Puebla"

En ese momento el peso del cuerpo del torero recae totalmente sobre la pierna contraria que debe estar adelantada respecto a la otra, como decíamos más arriba. En esa posición de máxima pureza, el riesgo es igualmente máximo y se hace prácticamente imposible enmendarse o escapar de cualquier colada. El torero está totalmente entregado.

LOS TERRENOS

Los terrenos - espacio del ruedo - es un factor o variable importantísima, tanto para el lidiador en su lucha con el toro, como para el aficionado a la hora de valorar el quehacer de los diestros. Dividiendo un imaginario radio del redondel en tres partes, tendremos: los medios - zona central del ruedo -, el tercio - zona intermedia en la división radial - y las tablas.

 

La teoría de los terrenos está totalmente ligada a las querencias, es decir, los terrenos hacia los cuales cada toro tiene tendencia a acudir más prontamente o con mayor alegría. De salida, por definición los terrenos o querencias iniciales de los toros son los medios - zona más tranquila -, de ahí que los diestros les reciban situándose entre el toro y las tablas, en esa posición los encuentros serán más desahogados, en ocasiones con un simple toque de muñeca los toros se desplazan hacia los medios haciendo muy ligera la reunión. Cuando, ocasionalmente, de salida un toro aprieta mucho hacia los adentros, es decir, hacia las tablas, los lidiadores que dominan la técnica al verse agobiados por el empuje de su oponente en la reunión, le cambian los terrenos - es decir, se sitúan fuera de la querencia del toro, entre éste y los medios - y lo que hasta ese momento eran encuentros violentos en los que el toro se le venía encima se convierten en reuniones más suaves y el lidiador pasa de dominado a dominador.

LAS QUERENCIAS

A lo largo de la lidia las querencias del toro suelen cambiar. Esa querencia inicial a los medios sólo la mantienen los muy bravos. En general según avanza la lidia y el castigo, en función de la bravura de cada toro - los mansos lo hacen rápidamente - los toros empujan hacia los adentros, prefieren las tablas donde tienen las espaldas cubiertas. El toro con mucha casta en ocasiones es violento en sus embestidas cuando está en el tercio y es muy frecuente, si el torero tiene arrestos suficientes para ello, que, si lo saca a los medios, atempere sus embestidas. 

Las querencias pueden ser naturales o accidentales. Las primeras suelen ser comunes a todos los toros, los chiqueros o cualquier otra parte por donde el instinto les recuerde que están cerca de la libertad. Sería el caso, si se hubiesen desencajonado en el mismo ruedo, la puerta que les conduce a los corrales. En las placitas de tientas estos casos son más frecuentes. En algunas ganaderías meten las becerras en la plaza de tientas para desahijar o vacunar, y un año o dos después, cuando se tientan esas mismas vacas, sacan la querencia de la puerta por donde salieron al campo. En cuanto a las querencias accidentales, cada vez se dan menos, se pueden producir por los motivos más diversos, antiguamente tenían mucha influencia los caballos que permanecían muertos en el ruedo. 

No es fácil que los tratadistas se pongan de acuerdo en si los terrenos los debe imponer el torero o éste debe torear donde quiera el toro con sus querencias. Lo que sí está claro es que si el lidiador torea donde él decide, su trasteo tendrá mayor mérito, sin que haya que negarle mérito a aquel que conociendo los terrenos del toro aprovecha las querencias para hacerle faena. En uno habría que valorar su capacidad para imponerse al toro y en el otro su inteligencia para aprovechar las debilidades de su oponente. Claro que hay quien mantiene que siempre se torea donde el toro quiere.

 

En teoría si un toro tiene querencia a los adentros, a las tablas, en principio no hay que dejarle que se vaya a ellas, porque cuando llegue a su terreno lo más probable es que le cueste mucho acometer, es decir, abandonar su "terreno" y cuando lo haga será siempre violentamente, a regañadientes.

Cuando un diestro está toreando a un toro con determinada querencia procurará no ponerse en ese camino, porque posiblemente le arrolle sin hacer caso de los engaños. Lo que sí tiene que hacer es aprovechar -no es un truco, sino un recurso lícito- esa querencia para que los muletazos en los que el toro acude a favor sean largos y estéticos y a la vez dejarle la muleta para sujetarle y que no se vaya de la suerte. 

Las querencias hacia los adentros, en ocasiones hacen pasar por bravos a toros que no lo son en varas. Muchos toros empujan, parece que codiciosamente, al caballo, cuando en realidad lo que están haciendo es acudir a su querencia, huir, intentar quitar aquello que se interpone en su camino.

LAS DISTANCIAS 

Muy próxima a la teoría de los terrenos está la teoría de las “distancias”. Cada toro tiene su distancia, es decir, la exigencia de mayor proximidad o lejanía en el cite, para que su arrancada sea lo más óptima -larga, suave y repetida-. Encontrarle la distancia a un toro es prácticamente tener el cincuenta por cien del "problema" resuelto. Dicen algunos teóricos que en la distancia adecuada todos los toros tienen faena. El juicio quizás sea un tanto maximalista, pero tiene su parte de razón.

 

Muchos toreros, según las últimas modas, olvidan esta teoría y tienden rápidamente a citar muy encima del toro, quizás influidos por toreros de éxito como Manuel Benítez "El Cordobés", Dámaso González e incluso el propio Ojeda que tienen una concepción muy personal y heterodoxa del toreo; quizás influidos por los muchos toros aplomados que salen actualmente y permiten que se les pise ese terreno; quizás porque es más cómodo, aunque no lo parezca, citar en ese sitio que verse venir al toro desde más distancia. Lo cierto es que muchos toros se pierden precisamente por ahogarles, por no darles distancia. No hace falta decir que de la distancia que hablamos no es la que queda entre el torero y el toro en la reunión, la distancia en ese momento está clara cual debe ser, la mínima posible.

Pase "natural"

Junto a todas estas condiciones técnicas, no hay que olvidar que todo esto se debe hacer con naturalidad, esa naturalidad que denota dominio de la suerte y que está reñida con los retorcimientos o las posturas muy forzadas. Naturalidad, naturalidad, naturalidad, como si no se hiciese ningún esfuerzo.

 

Pase "natural", en la imagen el diestro Miguel Báez y Espuny "Litri"

Otra de las condiciones importantes para que el toreo se realice con máxima pureza e intensidad, es el ligar, es decir el enlazar un pase de muleta con otro, o un lance con otro sin que se produzcan tiempos muertos. Su logro denota dominio de la técnica, hay que quedarse perfectamente colocado para poder repetir la suerte, y a la vez muestra el valor del torero que no precisa de respiros. Dos pases y el remate está al alcance de algunos, siete u ocho seguidos, sólo está al alcance de muy pocos. La degradación máxima de esta virtud es el llamado "unipase", con lo cual las suertes pierden mucha emoción.

"Cruzarse"

Para lograr ligar es casi imprescindible el cruzarse con los toros, -irse al "pitón contrario" dicen los taurinos-, que equivale a situarse entre los pitones, en la cuna, y ofrecer la muleta al pitón de fuera. Es difícil llegar a ese terreno, pero una vez en él se domina con más facilidad al toro. Es necesario tanto para torear con la muleta, como con el capote.

"Codilleo"

Aunque muy superficialmente, hagamos referencia al codilleo, torear con los codos recogidos o pegados al cuerpo, defecto propio de los principiantes que impide mandar y deja el toro encima del lidiador. Denota ignorancia o falta de valor salvo que se haga apropósito, generalmente en suertes de adorno.

"Citar con el capote adelantado" - por delante -

 

"Citar con la muleta adelantada" - de lejos -

Finalmente digamos que tanto con el capote, como con la muleta hay que citar con los engaños adelantados.

Torear con la muleta atrás es "robar" parte del muletazo y sólo es admisible cuando el toro tiene poco recorrido y hay que aliviarle y aprovechar el impulso.

Todas estas condiciones fundamentales para hacer el toreo clásico, por supuesto que no agotan, ni exclusivizan las vías de acceso al éxito. El enorme campo que, cada tarde de toros, queda abierto a la genialidad y a la inspiración, originó que muchos toreros se saltasen los cánones -seguirá ocurriendo- y entrasen en la gloria taurina. La personalidad, la leyenda, el sentimiento, la magia y la estética, siguen imponiendo su poderosa ley en el toreo. Y es que el toreo, como arte, es difícil de codificar.

 

El capote es el utensilio más antiguo de cuantos se utilizan a lo largo de la lidia por los toreros de a pie, es la continuación directa de los andrajos y capas que utilizaban los primeros diestros para defenderse de las acometidas de los toros. El más antiguo y también el más fundamental. Con él se domina a los toros, se les corrige defectos, se ayuda a los compañeros y además se suele lograr momentos de gran belleza. Su uso no es fácil -no hay nada fácil en el toreo-. 

 Capote de brega

Las suertes que se pueden realizar con el capote son infinitas, depende de la inspiración de cada cual y de su personalidad, cualquier matiz las puede hacer diferentes. En una primera gran división, podemos distinguir entre las que pasa el toro -son fundamentales y la verónica es la primordial- y las que pasa el torero. 

LA VERONICA

En la imagen, el diestro José Antonio Morante Camacho - "Morante de la Puebla"

La verónica es el lance fundamental del toreo de capa, el que exige mayor riesgo y dominio de la técnica. Dicen los tratados de tauromaquia que fue inventada por Costillares y su nombre viene de la semejanza entre la postura del torero frente al toro en el momento del cite y la imagen bíblica en la que Verónica porta en un paño la imagen de la faz de Cristo. En un principio se realizaba citando totalmente de frente, luego se evolucionó hacia el cite de medio pecho y su pureza se homologó al hacer de Juan Belmonte.

En la imagen, el diestro Santiago Martín Sánchez - "El Viti"

El torero coge el capote con las dos manos y cita al toro, al arrancarse éste debe adelantarle el engaño para que lo "coja" y en ese mismo momento sacar la pierna contraria y traerse la embestida toreada. La mano de dentro debe quedar a su altura natural y la de fuera es la que torea: templa y manda la trayectoria. Al rematar el lance, el torero debe adelantar la pierna que antes quedó atrás y de esa forma estará en condiciones de iniciar la verónica siguiente. De esta manera se le ganará terreno al toro en cada lance, intentando llegar al centro del ruedo donde se debe rematar la serie. Desplazarse en zig zag entre lance y lance para ganar terreno y quedarse colocado, es un simple recurso.

Como en todas las suertes, el torero debe evitar que el toro toque el engaño y cuanto más baja lleve la mano de fuera, más sometido lo llevará, pero siempre estará en función de las condiciones de cada toro -a un toro poderoso hay que bajarle los engaños para someterlo, a un toro escaso de fuerzas hay que llevarlo más cómodo-. 

Los toreros que destacaron por torear con las manos especialmente bajas en estos lances, fueron Victoriano de la Serna y posteriormente Rafael Albaicín. Gitanillo de Triana, conocido también como Curro Puya, fue uno de los más geniales intérpretes de esta suerte entre los que cabe citar además a Cagancho, Manolo Escudero, Ordóñez...

Lance de la "verónica", a pies juntos.

La verónica es el lance más frecuente y casi obligado para recibir a los toros, aunque la calidad no sea siempre, ni mucho menos, la descrita como ideal. Admite todas las variantes y matices que imponga la personalidad de cada torero. Se puede dar con los pies juntos, claro que en esa posición puede tener virtudes estéticas, pero nunca la profundidad y el mérito que adquiere cargando la suerte.

Muchos toreros han desvirtuado todavía más esta especialidad, hasta llegar a los simples parones de salida, en los que el torero espera a pies juntos la embestida y en el momento oportuno se limita a sacar el capote y desviar al toro, sin preocuparse ni de templar, ni de mandar.

Lance de la "verónica", con una rodilla en tierra y la otra flexionada. En el imagen el diestro Antonio Ordóñez Araujo

Otras variantes serían el realizar la suerte con las dos rodillas en tierra, variante que practicó con frecuencia Marcial Lalanda o con una rodilla en tierra y la otra flexionada, más frecuente, especialmente para recoger los toros de salida.

 

Lance de la "media verónica". En la imagen, el diestro Francisco Romero López - "Curro Romero"

Media Verónica, es el remate natural de la verónica. Cuando se ha toreado a la verónica con la máxima pureza llega un momento en que la media es remate obligatorio, forzado, como es el pase de pecho al natural. Se realiza iniciándola de la misma forma que la verónica, pero en lugar de llevar el toro largo, cuando apenas ha sobrepasado el cuerpo del torero este recoge el capote sobre un costado obligando al toro a "enroscarse" a su cuerpo.

Lance de la "media verónica" de rodillas. En la imagen, el diestro Julio Robles Hernández - "Julio Robles"

Admite las mismas variantes que la verónica, es decir se puede dar cargando la suerte, a pies juntos, de frente, de rodillas. En la versión belmontina, es decir cargando la suerte y acompañando la embestida con el pecho, el toro acaba saliendo prácticamente por el hombro que entró tras realizar casi un círculo completo. Algunos remates en los que no se lleva al toro dejan de ser medias verónicas para convertirse en simples recortes, tan lícitos como otras suertes, pero sin la importancia de la media, que es sin lugar a dudas, junto a la verónica, el lance fundamental del toreo de capa.

Lance de "el farol"

El Farol, se realiza cogiendo el capote con las dos manos y situándose el diestro de frente al toro. Su invención se atribuye al matador Manuel Domínguez. Cuando el toro entra en jurisdicción el torero pasa el capote por arriba de la cabeza y gira para quedar de nuevo frente al toro.

Lance de "el farol de rodillas"

Se realiza también de rodillas, en la puerta de chiqueros y en el tercio. Un quite de esta especialidad, con las dos rodillas en tierra, alcanzó gran renombre realizándolo Félix Rodríguez, que citaba, al toro en esta posición cuando todavía estaba empujando al caballo.

Cuando se realiza de pie, si sólo pasa por arriba de la cabeza la mano que torea, el capote quedará a la espalda y el diestro estará preparado para torear por gaoneras. Eso se llama medio farol.

 

Lance de "el farol invertido". En la imagen el diestro Julián López Escobar "El Juli"

En la actualidad se practica con frecuencia lo que llaman faroles invertidos, que se inician como la verónica y cuando el lance llega al final se pasan las dos manos por arriba de la cabeza a la vez que el torero gira sobre sus talones, Esplá y el Soro lo realizaban con gran facilidad.

Lance de la "gaonera". En la imagen el diestro Rodolfo Bernal Gaona - "Rodolfo Gaona" 

La Gaonera El diestro se coloca de frente o de costado al toro, con el capote cogido por detrás, una de las manos va recogida sobre la cintura y la otra, la que torea, extendida. En esa posición los lances deben tener todas las virtudes de la verónica, en la actualidad no se practica mucho y cuando se hace no es fácil verla con pureza. Su invención se atribuye al mejicano Rodolfo Gaona, aunque los estudiosos aseguran que ya se realizaba antes.

Lance de la "orteguina"

En ocasiones el matador en cada lance, se cambia el capote de mano con una revolera, dándole algunos tratadistas el nombre de orteguinas. 

Lance "de frente por detrás" o a la "aragonesa"

De frente por detrás o Aragonesa El diestro coge el capote como en la "gaonera", pero se sitúa de espaldas al toro. Pepe Hillo según los tratadistas fue el primero que la practicó y hoy está en desuso. Cuando el toro entra en jurisdicción, el diestro gira sobre sus talones, quedando en disposición de repetir la suerte.

En ocasiones surgen equívocos de denominación respecto a la gaonera, también llamada por los tratadistas como lances al costado.

Lance de la "navarra"

La Navarra Se cita como para la verónica, generalmente con los pies juntos y cuando el toro está a punto de salir de la reunión con el torero, éste da una vuelta o varias sobre sus talones en la dirección que lleva el toro, para dejar distancia entre ambos y quedar en disposición de repetir el lance. Es una suerte más vistosa que meritoria, pero se pone en práctica con éxito en el tercio de quites. La posición de los codos del torero, un tanto recogidos, y el giro, le dan cierta gracia.

Lance de el "delantal". En la imagen, el diestro Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo"

El Delantal Muy parecido al anterior, pero sin que el torero realice el giro total. Una variante del mismo es el llamado "puente trágico", casi en desuso en la actualidad, que como el delantal precisa del codilleo para su realización, con la particularidad de que el torero se inclina hacia adelante dando la sensación -es realidad- de que el toro pasa muy cerca y tiene que esconder el vientre para no ser cogido. Lo practicó con éxito Nacional II, que le dio cierta fama. En las dos versiones hay que ganar terreno entre lance y lance con cierta ligereza.

Lance de la "chicuelina". En la imagen, el diestro Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo"

La Chicuelina Tras la verónica es el lance más repetido en las corridas actuales. Su inventor, según los tratados de tauromaquia, fue el torero cómico valenciano Rafael Dutrús "Llapisera" y posteriormente el matador sevillano Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo", le dio nombre y categoría.

Se cita como para la verónica y cuando el toro mete la cabeza en el capote el torero gira en sentido contrario al viaje del toro.

Es un lance poco considerado, quizás por su origen, quizás por el abuso que muchos toreros hacen de su práctica. Lo cierto es que puede pasar de un auténtico trapazo o picardía en la que el torero en lugar de torear con los brazos y muñecas realiza un quiebro, a ser un momento realmente brillante. En sus principios era una suerte graciosa y en ese aspecto la practicó con éxito el propio Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo", José Luís Vázquez Garcés "Pepe Luis Vázquez", Manuel González Cabello "Manolo González" y muchos diestros de la escuela sevillana. Antonio Mejías Jiménez "Antonio Bienvenida" tuvo la idea de adelantar el capote y traerse el toro toreado con las manos muy bajas, dando lugar al llamado "quite de la escoba", en el que la mano de fuera arrastraba el capote por el suelo, en lugar de como la practicaba "Chicuelo" que ponía la mano a la altura del pecho. Francisco Camino Sánchez "Paco Camino" ha sido otro de los matadores que le han dado importancia a este lance, citando totalmente de frente y vaciando la embestida del toro con un juego de muñecas casi imperceptible. Su última demostración en Valencia, fue el día de la alternativa de Vicente Ruíz Soro "El Soro". Pedro Gutiérrez Moya "El Niño de la Capea" siguió estas maneras.

Lances por "galleos". En las imágenes, el diestro Julio Robles Hernández - "Julio Robles"

Los Galleos Son aquellas suertes que el matador realiza andando. Actualmente uno de los pocos galleos que se ven en las plazas es por "chicuelinas" para llevar el toro al caballo o con el capote a la espalda. También se solía gallear con el capote al brazo o a una mano. Joselito realizaba un galleo muy personal, poniéndose el capote sobre los hombros en su posición natural.

Lance de la "mariposa"

La Mariposa Su invención se debe a Marcial Lalanda del Pino "Marcial Lalanda" y prácticamente no ha tenido continuadores. Se realiza cogiendo el capote por la espalda, más arriba de la cintura, ayudándose en ocasiones con los codos para darle otros puntos de apoyo. El torero cita de frente al toro y camina hacia atrás en zig zag, ofreciéndole el capote por un lado y otro, sin que en ningún momento deje pasar a su oponente. Uno de los motivos de que no se haya prodigado esta suerte, aparte de su dificultad, estriba en que los expertos aseguran que en su realización se le enseña al toro a cabecear, se le "tocan las orejas" y dificulta así su lidia posterior.

Lance de la "larga cambiada" -por alto-. En la imagen, el diestro José Gómez Ortega "Joselito"

Las Largas Son aquellos lances en los que el torero suelta el capote de una mano. Tiene muchas variantes. En una primera división habría que distinguir entre las naturales -aquellas en las que el toro sale por el lado de la mano que torea- y cambiadas -el toro sale por el lado contrario-.

Lance de la "larga cordobesa". En la imagen, los diestros Rafael González Madrid "Machaquito" y Rodolfo Bernal Gaona "Rodolfo Gaona"

Otras variantes serán la "larga cordobesa", atribuida a Lagartijo, en la que el matador remata la suerte dejando caer el capote sobre el hombro; y la "larga afarolada" en la que se pasa el capote por arriba de la cabeza.

Lance de la "larga afarolada" -por alto-. En la imagen, el diestro Manuel Mejías Rapela "Bienvenida"

Todas ellas admiten las versiones de pie y de rodillas. Todas las variantes se pueden combinar entre si. Es decir, se puede improvisar la larga cordobesa rodilla en tierra, o la larga afarolada de pie saliendo con el capote al hombro o la socorrida larga afarolada de rodillas... 

Lance de la "revolera". En la imagen, el diestro Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo"

Las Revoleras y Serpentinas Podrían situarse en el grupo de las largas, por cuanto el torero suelta el capote de una mano. Se utilizan como recurso vistoso para rematar las series. Tras citar como una verónica, el diestro se pasa el capote de mano por la espalda.

Lance de la "serpentina". En la imagen, el diestro Mario Carrión Bazán - "Mario Carrión"

En las serpentinas cabe mayor fantasía en los vuelos del capote y los giros del matador.

Lance de la "saltillera" 

Las Saltilleras Se toma el capote por la espalda como si se fuese a torear por "gaoneras", pero a diferencia de esta suerte, en la "saltillera" se saca el capote por arriba de los pitones, como si se tratase de una manoletina. Se le atribuye a Fermín Espinosa Saucedo "Armillira Chico".

Lance de la "tijera"

La Tijera Es de las suertes que han caído en desuso. Se cita como a la verónica, con la particularidad de que para ejecutarla se cruzan los brazos en forma de aspa, que se deshace en el momento de la reunión, volviéndose a cruzar para iniciar el lance siguiente. 

Lance de "al alimón" o "entre dos"

Al Alimón Son aquellos lances en los que intervienen dos toreros o más. La forma más tradicional es cuando cada torero coge el capote por un extremo y el toro pasa entre ambos y por abajo del engaño. Es una suerte en desuso; relegada a los tentaderos cuando se quiere que toree algún invitado poco experto. Cuando se realizaba en los ruedos admitía como variantes el realizarla de rodillas -rematarla fundamentalmente- e incluso la participación de un tercer torero, que a la salida de cada lance volvía a poner el toro en suerte con un quiebro o recorte a cuerpo limpio. También se dice que se torea al alimón, cuando dos diestros torean simultáneamente por "chicuelinas", "gaoneras" o "navarras" y el toro pasa entre ambos. Estas últimas versiones son más frecuentes en la actualidad.

  

Fuente: Diputación Provincial de Valencia, publicada en Cuadernos Taurinos 3: Aquí se habla de la Ciencia del Toreo, y de toda suerte de lances que se han dado y se dan con el capote. Textos de don JOSE LUIS BENLLOCH RAUSELL. Valencia 1988.