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El uso de la muleta y la suerte suprema

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Por su gran interés didáctico e informativo, y con el fin de facilitar y potenciar el conocimiento de la fiesta de los toros, reproducimos con admiración y respeto parte de la obra de la Diputación Provincial de Valencia, publicada en Cuadernos Taurinos 6: Aquí se habla del uso de la muleta en todas sus variantes y de la suerte suprema que es entrar a matar. Textos de don JOSE LUIS BENLLOCH RAUSELL. Valencia 1986.

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UN DIA DE TOROS - EL USO DE LA MULETA Y LA SUERTE SUPREMA -  

 En la imagen, el diestro Antonio Chenel Albadalejo - "Antoñete"

Incluso para quienes defienden el concepto de corrida total, -todos los tercios deben tener su brillantez, sea quien sea su protagonista- a partir del momento en que el matador empuña espada y muleta, es decir cuando tocan a matar, comienza la parte fundamental de la corrida moderna: la faena de muleta y la estocada.

Suerte de Volapié

En las primeras épocas del toreo la estocada era el fin, el objetivo de toda la lidia. Eran tiempos en que los toros se mataban en la suerte de recibir; más tarde cuando se inventó el volapié, que permitía, incluso exigía, que el toro estuviese más aplomado, las faenas de muleta se prolongaron y se perfeccionaron hasta lograr la preponderancia actual.

Tal es la importancia que se le concede en los últimos años a la faena de muleta, que se han disminuido los tercios anteriores siempre en función de que el trasteo "muleteril" sea lo más brillante posible e incluso deficientes estoqueadores y diestros que manejaron con vulgaridad el capote, se convirtieron en figuras del toreo. 

Parar

La trilogía belmontina del "parar, mandar y templar" marcan la línea de partida del toreo ortodoxo. Domingo Ortega insistió mucho en ello "No es lo mismo dar pases que torear".

Mandar

Dar pases, extrapolado al concepto literario significaría escribir frases más o menos hermosas pero inconexas.

Templar

Torear supondría encontrar el argumento que justificase esas frases, que la última fuese la consecuencia de la anterior.

Junto a: "parar, mandar y templar” hay que dar especial importancia al concepto de las distancias, que en este último tercio en que el toro ha coprotagonizado una parte importante de la lidia, ha perdido movilidad y posiblemente haya ganado en resabios, es clave. El torero que le encuentra la distancia adecuada a un toro, insistimos, tiene resuelto gran parte del problema.

 

.... las distancias, ....

Cada toro tiene una distancia en la que su acometida es más franca, más clara, más larga, fuera de la cual puede incluso no acometer. En las últimas décadas, en las que se impuso el "encimísmo", son muchos los diestros que han olvidado esta circunstancia y pretenden imponer a todos los toros su propia distancia, en la que ellos están más cómodos. También hay que tener en cuenta que la distancia suele variar a medida que avanza la lidia.

En la imagen, el diestro Antonio Chenel Albadalejo - "Antoñete"

Una de las aportaciones de Antonio Chenel Albadalejo "Antoñete" en su última época ha sido precisamente su preocupación por desempolvar esta teoría que le ha permitido cuajar faenas realmente sorprendentes. 

Recordemos también la teoría de los terrenos, otro aspecto clave para plantear la lidia y corregir el problema que genera las querencias de los toros.

 

En la imagen, el diestro Sébastien Turzack Castella - "Sebastian Castella". En "los medios" de la plaza.

Hay toros que por bravos requieren ser lidiados en los medios, donde, si el torero es capaz, serán más fáciles de someter.

En la imagen, el diestro Fernando García Robleño - "Fernando Robleño". En "tablas" 

Otros, por su mansedumbre buscan el abrigo de las tablas y hay que acudir allí para intentar aprovechar su escasa bravura.

En la imagen, el diestro Sébastien Turzack Castella - "Sebastian Castella". En "el tercio" de la plaza.

El lugar más habitual donde se plantean las faenas es la "zona cálida" de las rayas de picar, que con frecuencia marcan el límite. Un toro que embista con codicia y picante es esa zona, unos metros más hacia los medios posiblemente atemperará milagrosamente su aspereza. 

Hay que insistir en los conceptos básicos del toreo moderno, como son "parar, mandar y templar", en las distancias, en los terrenos y en los no menos básicos de la pureza del cite - el medio pecho representa la posición adecuada-; el cargar la suerte, con el fin de buscar profundidad y el toreo curvilíneo, que en el toreo de muleta adquiere especial importancia; el enorme mérito y la conveniencia de buscar la ligazón entre los pases, que no hay que confundir con el estoicismo a ultranza, entre otros motivos porque salen muchos toros que exigen distancia, y entre muletazo y muletazo hay que perder pasos para quedar correctamente colocado y poder ligar series de varios muletazos;

En las imágenes, el diestro José María Dols Samper - "José María Manzanares" 

la conveniencia de adelantar la muleta, para que los pases tengan más longitud, ya dijimos que citar con la muleta retrasada sólo se puede admitir como recurso ante los toros de poco recorrido a los que hay que aliviar; el codilleo que es un defecto propio de principiantes y denota falta de valor, se admite e incluso se admira cuando se hace voluntariamente buscando una reunión más estética de toro y torero y en muchas ocasiones es consustancial a los toreros llamados de arte - hay quien afirma que sin cierto codilleo, mínimo, es imposible torear bien -; finalmente digamos que a los toros con brío y casta hay que bajarles los engaños, en este caso la muleta, para poder someterles y dominarles, lógicamente si a un toro se le fuerza a embestir con la cabeza baja se le está obligando a realizar un esfuerzo mayor y su poderío se quebrará antes que si embiste en su posición natural, claro que por la falta de fuerzas habitual no es frecuente recurrir a este planteamiento y hay que limitarse a llevarlos a media altura para que no se caigan y tengan mayor recorrido.

He dejado deliberadamente para el final un concepto básico y fundamental para torear bien, que en realidad va unido a los anteriores, especialmente al cite.

En la imagen, el diestro Miguel Ángel Perera Díaz - "Miguel Ángel Perera", cruzándose, para "citar al pitón contrario"

Me refiero a la necesidad de cruzarse con los toros, de buscarles el pitón contrario. En el momento del cite hay que estar encunado, el cuerpo del torero entre los pitones y el engaño buscando el pitón contrario, el más alejado. De esa forma el engaño penetra en el radio de visión del toro y además se le obliga a iniciar la embestida con un ligero escorzo. Muchos toreros tienen auténticos problemas para superar esta condición necesaria y de ahí que el primer muletazo de cada serie les salga limpio y correcto y en el segundo se vean comprometidos o tengan que volver a colocarse con lo que se hace imposible la ligazón. 

Rematar los pases y quedarse colocado correctamente -tanto en la distancia, como cruzado- es vital para torear bien, para redondear las faenas. 

Para cruzarse al pitón contrario es necesario retirar la muleta de la visión del toro y avanzar el torero, muchos pretenden colocarse con la muleta "puesta" y eso es imposible; el toro seguiría el engaño con la vista e iría modificando su posición, con lo cual la relación con el torero siempre será la misma, originando esas vueltas interminables del torero en torno al toro que no hacen otra cosa que exasperar al público y obligar muchas veces al desagradable recurso de dar pisotones en el suelo para provocar la embestida.

Torear al hilo del pitón .....

Torear al hilo del pitón es más cómodo, pero además de robar la profundidad de la que hemos hablado, podría resultar más peligroso. Son muchos los percances que sobreviven por no estar cruzado. Cruzarse es sinónimo de valor y en cambio en esa posición, quien es capaz de conquistarla, está más seguro. El diestro Manuel Benítez Pérez "El Cordobés", en una de sus personales interpretaciones del toreo, aseguraba que "pasando el primer pitón se logra el primer millón, si pasas el segundo, consigues ponerte en dos millones y si pasas el tercero -decía sonriendo- te los llevas todos". 

La mayoría de estas normas son básicas -es muy difícil desprenderse de ellas y torear bien - y adquieren especial valor porque suponen ir contra el instinto de conservación de las personas. Si hiciésemos la prueba de colocar a un voluntario delante del más inofensivo becerro, sin que tuviese mayores conocimientos o experiencias que el haber visto toros e incluso haber estudiado las técnicas, todo cuanto realizase iría contra estos conceptos: no se cruzaría, torearía por alto, no mandaría, codillearía, no adelantaría la muleta, .... y paradógicamente, todo esto iría contra su propia integridad.

Habría que decir, aunque fuese de pasada, que las faenas deben hacerse en el espacio más reducido posible del ruedo. Si una faena va saltando de una zona a otra, posiblemente se deba a que es el toro quien está imponiendo los terrenos, algunos aficionados dirían que es el toro quien en realidad está toreando.

 

En la imagen, el diestro Manuel Vázquez Garcés - "Manolo Vázquez"

Por último, no habría que insistir en la conveniencia de buscar, además, la naturalidad, el buen gusto, la capacidad de improvisar, la despaciosidad ....y recordar que, por encima de todo, el toreo, como arte, es especialmente sensible a la inspiración, a la improvisación, a la personalidad de su autor y por ello difícil de codificar, de ahí que muchas de las normas que hemos recogido puedan superarse con un golpe de genialidad.

EL BRINDIS

El brindis

Una vez han sonado clarines y timbales anunciando el último tercio, llega el momento del brindis. Cada matador tiene la obligación de brindar la muerte de su primer toro al presidente de la corrida -Art. 112-, aunque hoy día se ha convertido en mero formulismo -"Con su permiso, señor presidente" es la frase habitual- y si lo consideran oportuno se dirigen a otra persona o al público en general a brindar.

El origen del brindis posiblemente haya que buscarlo en la solicitud de venia que tenían que realizar los nobles ante los monarcas o personalidades de mayor rango, antes de lucir sus habilidades y valor en las primeras corridas regias. Otros, quieren ver en el brindis una rememoración del tradicional "Ave César", de los gladiadores.

Con frecuencia se hace uso y abuso del brindis, lo que ha acabado restándole importancia. Salvo el compromiso reglamentario del primer toro, sólo se deben brindar aquellos a los que se está seguro de hacer faena o triunfar.

La tradición establece que la persona que recibe el honor del brindis debe corresponder con alguna atención y eso ha llevado, en ocasiones, a despertar la picaresca, especialmente en los torerillos que comienzan, que en las plazas pueblerinas tenían la habilidad de enterarse siempre de quién era el rico del lugar. 

En este apartado cabría recordar a los diestros la conveniencia de que también en esta parte de la liturgia taurina, intenten dar la mayor sensación de solemnidad posible. La muleta plegada y la espada en la mano izquierda, deben portarse con respeto y torería; llegar con la montera puesta ante la persona que va a recibir el brindis y destocarse con sencillez; y ya con la montera en la mano derecha, explicarle el motivo del brindis y luego enviarle la montera con gallardía y elegancia -nunca como si se arrojase una piedra-; algunos matadores lo han hecho lanzándola por detrás de la espalda o por arriba de la cabeza tras darse la vuelta. 

LA MULETA

La muleta

Es la tela o engaño con la que los diestros afrontan el último tercio de la lidia.

En la imagen, el diestro Francisco Romero y Acevedo - "Francisco Romero" inventor de "la muleta".

Su invención se le atribuye a Francisco Romero y Acevedo "Francisco Romero", pero fue posteriormente Joaquín Rodríguez y de Castro "Costillares" quién le dio mayor dimensión, por cuanto en principio se trataba de un simple trapo envuelto en tomo a un palillo. En la actualidad es sistemáticamente de color rojo, buscando la mayor excitación cromática de los nervios ópticos del toro, que en realidad no distingue los colores; se compone de una doble tela roja, que extendida puede tener forma aproximada de medio círculo -aunque los gustos de los diestros la han ido recortando-, que se engancha de un palillo, llamado estaquillador, mediante un pincho en un extremo y un cáncamo en el otro. Entre las dos telas rojas se coloca otra tela, en ocasiones dos, según el peso que le quieran dar, y que se llama forro.

 

La espada simulada

Otro utensilio que se ha convertido en habitual, es la espada simulada también llamada "ayuda". Esta circunstancia motiva que los matadores se vean en la necesidad de interrumpir las faenas de muleta para acercarse a la barrera a cambiar los estoques, en muchas ocasiones en el momento menos oportuno. Los toros "piden la muerte" en un momento determinado y esos segundos que se pierden pueden ser fundamentales para que el toro cambie su comportamiento, además la pausa siempre enfría el clímax de una buena faena. El cazador que lleva la escopeta cargada - en este caso la espada de verdad - siempre llevará ventaja para asegurar la pieza. 

EL NATURAL

En la imagen, el diestro Miguel Báez y Espuny - "Litri"

A la hora de hablar del toreo de muleta hay que comenzar imperiosamente por el natural y detenerse en la diversidad de teorías que se han elaborado en tomo a él, ninguna de las cuales pretende restarle méritos, en todo caso sólo aproximarle en importancia -sin lograrlo, claro- el toreo con la derecha, que algunos estudiosos pretenden llamarle también natural. En realidad, como dice José María Cossio, "en el mecanismo de la ejecución no es distinto un pase natural con la izquierda de un pase natural con la derecha", si bien y siguiendo con el mismo autor, varían las circunstancias, como es el hecho de que cuando se torea con la derecha el torero se ayuda con la espada y la muleta amplía su superficie, lo que en teoría aumenta la ventaja del toreo.

El motivo de la polémica entre técnicos y estudiosos sobre si el natural es sólo el toreo que se realiza con la izquierda, por arriba o por abajo, está en los comienzos del toreo en los que la posición natural de la muleta era la mano izquierda, mientras que la derecha mantenía necesaria y exclusivamente la espada. Las teorías opuestas parten de que el toreo al natural es cuando se vacía el toro por el mismo lado que se lleva la muleta -sea la izquierda o la derecha- y llaman pases cambiados cuando el toro sale por el lado opuesto, que sería lo que en el toreo moderno se llaman pases de pecho y todos cuantos se inician como él.

En la imagen, el diestro Santiago Martín Sánchez - "El Viti"

Aunque es fácil de comprender el sentido de esta última teoría, lo cierto es que en la actualidad se sigue denominando pase natural al que se ejecuta con la izquierda y si me apuran, sólo a los que se rematan por abajo. Y ha sido tanta la importancia del toreo al natural, es decir del toreo con la zurda, que "tener mano izquierda" -en clara referencia al toreo por naturales- es sinónimo de sinceridad, de valor y de habilidad en el lenguaje coloquial de los españoles y en cualquier actividad. Y muchas son las tardes en las que los aficionados reclaman que el matador "se eche la muleta a la izquierda" y los que le regatean trofeos si no se ha toreado con la zurda, zocata dicen los castizos.

Todo esto y aunque reconozcamos la supremacía del pase natural, con la izquierda, no debe impedir que valoremos el toreo con la derecha. Toreros de la relevancia del mismísimo Antonio Ordóñez Araujo, han situado esta variante en las más altas cotas del arte de torear, incluso se dijo que el maestro de Ronda toreaba mejor con la derecha.

En la teoría más primitiva, el toreo se limitaría a ligar el natural con el de pecho, lo cual incluso ante los oponentes de menos entidad tiene un índice de dificultad elevadísimo.

Para torear ortodoxamente al natural hay que coger el estaquillador lo más cerca del centro -nunca del extremo-, buscarle la distancia al toro, enfrontilarse con él -estar cruzado-, en la posición del medio pecho que hacíamos referencia cuando hablábamos de la verónica, tener adelantada la pierna contraria -en este caso la derecha-, adelantarle el engaño y cuando el toro inicia la arrancada sacarle la pierna natural -en este caso la izquierda- para romper la trayectoria rectilínea del toro, descargarse sobre esa pierna, y correr la mano para mandar la embestida lo más lejos posible, teniendo en cuenta que el remate tiene que ser por bajo -salvo que la cortedad de la embestida o la falta de espacio físico, obligue a rematar por arriba-, acompañando de un giro de muñeca que deje colocado al toro y al torero para repetir la suerte. En este trayecto que recoge las más preciadas virtudes del toreo se debe "parar, templar y mandar" y para ello es importante, además, que el toro no puntee ni enganche la muleta y se recomienda que un ligero giro de cintura acompañe la embestida del toro -pechear, dicen los taurinos-, mientras la figura debe permanecer lo más erguida posible y los riñones metidos. 

Luego la práctica y la realidad nos hacen aceptar una disminución de estas condiciones y son muchas las veces que aplaudimos o gustamos del natural a pies juntos, o de perfil, o incluso con la muleta retrasada. Pero dejemos claro que cuanto más se alejen de esas condiciones ideales, menos puro será el toreo y menos mérito tendrá.

EL DERECHAZO

Participa de la misma técnica del natural, ya dijimos más atrás que sólo se diferenciaba en que la muleta se empuñaba con la mano derecha y que cuenta con la ayuda de la espada para ampliar la superficie de la tela. Lógicamente la colocación del torero y sus movimientos serán opuestos. Algunos tratadistas le denominaron en alguna ocasión "dextorso", sin que el vocablo hiciese especial fortuna.

DE PECHO

En la imagen, el diestro Juan Belmonte García - "Juan Belmonte"

Debe ser la consecuencia inevitable del natural y del derechazo. Como en el caso anterior, su pureza máxima se alcanza cuando se realiza con la izquierda. Cuando se torea correctamente por naturales llega un momento en el que el toro gana terreno o se queda corto por el esfuerzo de una serie larga de muletazos o porque el natural se ha rematado tan atrás de la cadera que no es posible darse la vuelta, y hay que vaciar la embestida del toro que se viene encima con el pase de pecho, sin enmendarse o simplemente dando un paso para estar perfectamente colocado.

Sobre este muletazo, que cuando se realiza en cadena o sin venir a cuento no tiene excesiva dificultad, se han disparado las polémicas sobre si su ejecución ortodoxa obliga a llevar al toro en un trayecto rectilíneo o por si al contrario hay que obligarle a una trayectoria curvilínea. No creo que la polémica tenga especial consistencia. El toreo puro es curvilíneo y ello supone siempre un mayor dominio del toro. Una trayectoria rectilínea que algunos maestros han practicado con éxito, se aproxima mucho al simple dejar pasar el toro por abajo de la muleta. A título personal me inclino por el pase de pecho en el que se adelanta todo lo posible la muleta -todo lo que permite la proximidad del animal al rematar el natural- y se lleva al toro describiendo una circunferencia en torno al torero, que tiene la pierna contraria adelantada, hasta darle salida por el hombro contrario al que ha entrado.  

Todo ello con todos los aditamentos del pase natural. En los últimos tiempos han sido muchos los toreros que han buscado perfeccionar este muletazo, siendo Santiago Martín Sánchez "El Viti" un auténtico maestro y cabría recordar que José María Dols Abellán "José María Manzanares" dio tema a las tertulias de Madrid tras un gran pase de pecho en un San Isidro, Julio Robles, José Cubero Sánchez "Yiyo", ... han sido y son toreros que lo han dominado a la perfección.

..... mal pase de pecho.

El mismo pase de pecho cuando no se lleva, es decir cuando no se manda al toro, se puede convertir en un vulgar telonazo. 

En cambio, un pase de pecho en su momento y como mandan los cánones, es el instante cumbre en que estalla la emoción contenida del natural, la catarata en la que se precipita toda la bravura del toro.

LOS AYUDADOS

En la imagen, el diestro Antonio Ordóñez Araujo - "Antonio Ordóñez"

Son aquellos muletazos en los que la tela cuenta con la ayuda de la espada para desplegarse en mayor extensión. Pueden ser a una sola mano - la derecha- o a dos manos, tanto por arriba como por abajo y alternativamente por uno u otro pitón. Cuando se dan por alto, a dos manos, y cargando la suerte pueden alcanzar gran belleza y mérito. Últimamente Ortega Cano parece haberlo redescubierto, y a diferencia de lo que en los últimos años era habitual, los ejecuta en la parte final de la faena. 

Lógicamente, cuando se rematan por abajo tienen más mérito. Se practican en los comienzos de faena para dominar las primeras embestidas de los toros, -"poderles" en el argot- y a la vez comprobar la calidad de la embestida por los dos pitones. Se procura no recortarles el viaje, sino al contrario, llevarles lo más lejos posible para enseñarles a embestir, si es que al toro se le puede enseñar a embestir. El torero, en su ejecución, suele flexionar las rodillas para darle mayor extensión. 

En la imagen, el diestro Alfonso Cela Vieito - "Celita"

Cuando se realiza sin flexionar las rodillas y de derecha a izquierda se le denomina TRINCHERA, de la que derivan las TRINCHERILLAS, que se producen cuando se carga menos la suerte y el muletazo es más ligero,

En la imagen, el diestro Francisco Camino Sánchez - "Paco Camino"

y los TRINCHERAZOS que encajan o coinciden con los ayudados por bajo de los que hemos hablado más arriba.

En la imagen, el diestro Manuel Cortés de los Santos - "Manolo Cortés"

Cualquiera de estos muletazos puede convertirse en el remate perfecto a una serie de naturales o derechazos. 

Cuando los ayudados se realizan por alto y con los pies juntos se les denomina ESTATUARIOS,

En la imagen, el diestro Manuel Jiménez Moreno - "Chicuelo"

y en alguna época se les llamó del "celeste imperio" por cuanto algún revistero escribió que Rafael Gómez Ortega "El Gallo" los inventó para engañar a los chinos. En principio este muletazo no tiene otra técnica ni mérito que quedarse quieto y levantar el engaño para que pase el toro, pero resulta altamente espectacular. Han sido muchos los diestros que lo incorporaron con gran frecuencia a sus faenas, como el propio Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", Antonio Borrero Morano "Chamaco", Miguel Báez y Espuny - "El Litri" ...

En la imagen, el diestro Francisco Romero López - "Curro Romero"

Lógicamente, la personalidad de cada diestro puede matizar cada una de estas variantes hasta hacerlas diferentes. Muchas de ellas se pueden realizar con las dos rodillas en tierra, con una sola, sentados en una silla -costumbre en desuso- e incluso sentados en el estribo de la barrera. 

Otro muletazo semejante y que podría entrar perfectamente en este grupo es el llamado pase DE LA FIRMA,

En la imagen, el diestro José Tomás Román Martín - "José Tomás"

que se inicia con un derechazo y en lugar de rematarlo en su longitud máxima se le recorta el viaje al toro y se le deja colocado para ligar con el de pecho o con un trincherazo. Dicen los tratadistas que fue Manuel Granero Valls "Manuel Granero" quién le dio la mayor relevancia. 

AFAROLADO

En la imagen, el diestro Raúl Acha Sáenz - "Rovira"

Se consideran pases de adorno y como todos, cuando se realizan con torería y verdad puede tener interés, especialmente en la búsqueda de variedad. Juan Belmonte García le dio gran realce. Se puede realizar tanto con la mano izquierda como con la derecha y como en el capote, consiste en pasar el engaño por encima de la cabeza. Además, tiene otras dos variantes, se puede iniciar como un natural y al final girar el cuerpo del torero para pasarse la muleta por arriba o iniciarse como un pase de pecho y al final del mismo es cuando se pasa la muleta por arriba. Se suele realizar para rematar alguna serie sustituyendo al pase de pecho o como complemento de éste.

MOLINETE

En la imagen, el diestro Juan Belmonte García - "Juan Belmonte"

Están considerados también como pases de adorno y tienen muy diversas interpretaciones. Su mejor entronizador fue Juan Belmonte García "Juan Belmonte", que lo daba con la derecha y girando entre los pitones.

En la imagen, el diestro Domingo López Ortega - "Domingo Ortega"

Se le podría considerar una derivación de la chicuelina. Y dado de pie o de rodillas, con la izquierda o con la derecha, iniciado como un natural o como un pase de pecho, su particularidad reside en que, a mitad de viaje del toro, el diestro gira airosamente sobre sí mismo y en dirección contraria a la trayectoria del toro. Santiago Martín Sánchez "El Viti", dentro de su sobrio repertorio lo ejecutó con gran parsimonia; otras variantes más alegres y ligeras entran dentro de la llamada escuela sevillana.

En la imagen, el diestro Carlos Ruíz Camino - "Carlos Arruza"

Arruza lo realizaba con mucha frecuencia de rodillas y encadenado uno tras otro, lo que resultaba altamente espectacular.

MANOLETINAS Y GIRALDILLAS

 

En la imagen, el diestro Miguel Báez y Espuny - "Litri"

Son prácticamente lo mismo y entran en el grupo de los ayudados. El torero se coloca de frente al toro y le muestra la muleta por el lado derecho. Cuando acude el toro basta con correr un poco la mano y dejar pasar el toro por abajo de la muleta que le barrerá los lomos. Si el diestro mantiene la muleta sujeta por la espalda con la mano izquierda, es cuando se le llama manoletina.

En la imagen, el diestro Benigno Aguado de Castro

Los tratadistas aseguran que antes que Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" la practicaron Victoriano de la Serna y Gil y Rafael Ortega Domínguez "Rafael Ortega", y que incluso con anterioridad formaba parte del toreo bufo. Para mejor valoración se hace imprescindible la quietud del torero, porque otra virtud es difícil buscarle. Juan García Jiménez "Mondeño" les dio un aire muy personal y estoico y su cite era de perfil en lugar de frente como hemos dicho. Litri la ejecutó con frecuencia con la variante de mirar al tendido como buscando ...mayor emoción.

En la imagen, el diestro Juan García Jiménez - "Mondeño"

Joaquín Bernardó Bertomeu "Joaquín Bertomeu" las practicó con frecuencia ofreciendo la muleta por el lado izquierdo pero manteniéndola con la mano derecha.

En una corrida en la que actuó como único espada en Alicante, el diestro José María Dols Abellán "José María Manzanares" la practicó cargando la suerte y procurando alargar el máximo el muletazo. 

CAMBIO

En la imagen, el diestro Juan Sal López - "Saleri"

El cambio con la muleta más famoso fue el que realizaba Antonio Bienvenida Jiménez "Antonio Bienvenida" y que tras una cornada gravísima dejó progresivamente de realizarlo hasta que prácticamente ha desaparecido. Se citaba al toro de frente con la muleta en la izquierda, todavía plegada y con la espada puesta como cuando se brinda, y justo en el momento en que el toro llegaba a jurisdicción se le cambiaba la trayectoria y se le vaciaba como si se tratase de un pase de pecho con la muleta plegada. También podría hacerse desplegando la muleta en el momento de cambiarle el trayecto al toro. 

 ......pase cambiado por la espalda. 

Hoy en día se ve con frecuencia el pase cambiado por la espalda. El diestro cita como si fuese a darle un derechazo y cuando llega el momento le cambia la trayectoria y lo vacía por la espalda.

En la imagen, el diestro Pedro Martínez González "Pedrés", ejecutando un "fallero".

Otra variante es el conocido como "el fallero" que hizo propio el diestro Pedro Martínez González "Pedrés". Se citaba al toro muy cerrado, al hilo de las tablas, con la muleta plegada en la mano izquierda y mirando hacia adentro y en el momento de la reunión se la desplegaba por detrás de la espalda con un pase por alto. A partir de la condición básica de cambiar la embestida del toro, la creatividad puede darle los matices que desee.

CAMBIO DE MANO 

En la imagen, el diestro Rafael Gómez Ortega - "El Gallo"

Cuando un toro embiste mucho mejor por un lado que por el otro el torero puede adoptar el recurso de rematar los naturales o los derechazos cambiándose la muleta de mano por la espalda, para así poder ejecutar el pase de pecho sin necesidad de ponerse frente al pitón dificultoso. Es una manera airosa de evitar el compromiso. Los cambios de mano también se pueden hacer por delante o por simples razones de variedad.

KIKIRIKI

En la imagen, el diestro Antonio Ordóñez Araujo - "Antonio Ordóñez"

Muletazo que practicaba José Gómez Ortega "Joselito" y cuya denominación se debe al crítico "Don Pío" conocido por su gallismo. Se trata de un muletazo que se realiza a media altura con las dos manos e indistintamente por uno y otro pitón. Apenas el toro ha pasado se le retira la muleta que rápidamente gana el pitón contrario. La postura de los codos y la gracia de los movimientos del torero, le sitúan como muy característico de la escuela sevillana.

REDONDOS Y CIRCULARES

En la imagen, el diestro Francisco Girón Díaz - "Curro Girón"

En los últimos tiempos se puso muy de moda el toreo en redondo, los circulares, para lo cual los diestros son capaces de adoptar las más difíciles posiciones.

En la imagen, el diestro Francisco Girón Díaz - "Curro Girón"

Los hay que consiguen hasta que el toro dé varias vueltas a su alrededor. Para ello citan de espaldas, incluso fuera de cacho, cruzan las piernas, se contorsionan, rectifican constantemente la posición de los pies mientras ellos siguen pegados a los costillares del animal, que necesariamente tiene que ser nobilísimo para soportar este toreo.

En la imagen, el diestro Manolo Dos Santos, ejecutando una "dosantina"

Algunos han llamado a estos muletazos "de la noria", o "dosantinas" cuando se trata de un derechazo citando de espaldas, que practicaba con frecuencia Dámaso González Carrasco "Dámaso González", que en muchas ocasiones lo ligaba con un derechazo normal. A nuestro entender, el toreo no debe ir más allá de lo que dé la cintura del torero y el juego de muñeca. 

LOS DESPLANTES

En la imagen, el diestro Manuel Jiménez Moreno - "Chicuelo"

Son aceptables y plausibles cuando se realizan en su momento, como demostración de que la situación está superada. Abusar de ellos, por mucho que gusten a la galería, nunca estará bien visto incluso por el público que le puede recordar al diestro la conveniencia de que se aplique en funciones más meritorias. El buen gusto es más necesario que nunca.

En la imagen, el diestro Rafael Echevarría Gutiérrez Chacártegui - "Rafael Chacarte"

Cuantos hemos reseñado son los más importantes pases del toreo moderno, los fundamentales y los adornos más frecuentes y vistosos, aunque queremos insistir que de la creatividad e imaginación de los toreros pueden surgir otras variantes, como sería "el tres en uno", combinación de pases sin enmendarse que hizo famosa Julio Aparicio Martínez,

los abaniqueos,

En la imagen, el diestro Diego Puerta Dianez - "Diego Puerta"

las arrucinas,

En la imagen, los diestros (1) Victoriano Posada y (2) Manolo Arruza, ejecutando "la arrucina".

el pase militar -que no es otra cosa que un muletazo por alto en posición marcial y a una mano-, la bandera muy semejante al anterior...;

tenemos también el pase de las flores,

En la imagen, el "pase de las flores" cuadro obra del pintor Ruano Llopis, inspirado en el diestro Victoriano de la Serna, inventor del mismo.

especie de molinete en el que se cita de frente y se le da salida con la parte posterior de la muleta y que realizaba con frecuencia Pedro Gutiérrez Moya "El Niño de la Capea";

o la lasernina, iniciada como un derechazo y a mitad de viaje se le hurta la muleta de la cara con un giro de muñeca. 

En la imagen, el diestro José González Lucas - "Pepe Dominguín"

En muchas ocasiones las condiciones del toro no permiten este toreo de lucimiento y los diestros recurren, cada día menos, al toreo por la cara, al macheteo para restarle fuerzas antes de entrar a matar, a los pases de pitón a pitón, a los tirones por la cara para cambiarles de terreno y demás recursos de una lidia a la defensiva y poco lucida, que hoy en día difícilmente aceptarían los públicos.

ABANIQUEOS

En la imagen, el diestro Diego Puerta Dianez - "Diego Puerta"

No es otra cosa que unos adornos sin que pase el toro para demostrar que ha sido dominado. El maestro Antonio Mejías Jiménez "Antonio Bienvenida" lo hacía con una gracia especial, José Fuentes Sánchez "José Fuentes" también lo tenía en su repertorio más habitual. Se puede realizar con una y otra mano y consiste en hacer revolotear la muleta por delante del toro, que habitualmente seguirá el vuelo con un ligero movimiento de cabeza.

LA ESTOCADA

En la imagen, el diestro Juan José Padilla Bernal - "Juan José Padilla"

Hemos llegado al momento de la verdad, la suerte suprema, la estocada. Toro y torero frente a frente. Ella sólo, merecería un tratado de tauromaquia. Durante largo tiempo fue fin y objetivo de la corrida, hoy en día, aunque ha perdido importancia -mejor se la han quitado- una buena estocada es capaz de salvar una mala tarde. No obstante, se siguen dando por buenas todas aquellas que originan una pronta muerte, aunque su ejecución y colocación no sean ortodoxas.

Hay dos modalidades distintas y básicas para realizar la suerte de matar, recibiendo y al volapié: en la primera el torero espera al toro que acude a su cite, en la segunda es el torero quien va al toro, y entre ellas surgen otras modalidades como al encuentro, a un tiempo, aguantando, arrancando. 

RECIBIENDO

Estocada recibiendo.

Es la forma más primitiva de matar los toros. Se practicaba entonces y ahora cuando los toros tienen fuerzas suficientes para acudir al cite del matador, que bien adelantará la pierna izquierda o solamente la muleta y le atraerá hacia él para vaciarle como si diese un pase de pecho sin enmendarse. Previamente se habrá situado en la distancia adecuada para provocar la embestida y en la prolongación del pitón derecho. Como en todas las modalidades de la suerte de matar, la muleta tiene que estar ligeramente doblada sobre el estaquillador para poderla manejar más fácilmente. La mano derecha, la que mantiene el estoque deberá estar prácticamente pegada al pecho y el codo a la altura aproximada del hombro. 

VOLAPIÉ

En la imagen, el diestro José Antonio Morante Camacho - "Morante de la Puebla"

Fue inventado por Joaquín Rodríguez y de Castro "Costillares" para estoquear los toros parados.

En la imagen, el diestro Joaquín Rodríguez y de Castro - "Costillares"

El matador deberá perfilarse en corto y entrará adelantando la muleta hacia bajo del hocico para que el animal humille y le permita hundir el estoque en la cruz y salir por los costillares a la vez que dirige la embestida con la muleta, como si diese un pase de pecho. De la rectitud con que entre, de lo limpio que salga del embroque -nunca debe perder la muleta- y de la colocación de la espada, dependerá la perfección de la suerte.

En sus comienzos se ejecutaba con el toro totalmente parado, hoy en día el toro llega a arrancarse y está más próxima a lo que más adelante definiremos como estocada arrancando. Actualmente cuando el toro no se mueve se llega incluso a exculpar al diestro si no ha consumado la suerte, argumentando que el toro no le ha ayudado.

El volapié tiene tres tiempos que no hay que confundir con los saltitos o movimientos que algunos diestros hacen en el momento de perfilarse. Un volapié consta de arrancar, que se debe hacer derecho y con fe, mirando al morrillo; cruzar, que es el momento en que el toro mete el pitón derecho y roza al torero, situación muy comprometida por cuanto el matador ha perdido de vista las defensas de su oponente; y salir o vaciar, parte final de la suerte en la que el diestro debe acabar de mandar al toro con la muleta y deslizarse por los costillares para separarse de él. Como en todas las modalidades de la estocada y del toreo en general, se valorará la lentitud con que se realice, cuanto más despacio mejor, más durará la reunión.

AGUANTANDO

Estocada aguantando.

Es suerte muy parecida a la de recibir. A diferencia de aquella, en ésta el diestro no cita al toro, sino que estando perfilado se le arranca el toro de imprevisto y decide esperarle a pie firme y consumar la suerte. 

ARRANCANDO

Estocada arrancando.

Es una variante muy parecida al volapié, en realidad coincide con lo que en la actualidad denominamos volapié, pues el toro, en el último momento, inicia su arrancada.

A UN TIEMPO Y AL ENCUENTRO

Son suertes muy parecidas. En la primera el matador se encuentra con una arrancada imprevista del toro y tiene que resolver entre pasar sin clavar o meter la espada.

En la imagen, el diestro Santiago Martín Sánchez - "El Viti"

En la segunda, tras citar a recibir no lo espera y arranca él también. En ambos casos se puede decir que la suerte se consuma en mitad del recorrido entre ambos.

Otra forma de matar, aliviándose, es a la media vuelta, o escapando deliberadamente del encuentro, lo que se denomina "a paso de banderilla". Se puede hablar en este momento del metisaca como particularidad final. En muchas ocasiones producto de la violencia del encuentro, el diestro se lleva tras él la espada sin querer, en otras ocasiones se da cuenta de que la colocación no es buena, incluso que asoma por algún costado o por abajo y tiene la picardía de llevarse la espada para ver si pasa desapercibido el fallo.

Con anterioridad a la realización de cualquier modalidad es necesario cuadrar el toro adecuadamente. Lo habitual es cuadrarlo en el tercio, aunque el matador debe variarlo según la condición de cada oponente. Tendrá que estar con las manos juntas no para que abra los omoplatos y pueda penetrar la espada, sino para que al arrancar no le gane la acción al matador. La cabeza debe estar a su altura natural, ni alta porque no dejaría parar al torero, ni baja porque el derrote podría ser muy rápido.

LA SUERTE NATURAL Y LA SUERTE CONTRARIA

Ejemplo visual 1) Ejecución de la suerte natural.

En la imagen, el diestro Julián López "El Juli", en la suerte natural.

En la primera, el toro está situado dando su costado derecho a las tablas, para que una vez consumada la suerte el matador salga entre las tablas y el toro.

Ejemplo visual 2) Ejecución de la suerte contraria.

En la imagen, el diestro Sebastián Turzack Castella - "Sebastián Castella", en la suerte contraria.

La suerte contraria es al revés y el toro es quien pasa entre el torero y las tablas. Se utiliza cuando el toro tiene querencia a apretar hacia los adentros.

OTRAS VARIANTES

Son "con los terrenos cambiados", que sería cuando el toro está cerca de los medios mirando hacia las tablas; o "en terreno de banderillas" cuando está en el tercio mirando hacia los medios; o en tablas cuando el toro está aculado a ellas - lo que será muy complicado- o pegado a las mismas; se puede matar también "de dentro a afuera", que se utiliza cuando el toro está muy parado y se quiere aprovechar su posible querencia hacia las tablas.

En ocasiones un matador que ha cuajado una faena importante en los medios, si lleva la espada de verdad puede aprovechar el momento en que el toro cuadra para entrar a matar, si tiene arrestos para ello. Francisco Rivera Pérez "Paquirri" lo logró en alguna ocasión y resultó de una espectacularidad y emoción incomparable.

Los buenos estoqueadores, toreros que debían su fama fundamentalmente al buen manejo de la espada, abundaron más en los comienzos del toreo, lógicamente por la importancia que se le daba a esta suerte por encima de las demás. Cabría recordar a don Luis Mazantini, El Espartero, Algabeño, Machaquito, Vicente Pastor, Curro Vázquez, Varelito, Martín Agüero .... y más recientemente también hubo grandes estoqueadores como Rafael Ortega, Manuel Rodríguez "Manolete", Paco Camino, Jaime Ostos, Francisco Rivera Pérez "Paquirri", José María Dols Abellán "José María Manzanares" y últimamente Juan Antonio Ruíz "Espartaco", aunque como Francisco Rivera Pérez "Paquirri" e incluso Jaime Ostos, hacían la suerte un poco rápidos. Habría que añadir que los grandes toreros cuando cuajan una gran faena difícilmente no la coronan con la espada. Y antes de poner punto final cabría decir que los buenos estoqueadores nunca deben volver la cara ni cerrar los ojos.

CLASES DE ESTOCADAS

El lugar óptimo en que debe caer la espada es la cruz y si entra con la inclinación adecuada lesionará el lóbulo apical de cualquiera de los dos pulmones, el lóbulo cardíaco y en consecuencia el corazón, la arteria aorta y la pulmonar. Cualquiera de las lesiones citadas pueden ser mortales.

Ejemplo visual 3)  ..... la estocada según su penetración.

La estocada, por su penetración puede ser: pinchazo sin soltar, pinchazo hondo, estocada corta, media estocada, estocada honda y hasta la bola.

 

Ejemplo visual 4)  ..... la estocada según su colocación.

Por su colocación se califica como: caídas, bajas, bajonazo, golletazo, que también llaman chalequera, en relación a la derecha de la cruz.

Ejemplo visual 5)  ..... la estocada con respecto a la línea de la cruz.

En la línea de la cruz, además de la posición correcta, se distinguen las pescueceras, las delanteras, las pasadas y las traseras.

Ejemplo visual 6)  ..... la estocada a la izquierda de la cruz.

Si la espada ha caído a la izquierda de la cruz se le llama contraria, que puede producirse de tanto atracarse el torero de toro.

Por el ángulo de penetración, la estocada correcta debe tener un ángulo de 45° respecto al espinazo del toro.

Ejemplo visual 7)  ..... otras estocadas.

Las otras pueden ser verticales o tendidas si tienden a la horizontalidad.

El descabello

En ocasiones la estocada no es suficiente para lograr que el toro doble y entonces se hace necesario el uso del descabello, uso que contempla el reglamento y al que se debe llegar cuando la res está tan agotada que hace imposible entrar a matar de nuevo. No es una suerte de especial mérito torero, más bien debe considerarse una especialidad de los matarifes, pero son muchos los diestros que por un fallo en ese momento final ven disminuir sus éxitos. No se debe recurrir a él mientras el oponente tenga vigor para intentar de nuevo la suerte del volapié, aunque en algún momento se puede caer en la tentación para evitar el compromiso de una nueva entrada con la espada.

Para descabellar hay que introducir la punta del estoque de descabellar entre las vértebras cervicales, tras el testuz, con el fin de seccionar la médula espinal.

Antiguamente se descabellaba con la misma espada de matar, pero como estas saltaban en ocasiones al tendido con el consiguiente peligro para los espectadores se ideó el estoque de cruceta, que fue ideado por Vicente Pastor Delgado Durán "Vicente Pastor" y adoptado como obligatorio en 1936. La cruceta debe estar colocada justamente a 100 milímetros de la punta del estoque que será más largo o menos en función de la comodidad del diestro.

Si el toro ha doblado, el atronarlo, es decir el rematarlo con la puntilla, es tarea del puntillero, que puede ser un miembro de la cuadrilla o el puntillero de la plaza.

La concesión de trofeos es la parte final de una faena y la parte en ocasiones polémica. El público silbará, guardará silencio o aplaudirá según su propio criterio y en atención a ello el diestro saldrá a corresponder e incluso podrá dar la vuelta al ruedo si los aplausos del público así parecen solicitarlo. La concesión de otros trofeos ya es materia que compete al presidente. Este, concederá la primera oreja atendiendo la petición mayoritaria del público. La segunda oreja de una misma res será de exclusiva competencia del presidente, que tendrá que tener en cuenta la calidad de la res estoqueada, la dirección de la lidia y la faena realizada tanto con la muleta como con el capote, así como la ejecución de la estocada. La presidencia en casos excepcionales podrá conceder hasta el rabo. El corte de patas está prohibido. 

Al final de la corrida el diestro que haya cortado dos orejas en su actuación, podrá salir en hombros por la puerta principal de la plaza. La fuerza pública tiene la obligación de evitar la salida de los diestros que no hayan conseguido el mínimo de trofeos. En Sevilla, la Puerta del Príncipe, es la excepción y el hecho de cortar trofeos no es suficiente para poderla franquear en triunfo. Hace falta la decisión explicita de la presidencia. Los matadores que hayan cortado dos orejas o más, si el presidente no permite que abran la Puerta del Príncipe, podrán salir por otra puerta. 

 

Fuente: Diputación Provincial de Valencia, publicada en Cuadernos Taurinos 6: Aquí se habla del uso de la muleta en todas sus variantes y de la suerte suprema que es entrar a matar. Textos de don JOSE LUIS BENLLOCH RAUSELL. Valencia 1986. Ejemplos visuales 1),2),3),4),5),6),7) por don Enrique Moratalla Barba y don Vicente Peydró Ferrer. Valencia 1986.