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Toreo Bufo o Cómico

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VER – D. TANCREDO

 

Por su gran interés didáctico e informativo, y con el fin de facilitar y potenciar el conocimiento de la fiesta de los toros, reproducimos con admiración y respeto parte de la obra de la Junta de Andalucía. Consejería de Gobernación. Dirección General de Espectáculos Públicos, Juego y Actividades Recreativas. Cuadernos de Aula Taurina: Otras Tauromaquias, por D. José María Martínez Parras. Sevilla, 2007.

 TOREO CÓMICO

El toreo cómico es una modalidad taurina cuya finalidad es hacer reír a los espectadores, interpretando una serie de números o skets extravagantes o burlescos o haciendo alguna parodia.

La historia del toreo cómico está íntimamente ligada a la de las corridas de toros, siendo el toreo caballeresco lo primero que se caricaturizó. Se tiene constancia de que, ya en el siglo XVI, se hacía una versión burlesca del toreo ecuestre, al actuar cómicos montados en burros o en caballos de cartón. Desde el siglo XVII al XIX fue muy popular en el toreo cómico el que el diestro esperara al toro con un cántaro lleno de ceniza, estrellándoselo en el testuz -lo que le producía ceguera- burlando sus acometidas, mientras otro diestro con dos muletas de madera lo citaba una y otra vez por ambos lados castigándole.

Pronto adquirieron gran relevancia la representación de ciertas escenas cómicas y algo esperpénticas que la salida de la res interrumpía. Estas representaciones, llamadas genéricamente MOJIGANGAS, tuvieron un gran apogeo durante los siglos XVIII y XIX. Durante esta época son numerosas las mojigangas que estrenan y que generalmente tenían nombres muy rimbombantes. En muchas ocasiones el espectáculo terminaba con un castillo de fuegos artificiales.

Una de las mojigangas que más éxito tuvo, durante el siglo XIX, fue "LA CUEVA DE FIERABRÁS" cuyo guion era el siguiente: "El primer novillo encontrará a su salida una cueva encantada; al penetrar en ella aparecen : Fierabrás de Alejandría, Bernardo del Carpio, el valiente moro Tarfe y un gran número de almogávares, castellanos, abencerrajes y zegríes; saliendo la fiera de la caverna, se encuentra con el famoso Don Rodrigo Díaz de Vivar (Cid Campeador), el gallardo Garcilaso de la Vega y el nunca olvidado capitán Tragabombas, los que lancearán al bicho como en la antigua y original usanza; luego le banderillearán los almogávares, castellanos, abencerrajes y zegríes al estilo puramente árabe, dándole muerte el bravo Fierabrás. Al segundo novillo, después de correr parecidas peripecias, le dará muerte el vencedor de los Doce Pares de Francia en Roncesvalles, el forzado Bernardo del Carpio".

A lo largo del siglo XIX, las mojigangas rivalizaron con las luchas de fieras en las que se enfrentaban toros con animales como leones, tigres o elefantes.

Cuando se inventó la bicicleta, surgieron números cómicos en los que el conductor burlaba la acometida y el acompañante ponía banderillas a los novillos desde ella. Igual ocurrió con la llegada de las motocicletas.