Desde inicio Corrida a final Lidia
Por su gran interés didáctico e informativo, y con el fin de facilitar y potenciar el conocimiento de la fiesta de los toros, reproducimos con admiración y respeto parte de la obra de la Diputación Provincial de Valencia, publicada en Cuadernos Taurinos 2: Aquí se habla de todo lo que sucede en la Plaza, desde que suena el clarín hasta que se despeja la última incógnita de la lidia. Textos de don JOSE LUIS BENLLOCH RAUSELL. Valencia 1988.
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UN DIA DE TOROS - DESDE EL INICIO DE LA CORRIDA, HASTA EL FINAL DE LA LIDIA -
Presidencia del festejo
Clarines y timbales son la traducción musical de las órdenes del Presidente.
Clarines y timbales
Sonarán por vez primera a la hora en punto, cuando el "usía" mande que comience a cumplirse el programa y los alguacilillos inicien el despeje de la plaza, volverán a sonar a lo largo de la corrida, siempre que lo ordene el Presidente, para que salga el toro, para que se cambien los tercios, para dar los avisos...
Alguacilillos
El primer toque de clarín, con el acompañamiento de los timbales, supone una descarga de adrenalina y el "Vamos p'alante".
Paseíllo
Cada matador tiene su propia cuadrilla, que será la misma toda la temporada o variará, en función de la categoría laboral del maestro, que se establece según el número de corridas toreadas la temporada anterior. La cuadrilla la componen tres banderilleros y dos picadores.
Cuadrilla
Además está el mozo de espadas, que se encarga de organizar los viajes, alojamientos y vestir al matador, siendo un hombre de plena confianza. En muchas ocasiones está auxiliado por un "ayuda", que hace labores de menos responsabilidad o más manuales.
Mozo de espadas y "ayuda"
De los tres banderilleros, dos tienen la categoría de peones de confianza. Cada uno de ellos lleva el peso de la lidia de un toro y banderillea - dos pares - el otro.
Banderillero lidiador o bregador
Banderillero de - dos pares -
El tercer banderillero tiene menos responsabilidades: pondrá un par de banderillas a cada toro y defenderá al picador que está "haciendo la puerta", es decir, al que permanece en el ruedo mientras pica el compañero.
Este banderillero también saldrá a "cortar" en el tercio de banderillas del toro anterior, que no pertenece a su matador.
Banderillero saliendo al "quite" o "cortando"
En algunos casos asume las funciones de puntillero.
Banderillero "puntillero"
El Presidente es un funcionario del Cuerpo Superior de Policía, que representa a la autoridad gubernativa.
Presidencia del festejo
En la mayoría de los casos el nombramiento recae sobre un comisario, que durante la corrida está asesorado por un veterinario y un experto en toreo, que suele ser un torero retirado. En el callejón, un equipo de funcionarios del mismo cuerpo le representa y transmite sus órdenes.
El Presidente dispone de pañuelos de varios colores con significados concretos, que utiliza para dirigir la corrida.
Blanco: Se utiliza para indicar que comience el festejo, para ordenar la salida del toro, para cambiar el tercio, para dar los avisos y para conceder los trofeos.
Rojo: Cuando aparece sobre el palco presidencial supone el peor castigo que se le puede imponer a un toro, es decir, que se le pongan banderillas negras, -antes eran de fuego-, por manso. Esta decisión se adopta cuando el toro se ha negado a acudir al caballo para ser picado. Las banderillas negras tienen el arpón más largo para compensar, al menos teóricamente, la falta de castigo en varas.
Verde: Significa la devolución del toro al corral.
Azul: El Presidente, por la bravura y juego dado por el toro, ordena que se le de la vuelta al ruedo. Se saca a petición mayoritaria del público.
Naranja: Es la mayor gloria ganadera. Para ordenar la concesión del indulto a la res.
Negro: Su uso en otros tiempos, era para ordenar poner "banderillas de fuego" al toro.
Ceremonia de la toma de alternativa
Los matadores actúan por orden de antigüedad, y ésta viene dada por la fecha de la alternativa.
En el caso de los novilleros, prevalece la fecha del debut con picadores.
El matador al que le corresponde lidiar el toro se sitúa en el burladero más opuesto a la puerta de toriles. Le acompaña en ese burladero el peón de confianza, que le auxiliará más directamente en la lidia de ese toro. Su segundo peón se sitúa en el burladero de su derecha, y el "tercero" en el burladero de la izquierda. En caso de que el matador reciba al toro a "porta gayola", la cuadrilla tomará posiciones más próximas.
Suerte de "Porta Gayola"
Cuando sale el toro a la plaza se le deja correr, con la finalidad de observarle y ver si tiene algún defecto apreciable. Esto sirve a la vez para que el toro se acostumbre a la luz tras permanecer varias horas encerrado en la oscuridad.
En esos momentos, los toreros observarán si galopa con franqueza o si echa las manos por adelante - es decir, si al embestir adelanta las patas delanteras en señal de defensa - y le llamarán a los burladeros para ver si embiste con franqueza y rectitud, o tiene preferencias por cornear con un pitón determinado.
El toro bravo debe rematar en los burladeros con los dos pitones y abajo.
Capote de brega, dejado “intencionadamente” bajo el burladero, para un “remate inadecuado” de un toro de la ganadería de don Pablo Romero.
No hay que confundir el que remate el toro con que los subalternos le obliguen a estrellarse, lo cual es un truco para mermarle las fuerzas.
El diestro subalterno/banderillero Cástulo Martín
Hace años, el primer contacto con el toro lo tenía el peón de confianza que lo corría por delante a una mano, suerte que actualmente se ha perdido.
Recoger al toro por matador
Ahora son los matadores los que se precipitan a salir, y en la mayoría de las ocasiones su quehacer no pasa de discreto. En las primeras embestidas es fundamental que no se recorte a los toros y que el capote les marque un recorrido largo, labor que como hemos dicho realizaban antes los peones, mientras el matador observaba las reacciones del toro. Esos capotazos iniciales, además, servían para enseñar a embestir al toro.
Lance de la verónica
A partir de ese momento el matador intentaba, con más posibilidades, lancear artísticamente, por lo general a la verónica. Ahora, cuando el matador envía al peón a parar el toro, suele ser porque éste ha dado señales inequívocas de plantear graves problemas.
Picador de toros
Una vez el toro esté fijado, es decir, se haya quedado con los capotes, el Presidente ordenará la salida de los picadores. Es costumbre actual e innecesaria, que en ese momento la cuadrilla se lleve al toro al burladero que se denomina de la segunda suerte; con el peligro que supone para la integridad del cornúpeta de que vuelva a rematar en las tablas. Sería suficiente que un peón sujetase al toro en un terreno de la plaza en que no molestase al varilarguero, mientras se sitúa en el lugar idóneo para picar.
Suerte de varas, -contra querencia -
El terreno idóneo para picar es el lado opuesto a los chiqueros y como todo cuanto sucede a lo largo de la lidia, tiene un sentido estratégico. La suerte de varas además de sangrar al toro para restarle fuerza y permitir el toreo artístico – de lo contrario sería imposible -, está concebida para medir la bravura del toro. El toro sabe, por instinto, que por los chiqueros se vuelve a la tranquilidad de los corrales que hasta que traspasó aquella puerta nadie le molesto, y por tanto en la medida que sea menos bravo, más le costará atacar a un objetivo que se aleje de su querencia. Por el contrario, si el toro es realmente bravo, no le importará alejarse de ella. Si el toro no acudiese al cite del picador, éste irá variando, por orden del matador, la posición del caballo acercándole poco a poco a los chiqueros para facilitarle el ataque.
Suerte de varas, - picar a un toro bravo -
El toro debe situarse frente a los pechos del caballo, dejando entre ambos por lo menos la distancia entre los círculos concéntricos que se han pintado en la arena. Cuanta más distancia haya entre el caballo y el toro, más mérito tendrá la arrancada de éste. Antes el picador habrá situado su cabalgadura formando un ángulo oblicuo con las tablas y al sentir el encontronazo del toro, deberá jugar la mano izquierda y sacar el caballo hacia adelante. Los toreros estarán situados a la cabeza del caballo a una distancia prudencial para no llamar la atención del toro.
Suerte de varas, - picar trasero -
Uno de los defectos actuales y habituales en la suerte de picar, es aplicar la puya trasera o baja. El pico de la paletilla, también es un punto muy vulnerable de los toros. El punto correcto es el morrillo, donde los toros sangran sin que se les afecte ningún músculo vital.
Suerte de varas, - la carioca -
Otro truco es la "carioca", es decir, cuando el picador logra la reunión y mientras le pica, adelanta el caballo cerrándole la salida al toro. La carioca la inventó Miguel Atienza, para picar a los toros mansos, pero lo que era un recurso ha llegado a convertirse en una práctica habitual. La pureza de la suerte obliga a que la puya llegue al toro antes de que éste tome contacto con el caballo, de otra forma sería una simple cuestión de "elegir carne", amparándose en la potencia del caballo.
El reglamento exige que los toros vayan dos veces al caballo, pero por la escasez de fuerza generalizada en los toros y por la costumbre de castigarles muy duro en la primera entrada, los Presidentes habitualmente cambian el tercio antes. Esto impide que se vea la auténtica bravura de los toros, que tendrán más mérito en sus entradas al caballo, a medida que se den cuenta que cada vez que acuden les castigan. Los mansos se negarán a ir y los auténticamente bravos se crecerán con el castigo y acudirán puntualmente al cite.
Quite artístico - por chicuelinas - En el imagen, el diestro Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo"
Tras el primer puyazo será el matador de turno quien tenga la posibilidad de sacar al toro del caballo y realizar un quite artístico. En el segundo puyazo, le corresponde realizar el quite al matador que le sigue en antigüedad. Esto permite que cuando el toro entra tres veces, podamos comprobar la calidad de cada torero en el mismo toro, dando lugar a auténticas competencias de toreo de capa. Con el puyazo único, este aliciente está desapareciendo. A estas intervenciones de los matadores se les llama quites, porque cuando los caballos no llevaban peto cada entrada del toro suponía una situación de peligro inmediato. Ahora habría que distinguir entre quites artísticos, es decir, a los que nos hemos referido, y quites de peligro cuando se salva a un compañero en apuros.
Quite de peligro - por un compañero -
Habría que decir, también, que el matador cuando saca el toro del caballo no está obligado a lancearlo artísticamente, puede limitarse a ponerlo de nuevo en suerte frente al caballo.
Aunque la suerte de picar, actualmente, en muchas plazas, está muy desvirtuada, sigue siendo necesaria. Un toro sin picar, tiene una violencia en sus embestidas que impide que se le toree artísticamente con la muleta. Los puyazos bien dados le sangran, atemperando su embestida y a la vez corrigen defectos. Si, por ejemplo, tiene la cabeza alta, hay que picarle delantero para que la baje.
Tercio de banderillas
Tras la suerte de varas, llega el momento de las banderillas. Sirve para alegrar el toro, los garapullos le avivan y en ese espacio de tiempo se recupera de la pelea con los caballos. Es, a la vez, la última oportunidad que tiene el torero de ver las reacciones de su oponente, antes de enfrentarse a él con la muleta. Comprobará por qué pitón acosa más, cómo toma el capote de quien le está lidiando, si tiene fuerzas.... Es un momento muy importante, en el que los toros suelen sufrir cambios en su comportamiento respecto a la salida.
Brindis al Presidente
El primer toro de cada matador debe brindarse al Presidente, pero últimamente lo que se hace es simplemente pedirle permiso y luego brindárselo a quien apetezca. Dentro de esas deformaciones últimas, los toreros vuelven a pedirle permiso para matar el segundo toro, sin que ello sea obligado. El origen del brindis se sitúa en los comienzos del toreo, cuando los nobles pedían la venia real, para realizar sus hazañas. Actualmente se utiliza para agasajar a algún amigo o personalidad que asiste a la corrida.
Brindis al público, en la imagen el diestro Enrique Ponce Martínez
El brindis al público significa decisión de estar bien, aunque últimamente se brindan muchos toros por rutina, sin que luego se justifique ese ofrecimiento. Una faena en la que el torero no está seguro de triunfar, no debería brindarse nunca, pero... se busca el aplauso fácil del agradecimiento.
Último tercio de la lidia, - suertes de muleta y matar -
La faena de muleta, en principio, no era otra cosa que dominar el toro para poderle entrar a matar. Ahora, es la parte fundamental de la lidia y hay muchos matadores que no se preocupan de otras suertes.
La muleta la inventó Pedro Romero. Antes de él se utilizaban capas y trapos arrollados al brazo. Se trata de un trapo rojo, colgado de un palillo que se llama "estaquillador", al que se sujeta la tela por medio de un pincho por un extremo y un cáncamo por el otro.
Suerte de muleta, - pase natural, con el compas abierto - En la imagen el diestro Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo"
La posición, natural de la muleta está en la mano izquierda, mientras la espada siempre debe permanecer en la derecha. Se considera en líneas generales más meritorio torear con la izquierda, porque al no contar con la ayuda de la espada, el engaño ofrece menos superficie; en cambio, con la derecha se juntan espada y muleta, y ésta aparece desplegada y con mayor superficie para defenderse de las embestidas. Pese a todo, ha habido toreros que - han toreado - mejor con la izquierda.
Suerte de muleta, - pase en redondo, con la derecha -
La faena de muleta, si es brillante, suele premiarse con el acompañamiento de la música, que generalmente sonará a petición del público. En muchas plazas puede sonar y dejar de hacerlo varias veces, si la faena decae.
Banda de música en la Plaza de Toros de Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid
Habitualmente interpretan pasodobles, pero en algunos casos las costumbres del lugar hacen variar la música.
Suerte de matar - media estocada -
Si el toro no cae, ni se acuesta tras la estocada, el matador tendrá que utilizar el descabello, especie de estoque largo con una cruceta al final que se tiene que introducir en la nuca del toro, justo donde las vértebras cubren la médula espinal.
Suerte de matar - descabello - En la imagen, el diestro Enrique Ponce Martínez
Su seccionamiento producirá la muerte instantánea. En principio se utilizaba una espada normal, pero se le aplicó la cruceta para evitar que hiciese ballesta y saltase a los tendidos. Para intentar el descabello el toro debe estar muy aplomado.
Suerte de matar - la puntilla -
Si se acuesta, entra en funciones el puntillero, que hace la misma labor, pero con la puntilla o cachete, puñal que termina con una lengüeta y tiene los bordes cortantes.
Si el espada ha demorado la faena de muleta o está premioso con las armas toricídas, el Presidente le mandará un aviso recordándole que el tiempo avanza.
Suerte de matar - muestra el pañuelo blanco, para indicar los avisos -
Los avisos se interpretan como castigo, cuando, en realidad, es un simple recordatorio. El primer aviso sonará a los diez minutos de iniciar la faena, tres minutos después, sonará el segundo y el tercero al cumplirse los quince. En este momento el torero se retirará y el toro será devuelto a los corrales.
Suerte de matar - el Presidente indica la devolución del toro al corral, mostrando el pañuelo verde -
En caso de que, por estar muy herido, no pudiese seguir a los cabestros, se apuntillará en el mismo ruedo.
La concesión de la primera oreja, reglamentariamente, es potestad del público, a través de una petición mayoritaria que se debe hacer patente flameando pañuelos. La segunda oreja es competencia del Presidente, que atenderá, además de a la faena completa que haya realizado el matador, incluida la estocada, a las condiciones del toro. El rabo es el premio máximo y sólo se debe conceder en casos excepcionales. El Presidente concederá los trofeos mostrando el pañuelo blanco una, dos o tres veces.
La vuelta al ruedo es un premio menor que otorga directamente el público con sus aplausos. Las salidas en hombros también están reglamentadas, y para salir por la puerta grande hay que cortar por lo menos dos orejas.
Fuente: Diputación Provincial de Valencia, publicada en Cuadernos Taurinos 2: Aquí se habla de todo lo que sucede en la Plaza, desde que suena el clarín hasta que se despeja la última incógnita de la lidia. Textos de don JOSE LUIS BENLLOCH RAUSELL. Valencia 1988.