Ciudad:  

INCA

Aforo:     

2.000 espectadores

Historia: 

Su inauguración, se realizó el día 18 de septiembre de 1910.

Notas:     

Día 18 de septiembre de 1910

Hoy se inauguró el nuevo circo taurino de Inca con una gran corrida de toros.

El nuevo circo es capaz para 9.000 personas. Las obras aún no están terminadas por completo.

 El ganado que se lidió fue de Garrido Santamaría y cumplió. Cástor Jaureguibeitia "Cocherito de Bilbao", se portó bien toreando y al matar sus dos toros. Al cuarto le banderilleó superiormente, poniéndole tres pares.

Tomás Fernández "Mazzantinito", muy valiente en el segundo toro y superior en el quinto. En la brega bien.

Antonio Boto "Regaterín", magistralmente en sus dos toros y muy bien toreando. Al sexto lo banderilleó con mucho arte.

Durante la corrida llovió. 

Firmado: C.A. (1)

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Día 27 de agosto de 1924

Ha constituido un verdadero escándalo todo lo sucedido en Inca con motivo de la corrida anunciada para el domingo 27 del pasado mes de Julio 1924, en cuya fecha debían ser estoqueados seis toros de Pérez Tabernero por los diestros Valencia II, Facultades y Fuentes Bejarano.

Por diferencias con la empresa de la plaza de toros los tres diestros fueron-encarcelados y permanecieron detenidos mientras el pueblo pedía un ejemplar castigo para dichos toreros.

Los picadores se negaron a aceptar los caballos por estar faltos de la alzada, eran animales impropios para ser utilizados en la fiesta y así se les hizo saber a los empresarios. Estos, según referencias, ofrecieron dinero a los picadores para que se avinieran a trabajar, a lo que se negaron terminantemente, por considerar que no aguantarían la acometida de un toro a poco más de un metro del suelo.

No hubo manera de convencerlos y se dejaron conducir a la cárcel.

Después de estos fueron llevados presos los espadas Valencia II, Facultades y Fuentes Bejarano. El primero por haberse opuesto a que la corrida se diese sin picadores. Se levantó acta notarial, haciéndose constar que uno de los toros, el señalado con el número 24 era tuerto; que no había sobrero y que la enfermería carecía de condiciones. Esto ocurría a las tres y cuarto de la tarde, y a las cuatro se abría la plaza que se llenó de público, parte del cual tenía participación como empresa en esta corrida.

En vez de salir las cuadrillas a efectuar el despejo, salió al redondel un pregonero que dijo a toda voz:

«De orden del señor Alcalde se suspende la corrida porque los lidiadores tienen miedo a los toros y no quieren torear»

Escándalo imponente se ha conocido, pero como este de Inca, dicen que no hubo otro parecido.

Todo el pueblo increpó a los lidiadores y les puso de cobardes y granujas hasta dejarlo de sobra.

Los tres matadores en la cárcel y con ellos los picadores estuvieron varias horas percibiendo enorme griterío del amotinado pueblo de Inca que pedía justicia.

Por fin se recibió orden de que los toreros fuesen trasladados a Palma, pero el público impidió el traslado, agolpándose en masa frente a la cárcel.

Con grandes trabajos y con la intervención de bastante guardia civil, pudo lograrse el traslado a Palma de los espadas y los picadores en automóviles, siendo llevados al cuartel de infantería y quedando a disposición de la autoridad militar.

Llegaron a las cuatro de la madrugada y a las nueve de la mañana, fueron trasladados a Capitanía general, donde se tomó declaración a los detenidos.

A las dos de la tarde se personaron en Capitanía el auditor de guerra y el juez militar, tomando declaración a los toreros.

Terminada la reunión, el Capitán general ordenó que quedaran en libertad provisional, inmediatamente Valencia II, Facultades, Fuentes Bejarano y los picadores salieron en automóvil para Alcudia, embarcando para Barcelona.

Se dice que ha presentado la dimisión el delegado gubernativo de Inca e igual afirmación se hace del Ayuntamiento que patrocinaba la corrida.

Lo ocurrido en Inca ha sido vergonzoso.

 No se comprende cómo se organizan corridas de toros sin adquirir el elemento principal, «el toro» en condiciones debidas, eso de comprar ganado esté en las condiciones que se halle, sin fijarse en nada y escatimando unos cuantos billetes no esta bien.

Cuando se organiza una corrida de toros, precisa de un modo terminar que no deje lugar a dudas de ningún género, que los toros que han de lidiarse estén limpios por completo.

Precisa también que los caballos tengan la correspondiente alzada, que no sean enanos, pues así no es posible picar, so pena de que los piqueros sufran un grave percance.(2)

Fuente:   

(1) Publicacion El Enano – Madrid, 25 septiembre 1910

(2) Revista Taurina EL TOREO – Madrid, 07 agosto 1924