LAS CORRIDAS DE TOROS EN EL PERÚ - III
LAS CORRIDAS DE TOROS EN EL PERÚ – III –
El siglo XIX comenzó en la Plaza del Acho, con la consabida temporada de diciembre - enero (1800-1801). Figuraron como actores cuatro capeadores de a caballo, dos rejoneadores, dos banderilleros europeos, tres matadores con espada, cinco matadores con puñal y banderilleros, dos capeadores de a pie y dos desjarretadores innominados. Siguen figurando en los programas la lanzada, parlampanes (individuos mojigangueros), perros y el nombre, procedencia, pinta y divisas de los toros, más un astado para muchachos noveles. Las sucesivas temporadas en Acho se desarrollaron normalmente.
A lo largo de diciembre de 1806, y organizadas por el Ayuntamiento limeño, se efectuaron cinco corridas en la plaza Mayor para festejar un recibimiento: el del virrey don José Fernando de Abascal. Cuatro corridas más, extraordinarias, se verificaron en enero de 1807, y dos extraordinarias también los días 3 y 9 de febrero, siendo estas dos corridas las últimas que se efectúan en la plaza Mayor de Lima.
En adelante, las corridas se celebrarían únicamente en la Plaza firme de Acho, por cierto con muy buenos rendimientos para subvenir a las necesidades económicas que las luchas por la emancipación exigían. Proclamada la independencia el 28 de julio de 1821, continuaron celebrándose corridas, aunque con toreros del país, y algunos mejicanos, haciéndose una sola excepción con el diestro gaditano Vicente Tirado, que durante el virreinato ya contaba con muchas simpatías, y que sigue actuando hasta 1836, en que fallece.
Con la independencia no quedó español alguno en el Perú. Como consecuencia, las suertes de pica y banderillas desaparecen, quedando como suerte para quebrantar los toros el capeo a caballo.
El 7 de enero de 1849 se presentó en Lima la primera cuadrilla de toreros españoles, siendo el nombre de sus componentes tan modesto, que no ha dejado huella en la historia. Con esa cuadrilla resucitó en el Perú la suerte de banderillas. El Primer matador de cierto relieve que pisa las arenas de Acho es Gaspar Díaz «Lavi», diestro español. Se presentó el 16 de noviembre de 1851. Y en 1856 lo hizo José Lara, «Chicorro», que actuó por allá hasta 1885.
Como matador efectuó su presentación en Lima en 1859 Angel Valdez, que los peruanos elevaron a la categoría de torero nacional, denominándole «El Maestro». Este valeroso diestro ejerció la profesión con el aplauso y la admiración de todos hasta el 19 de septiembre de 1909.
En 1869 presentáronse en Lima los diestros españoles Vicente García, «Villaverde», y Francisco Sánchez «Frascuelo»; en 1870, Manuel Hermosílla y Francisco Díaz, «Paco de Oro». Ese mismo año se hizo empresario de la plaza de Acho don Manuel Miranda llevando a cabo en ella una profunda reforma. Mientras las obras se efectuaban, vino a España para contratar toreros y adquirir toros. En efecto compró seis toros y doce vacas de Veragua; seis toros de Miura, seis de Colmenar, doce de Mazpule y seis de Navarra. Como tenía el propósito de fundar una ganadería brava, adquiere la finca «Cieneguilla», en el valle de Pachacamac. Traslada a ella un semental y más de cien vacas compradas a la acreditada ganadería del país «La Rinconada de Mala» y otras vacas de diferentes ganaderos peruanos. Esta torada desapareció años después en la guerra sostenida entre Chile y Perú.
Decir que casi todos los toreros españoles han toreado en Lima parece una exageración; sin embargo, no lo es. Desde 1871 trabajan en Acho, entre otros, «El Salamanquino», Gonzalo Mora, «Cúchares de Córdoba», Gerardo Caballero. Ángel Fernández, «Valderaoro»; José Ponce, Angel Pastor, «Cacheta», «Rebujina», José Machío, Cayetano Leal, «Pepe-Hillo», y «Cuatro dedos», en 1891, que gusta muchísimo por la maestría con que ejecuta las suertes. Al año siguiente regresó «Cuatro dedos» al Perú, llevando consigo cuatro sementales de Miura, dos de los cuales consiguió vender a los ganaderos don Vasco Fernández y don Federico Calmet. Hasta la conclusión del siglo pisan todavía el ruedo de Acho algunos banderilleros y espadas españoles. Entre estos últimos, Manuel Nieto, «Gorete»; José Villegas, «Potoco»; José Pascual, «Valenciano»; Juan Antonio Cervera; Francisco González, «Faíco», y Antonio Escobar, «el Boto».
En el transcurso del siglo XX, la fiesta de toros en Lima sufre una más seria transformación, hasta celebrarse completamente como en España, pues desaparecen poco a poco los capeadores de a caballo y se imponen los picadores.
En 1901 se presentaron en Lima los diestros «Bonarillo» y «Capita». Ese mismo año regresa de España «Faíco» con cuatro sementales españoles, que adquieren ganaderos peruanos.
El 22 de febrero de 1902 torea Angel Valdez, «El Maestro», su penúltima corrida, pues por enfermedad no vuelve a lidiar hasta 1909, en que se retira.
En la cuadrilla de Manuel Molma, «Algabeño Chico» hizo su presentación en Lima (13 de abril de 1902) el famoso piquero Manuel Martínez, «Agujetas», a quien se debe la implantación definitiva en el Perú de la suerte de varas.
Más presentaciones: Antonio Olmedo, «Valentín», y Angel García Padilla, en 1903; Juan Sal, «Saleri», en 1904; «Guerrerito», en 1905; Vicente Pastor, en 1906; «Lagartijillo», José Machío Trigo, «Lagartijillo Chico», y «Cocherito de Bilbao», en 1907; «Platerito», en 1909,
Es necesario destacar que el domingo 19 de septiembre del último año citado se despidió, en Lima Angel Valdez, matando de una magnífica estocada un toro de seis años que no había sido picado. Contaba a la sazón setenta años de edad, no andaba muy bien de salud y cumplía cincuenta años como lidiador. Falleció el 24 de diciembre de 1911.
Los diestros que por, sus actuaciones destacaron en los años siguientes fueron Agustín García, «Malla»; Rodolfo Gaona (cuyas faenas se calificaron de memorables e imposibles de superar), José Gárate, «Limeño», y Juan Belmonte.
En 1918 se Juegan por primera vez toros del cruce español, de Veragua y vacas del Olivar.
En la temporada 1919-20 toreó «Joselito» varias funciones, en las que salió a bronca por corrida; igualmente «Chicuelo», en la de 1921-22, con un fracaso rotundo. Sin embargo, Rafael «el Gallo», frente a fracasos, obtuvo éxitos de clamor. Marcial Lalanda (1927-28) demostró cuánto valía; Antonio Cañero quedó muy bien a caballo y a pie (1929-30); Julio Mendoza, venezolano, toreó entre grandes aplausos (1934); «Niño de la Palma», que también gusta (1934-35)...
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Taurinamente, Lima es la ciudad más importante del Perú, con dos plazas: Acho (13.600) y Chacra Ríos (18.300). Otros cosos: Trujiilo (4.000), Hacienda Tumán (2.500), Huacho (5.000), Cajamarca (4.000), Tarma (2.500), Acobamba (2.000), Jauja (2.500), lca (5.000), Arequipa (de mampostería y madera, 2.500), Puno (3.000), Cuzco (fija de madera, 3.500), Chepén (2.000), San Pedro de Lloc (de mampostería y madera, 2.500), Ascope (2.500), Paiján (de mampostería y madera, 3.000), Canta (2.000), Cajatambo (1.500), Yungay (de mampostería y madera, 3.000), Palma (2.500), Santa Rosa (1.500). En otros lugares del país se improvisan plazas para dar corridas en las fiestas patronales y en el aniversario de la independencia.
No son muchas las ganaderías en el Perú, y dan reducido número, de toros, inconveniente principal que se refleja en la escasa celebración de festejos y en el corto número de plazas. Las vacadas más importantes son: La Viña, Yencala, Huando, Carlos Gallese, San José de la Molina, Las Salinas y Rafael Puga, todas ellas de casta. Salamanca, San Pedro y San Pablo de Chuquizongo, Víctor Delgado, Mario Álvarez, doctor Adrián Apaza, Guillermo Quevedo y Fernando Romero, de media casta.
Actualmente se nota un gran entusiasmo por criar ganado bravo de casta y de media casta. Es de esperar, por tanto, que dentro de algunos años no sea tan grande la escasez de toros, lo cual redundará en beneficio de las corridas y en la construcción y reforma de las Plazas de toros.
Por: Don Francisco López Izquierdo
En recuerdo, admiración y respeto a Don Francisco López Izquierdo -ver -
BDCYL - Semanario Gráfico de los Toros – El Ruedo – Madrid, 08 de octubre de 1959