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QUIEBRO A CUERPO LIMPIO

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Nombre

QUIEBRO A CUERPO LIMPIO

Suerte

a pie firme

Descripción

Para ejecutar el quiebro llamado a pie firme y a cuerpo limpio, se coloca el lidiador a la distancia que crea conveniente, según las facultades propias y del toro, y en su rectitud con los pies unidos y los brazos generalmente cruzados.

En esta forma se llama la atención de la res, alegrándola con la voz o dando algún salto. Parte el toro y cuando se halla cerca, se inclina muy marcadamente el cuerpo al lado derecho o el izquierdo, moviendo, muy poco los brazos o dando un paso corto de costado para perfilarse, señalando al toro una salida, y cuando el animal engendra el derrote, vuelve á su primitiva posición.

El lidiador debe efectuar este quiebro muy en corto.

Relativamente a poca distancia del diestro que quiebra debe colocarse un peón, con objeto de llevarse al toro y evitar que se revuelva al verse burlado.

Bebe ejecutarse esta suerte con toros nobles y boyantes.

Se practica también cuando el animal sale del chiquero, colocándose enfrente y a poca distancia de la puerta, para evitar que se fije la res en otro objeto y tenga indecisión en su acometida.

El quiebro está muy generalizado en el Mediodía de Francia, y en Portugal se practica con mucha frecuencia el últimamente explicado, que allí denominan a porta gayola.

Notas

Los cambios, y más generalmente los quiebros, se efectúan no pocas veces a la fuerza, cuando el torero se halla en apurado trance de sufrir una, cogida al verse embrocado sobre corto. 

La primera vez que según nuestras noticias se practicaron algunas de las suertes antes mencionadas fue en las corridas reales que se celebraron en la Plaza Mayor de Madrid en el mes de noviembre de 1725 con motivo de la exaltación al trono de España por segunda vez del rey don Felipe V.

Refieren las crónicas de aquella época, qué durante la corrida permanecieron en el centro de la plaza dos hombres embozados y cubiertos con grandes sombreros, los cuales fingían estar en animada conversación; cuando la res partía hacia ellos no se movían del sitio, librando la acción ofensiva por medio de quiebros con el cuerpo, o cambiándoles la dirección con los vuelos de los capotes.

Uno de los individuos que tal ejecutaron era don Bernardo Falces, vulgarmente conocido por el licenciado de Falces, natural del pueblo así llamado en la provincia de Navarra.

El referido don Bernardo era muy diestro en sortear reses bravas y particularmente en la ejecución de los recortes o cuarteos a los toros sin deshacer el embozo de su capa ni una vez sola.

Fuente

JCYL - La Tauromaquia - 1895 - Por: D. Leopoldo Vázquez y Rodríguez, Luís Gandullo y D. Leopoldo López de Saá