(Imagen litográfica, del archivo conde de Colombí)
BREGAR
La acción de bregar al toro se utiliza para someterlo y fijarlo a su salida y para llevarlo de uno a otro terreno del ruedo, se camina hacia atrás con el capote por delante en una trayectoria de zigzag de manera que el toro vaya templado y sometido a los vuelos del “capotillo”; el matador debe hacerlo con eficacia, verticalidad y con la elegancia que requiere su condición de torero; el peón de brega puede concentrarse a ejecutar la suerte con mando y eficacia.
Con admiración y respeto al diestro Miguel Ángel Martínez Hernández "El Zapopan", matador de toros y creador de lances y suertes del toreo.
Fuente: FCTH - https://www.fcth.mx/ Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana - Alas de Mariposa - Antología del toreo de capa. Por: Miguel Ángel Martínez Hernández "El Zapopan" y Oskar Ruizesparza.
NOTA.-
... historia que rinde sus mieles más a los matadores que a los que muchas veces torean más que ellos: los peones. Sea esta gallarda estampa y pobre comentario un homenaje sincero, endulzado, a todos cuantos de plata y seda —antes de la zarrapastrosa vestimenta subalterna actual, mascarada de pobretería remediable— hicieron posible grandiosas páginas del toreo no sólo por su oportuno bregar y vigilar el peligro del maestro, sino por ser sus consejeros prácticos, sus críticos piadosos, por su jugarse la pelleja, sin apoteosis que lo premiasen y por renunciar —hoy día con exceso, también remediable por los espadas— a lucimiento y palmas para no restárselas a quien en su cuadrilla los lleva para complemento de su valor y destreza. Con la belleza policromada y noble de la litografía se recogió este oportuno capotazo, dado a la res, ya banderilleada, para prepararla y acomodarla al toreo de muleta del espada de turno, que mientras su peón de confianza imprime con sabiduría un saleroso vuelo a su capichuela, él recibe pañosa, estoque y montera después de ese enjuague de boca, donde lo reseco del esfuerzo y lo amargo del natural miedo, se refresca como refrescado queda un toro con un oportuno capotazo.
(Archivo conde de Colombí.)