Consiste esta suerte en armarse el diestro para la muerte sobre corto, por razón de que el toro no arranca, está aplomado, lo cual es requisito preciso, indispensable para la suerte, que por eso llaman algunos a toro parado: estando armado así, se espera el momento en que el toro tenga la cabeza natural, y yéndose con prontitud a él se le acercará la muleta al hocico bajándola hasta el suelo para que humille bien y se descubra, hecho lo cual se mete la espada, saliendo del centro con todos los pies.
Fuente: BDCYL - Prontuario de Tauromaquia – El libro de los toros. Por: F.J.T.U. – Madrid 1847.