*** SUERTES DE BANDERILLAS - FORMAS DE EJECUCIÓN -
SUERTES DE BANDERILLAS - FORMAS DE EJECUCIÓN -
Dibujo: D. Daniel Perea
Rafael Guerra "Guerrita", citando
Hay diferentes maneras de ejecutar la suerte de clavar banderillas por los lidiadores encargados de llenar esta parte del espectáculo, porque son diferentes los estados y condiciones en que encuentran a los toros, y diferentes tienen que ser, ajustándose a cada caso los cites, los viajes, el modo de meter los brazos y las salidas del centro de la suerte para tomar el terreno debido con la menor exposición posible.
Todas estas formas se comprenden en las denominaciones que siguen:
Suerte de banderillas
- al cuarteo.
- a topa carnero o a pie firme.
- a la media vuelta.
- al sesgo.
- al recorte.
- al relance.
- al quiebro.
- a toro corrido.
- de frente.
De estas, las que se ejecutaban en los comienzos del toreo eran las tres primeras, que son las únicas de que hace mención Pepe-Hillo en su Tauromaquia.
Vinieron luego, según fue progresando el arte, las suertes de al sesgo, al relance y al recorte.
A esta la denominó Montes el non plus del toreo, por juzgarla la más difícil, la más expuesta, la de más lucimiento, y, por lo tanto, la que se ejecutaba con menos frecuencia.
Y posteriormente a Montes, hasta el presente momento de la tauromaquia, se han aumentado las restantes, debiéndose a Antonio Carmena "el Gordito" las del quiebro, y a Guerrita los pares a toro corrido.
Por consecuencia, cada uno de los modos de verificar la suerte depende en absoluto, y como es lógico pensar, de las condiciones de las reses con que ha de llevarse a cabo, porque ni el toro bueno para el cuarteo, lo es para el relance, ni el que toma las tablas es apropósito para el par de frente, ni el que tiene una querencia, o sencillamente se sale a los medios, reúne circunstancias beneficiosas para que el lidiador lo paree sesgando, a no ser que suceda lo que suele suceder a menudo, y es que para que un lidiador luzca su especialidad en la ejecución de una de esas distintas formas, se tuerza la natural inclinación del toro, estropeándole para lo que le resta de lidia.
Todos los banderilleros suelen tener su especialidad, o cuando menos su predilección, por una suerte determinada; pero ésta sólo la ejecutan en casos contadísimos, cuando ven en el toro que van a parear exuberancia de condiciones, por decir así, de las que necesitan para consumar su designio con fortuna.
Casi todos, concretándose a la rapidez con que debe ser ejecutado el tercio, tratan de salir de él con más o menos inteligencia, allanando obstáculos y valiéndose del medio que les es más fácil y les parece más rápido.
Lo cual constituye una equivocación lamentable.
El banderillero no se debe fijar únicamente en cómo saldrá del paso, sino a qué paso entrará.
No debe valerse de lo fortuito, sino de lo oportuno.
Aprovechar la cabezada dirigida hacia otro objeto y colocar entonces en buen sitio las banderillas sin que el toro le vea, es habilidad y mérito, pero al cabo este recurso se debe eludir, puesto que la lealtad en el cite, el modo noble de ahormar a la res y el conocimiento que el torero debe tener del peligro que corre para evitarlo, es lo que constituye la grandeza esencial de la lidia.
Nosotros creemos que son mejores banderilleros que los que aprovechan por falta de condiciones suyas, los que saben aprovechar las facultades del toro para entrar a ley.
Y a ley se debe entrar con todos los toros.
Nada tiene que ver el que uno reclame, por ejemplo, el uso de las banderillas a la media vuelta, para que el lidiador practique en conciencia la suerte, puesto que al seguir este procedimiento no se obedece a los caprichos del que banderillea, sino que es el resultado de las condiciones de que adolece el animal.
En recuerdo, admiración y respeto a D. Leopoldo Vázquez y Rodríguez, Luís Gandullo y D. Leopoldo López de Saá - La Tauromaquia - 1895