*** SUERTES DE MULETA - CONCEPTO ***
SUERTES DE MULETA - CONCEPTO
La muleta, desde que Francisco Romero introdujo su empleo para defenderse en el trance supremo de la acometida de la res en el momento de dar la estocada, no dejó de ser empleada por los matadores como el más poderoso recurso de defensa que han encontrado y lo más apropiado también para el objeto a que fue destinada.
Su manejo fue poco a poco perfeccionándose y sirviendo en un principio, como hoy sirve, para preparar a las reses en el momento de matar, aplicando los movimientos de ella no solo para librar la acometida, sino para ir quitando a los toros los resabios adquiridos durante la lidia.
De estos movimientos impresos a la muleta, nacieron los pases, que también como las estocadas fueron poco a poco alcanzando la perfección y nomenclatura que nos son conocidas.
La muleta que, inicialmente, se compuso de un pedazo de tela, de pequeñas dimensiones, y sin que pueda precisarse el color más en boga, consiste hoy de un capotillo como los de correr, pero sin esclavina, que en la línea recta que corresponde desde la mitad del cuello a la mitad de su vuelo, lleva dos o tres ojales. La tela es de fino paño encarnado, con forro amarillo comúnmente.
Como complemento, y para su manejo, se emplea un palo de unos cincuenta centímetros de largo y del grueso del de las banderillas, con una pequeña virola de hierro en un extremo.
Esta virola se introduce por uno de los ojales, según las dimensiones que quiera darse a la muleta, y se recogen sobre el extremo opuesto del palo las puntas de modo que quede formando un cuadrado, redondeado por el ángulo inferior, más próximo al espada.
Dicho lo que antecede, no nos resta más que entrar de lleno a ocuparnos de la variedad de pases de muleta que se dan a los toros antes de entrar el lidiador a cumplir su misión, y de los diferentes modos que vienen empleándose para matar con el estoque.
De aquí, pues, nace el que sea de necesidad dividir la suerte suprema en dos partes.
Una, los pases como defensa del lidiador, y manera de ahormar la cabeza a los toros y quitarles los resabios que tuvieran, adaptándolos en lo posible a las, condiciones del espada.
Y otra, la estocada, que ha de dar fin de las reses, con, el menor peligro y mayor lucimiento por parte del que haya de llevarla a cabo.
Debemos añadir que el lidiador, al practicar la suerte, ha de reunir las condiciones indicadas en otro lugar; pero más especialmente las del conocimiento exacto de las reses, sus condiciones de lidia y toreo que requieren, así como la indispensable de ver llegar los toros como ningún otro lidiador, porque la suerte de matar es la más complicada de cuantas tiene el arte.
Y esto se comprende, desde luego, porque además de llegar los toros a poder suyo avisados por las faenas con ellos ejecutadas anteriormente, hay que manejar a un tiempo la muleta, el estoque y el cuerpo, imprimiendo a cada uno un movimiento distinto, complemento unos de otros, y que de no ejecutarse en el momento preciso, pondrán a los espadas en grave riesgo de sufrir un percance.
ORIGEN DE LA MULETA y su empleo
Para burlar a la fiera en la plaza, la práctica muestra al hombre ardides sin cuento, con utensilios en que antes no vio sino un solo empleo.
Los que empezaron a valerse de la muleta para distraer o empapar a los toros en el momento de herir, diéronla el nombre de muletilla, no sólo por sus pequeñísimas dimensiones en relación con las que hoy se usan, sino por estar considerado únicamente como un tranquillo o medio de llevar a la práctica con mucha menos exposición el acto de estoquear, llamando la atención del toro hacia un punto que no era el cuerpo del lidiador cuando este se preparaba a darle muerte.
Poco a poco esta muletilla, empleada exclusivamente hasta entonces en la ocasión precisa de herir, fue aumentando en importancia y vuelo hasta llegar a ser lo que es hoy: un artefacto que se utiliza para defensa y para adorno, que en buenas manos quita a los toros los resabios y en malas se los aumenta, e instrumento de astucia, como sonrisa de mujer embebe, engaña, consiente, burla, prepara mejor y ayuda a bien morir.
Al flamear con reflejos de grana, excita el coraje y el ímpetu brutal del toro. Por algo decía Lavi a su sastre después de una corrida en que había estrenado un vestido color grana y oro a gusto de aquel, recibiendo más achuchones y volteos que se pueden contar. «Ma vestío usté e muleta, y los toros se alegraban en cuanto me veían.» Es cierto; nada hay que anime a estos animales como la muleta, hasta el punto de poder decir que todo el toreo está reasumido en los movimientos de ese paño rojo destinado a sujetar a los toros huidos, a bajar la cabeza a los engallados, a levantar la de los que humillan, a humillar para el descabello, a elevarse con gracia en los pases ayudados y en los cambios, a juguetear como una mariposa de sangre en los de molinete, a consentir y esquivar con los naturales y destroncar con los en redondo.
Siendo el propósito y tratando de explicar el uso de la muleta, así como la diversidad de pases y condiciones de los toros con arreglo á las que se deben dar unos y evitar otros, diremos que en los últimos años del siglo anterior (XVIII) y primeros del corriente (XIX), era escasísima la nomenclatura de los pases, conociéndose tan sólo los regulares, con la mano izquierda o con la derecha, y los de pecho; y tanto es así, que Pepe-Hillo y Montes, en sus respectivas Tauromaquias, mencionan éstos únicamente, si bien en la del último y sin aventurarse a darles nuevos nombres, ya se habla de los pases altos o por bajo, sin darles otro nombre que el de regulares por alto o regulares bajando el pico de la muleta contrario al en que se lleva sujeta para sacarla de la cara, de modo que los que hoy se distinguen con otras denominaciones son modernos y deben ser considerados como maneras especiales de engendrar y rematar los primitivos.
He aquí su clasificación:
- Pases redondos.
- Pases altos.
- Pases de telón.
- Pases ayudados.
- Pases de frente.
- Pases de molinete.
- Pases cambiados.
Pudiendo con estos y los primitivos formar la siguiente nomenclatura:
Pases primitivos Pases derivados
| Redondo
| Alto
Regular ........... | De telón
| De molinete
| Cambio
De pecho ......... Ayudado
El pase regular o natural y sus derivados pueden darse tanto con la mano izquierda como con la derecha.
El pase de pecho por regla general se da sobre la mano izquierda, por más que también puede llevarse a cabo con la derecha, siendo mucho más comprometido.
El ayudado indispensablemente con la mano izquierda.
En recuerdo, admiración y respeto a D. Leopoldo Vázquez y Rodríguez, Luís Gandullo y D. Leopoldo López de Saá - La Tauromaquia - 1895