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BANDERILLAS A CABALLO, EN PELO - (Suerte del Toreo Mexicano)

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* BANDERILLAS A CABALLO, EN PELO *   

Por: M. del Todo y Herrero

 Es, indudablemente, la más vistosa y arriesgada de todas las suertes del toreo mexicano.

En las de lazar y jinetear que hemos descrito en números anteriores, se manifiestan una práctica y habilidad grandes en el ejercicio de esas faenas que pueden tener su aprendizaje en el campo, y con independencia completa de la lidia en cosos o plazas; pero en las banderillas a caballo que componen el segundo tercio de esta lidia, su ejecución reclama una inteligencia y seguridad extraordinarias, adicionadas con cualidades especiales de caballista, y las peculiares de una naturaleza resistente.

Practícase con silla y en pelo. Tanto de un modo como de otro, es necesario poner al toro en suerte, para lo cual será muy conveniente la presencia cerca del jinete de un peón entendido que le preste eficaz ayuda. Cuadrada la fiera, si esta es boyante y acude con nobleza al cite, podrá el diestro entrar siempre al cuarteo, por la desviación natural para que el cuerno no toque ni roce siquiera la piel del caballo; si, por el contrario, se recela del engaño, entonces tendrá que entrar a la media vuelta, no sin costarle algunas pasadas o salidas en falso.

De esta última manera la ha ejecutado en la Plaza de Toros de Madrid Ponciano Díaz; y aun cuando parece que no debiera aventurarse sino con toros nobles y bravos, es lo cierto que la ha desempeñado felizmente con los que no tenían bravura ni nobleza; por lo que puede afirmarse que la llevará a cabo con cualquiera, o con la mayoría de las reses qué se corran en nuestros circos.

Esto por lo que atañe al cornúpeto. Respecto al caballo y al jinete, es verdaderamente asombroso ver cómo contribuyen de consuno a la perfecta realización de la suerte que nos ocupa.

El primero, de poca alzada y recogido cuerpo, pero inquieto y nervioso, corre con la velocidad del viento, y obedece a la mano que le guía con una docilidad que encanta. El segundo, caballista infatigable, le maneja a su antojo, como el niño maneja el más ligero juguete, y con una finísima rienda, unida a otra supletoria que sujeta en los últimos dedos de la mano izquierda, contiene súbitamente, el tendido galope del bruto, después de haberse sostenido en el momento capital de la reunión, sobre los estribos, si monta en silla, o en la sola fuerza de sus piernas, si es en pelo.

Por eso afirmamos al principio que es la más vistosa y arriesgada de las suertes del toreo mexicano; por eso el público, apreciando debidamente el mérito que encierra, es la que ha aplaudido con más entusiasmo, y por eso Ponciano Díaz, que tan perfectamente la domina, alcanzará tantas ovaciones cuantas sean las veces que la ejecute.

Fuente Documental: Junta de Castilla y León - Biblioteca Digital Castilla y León. Este artículo se publicó en LA LIDIA (Revista Taurina) Madrid, 09 de septiembre de 1889.