* JARIPEO *
JARIPEO
Con este nombre genérico se conocen, y en él van comprendidas todas las suertes de toreo que en México practican, con singular maestría, los hombres que allí se dedican al referido arte.
BANDERILLAS A CABALLO
Es la más difícil de todas las suertes que puede ejecutar un jinete. Practicase del mismo modo que la de rejonear a la portuguesa haciendo girar al caballo al rededor del toro y llevando el diestro una banderilla en cada mano y además en la izquierda las bridas sujetas con los tres últimos dedos, para que al llegar a jurisdicción en el cuarteo o media vuelta puedan soltarse dejando al caballo completamente libre, que en aquel momento obedece únicamente al impulso del cuerpo y piernas del jinete. Juntos los brazos de este, e inclinado al lado en que va el toro, para lo cual casi siempre necesita desestribarse de un pie, clava los palos, que no tienen más tamaño que los comunes y ordinarios de España, procurando ponerlos en lo alto de los rubios, sin que sea defecto qué resulten más altos o bajos, puesto que las distancias, por bien que se midan, las dan la fiera y el caballo apretando más ó menos su carrera respectiva. Es suerte mucho más difícil y expuesta que la de rejonear, y sólo puede ejecutarse con toros nobles y bravos, que no se queden ni sean de sentido. Nadie aventaja en ella al célebre Ponciano Diaz.
COLEAR
Además de los modos de ejecutar esta suerte en España, hácenla los mejicanos con bueyes huidos, a quienes persiguen hasta casi emparejarse con ellos, y entonces, echando mano a la cola del novillo, lo más cerca posible de su nacimiento, agárranla y tiran fuertemente derribándola con facilidad, si el anca va levantada, que si no, suelen rodear la cola al muslo para mejor asegurarla, cambian de dirección atravesándose rápidamente y consiguen el objeto. Buen brazo y jineteo consumado son precisos para esta suerte.
LAZAR
El lazo no es ni más ni menos que una cuerda delgada de gran fortaleza y algunos metros de longitud. Llámanla también cintero. Tal y como le hemos visto, el jinete lleva en su mano derecha arrollado el lazo al empezar la persecución del toro, y mientras calcula las distancias el diestro, formando sobre su cabeza un molinete, va desarrollando el lazo, hasta la medida deseada, para arrojarle al nacimiento de las astas. Una vez conseguido esto; que practican con facilidad los mexicanos, el jinete sigue corriendo al par que el toro, algo distanciado y adelantado, de modo que parece lleva el hombre a la fiera a su voluntad. No hay que confundir este lazo o cintero de una sola bola, con el que usan los gauchos y otros cazadores en América para el manganeo y pealeo.
Añadiendo, sin embargo, que el lazo ha de despedirse calculando con mucha exactitud la distancia del buey al caballo, para asegurarle en la cabeza de aquél por bajo de las astas, y luego siguiese la carrera adelantándose a la res.
MANGANEO
Es el acto de arrojar la mangana, que es una cuerda de lazar, precisamente a las dos manos del buey, que de ese modo queda sujeto sin poder dar paso.
MONTAR
Después de lazado un toro por las astas, por manganeo o por pealeo, pásanle una cuerda al rededor del cuerpo por la parte delantera del vientre, cerca de les brazuelos, y saltando el hombre encima de la res, sírvele la cuerda de pretal y de seguridad para afirmarse, montando en la cruz del toro, no más atrás, y dejándose llevar a voluntad. Es muy vistosa la suerte cuando el toro rebrinca, porque pone de manifiesto la habilidad del jinete, el cual no debe apearse hasta que el toro se pare.
PEALEO
Es el acto de dirigir la cuerda de lazar aplicada a las patas del toro o buey, no á las manos. Arrójase el peal del mismo modo que la mangana.
Estos y otros juegos de jaripeo practícanse en campo abierto con gran desenvoltura, pero en plaza cerrada únicamente pueden hacerse los indicados, y muchas veces con gran exposición y menos lucimiento del que por su mérito son de apreciar.
J. Sánchez de Neira
Fuente Documental: Junta de Castilla y León - Biblioteca Digital Castilla y León. Este artículo se publicó en LA LIDIA (Revista Taurina) Madrid, 29 de julio de 1889.