Notas |
Sol y sombra: semanario taurino ilustrado - Madrid 29 noviembre 1900
El público se apercibió que en uno de los palcos y presenciando la corrida hallábase el joven diestro Antonio Carmona (entonces contaba veinte años), y como movido por un resorte pidió que el muchacho ejecutase su suerte favorita.
"El Gordito", siempre tan galante con los públicos, no iba a serlo menos para con sus paisanos, y entre una delirante salva de aplausos bajó al redondel, dispuesto a enloquecerlos.
Tomó los palos y citó al de D. Atanasio, que se le arrancó velos como el rayo. Carmona de cambió; pero tan ceñido pasó el toro a su cuerpo, que el asta derecha llevóse, a guisa de bandera, el faldón derecho de la levita que vestía.
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