TERRENOS

El ruedo hállese, idealmente dividido en tres terrenos, porciones o sectores:

1) Las tablas

2) El tercio

3) Los medios

que se corresponden, de manera respectiva, con las terceras partes del redondel más próximas o alejadas de la barrera. No obstante, conviene considerar que la primera -las tablas- ocupa menos extensión que la segunda -los tercios-; y, más que ninguno, los medios.

Con independencia de la anteriormente descrito, a continuación de indican los terrenos específicos en los que pueden ejecutarse y se ejecutan las suertes:

Terreno o Suerte Natural:

El terreno del toro es invariablemente el de "afuera", o sea el que existe entre el sitio en que se halle colocado el diestro para practicar las suertes y los medios de la plaza; y el terreno del torero es el de "adentro", es decir, el que media entre el punto en que la suerte se realiza y las tablas. Cuando se mantienen estas posiciones se dice que se torea en la suerte "natural".

Terreno o Suerte Contraria: Torear en la suerte "contraria" es invertir tales posiciones, que es, generalmente, lo que ocurre cuando el toro muestra "querencia" a las tablas y empuja hacia "dentro".

De dentro a fuera: Cuando el toro mira hacia las tablas, con la penca del rabo hacia los medios, y el espada ocupa un lugar por dentro, esto es, dando la espalda a aquellas.

En tablas: Aculado el toro en estas, y situado el diestro con la espalda hacia los medios.

Al hilo de las tablas: Paralelos a éstas toro y torero.

En los chiqueros: En lugar próximo al de la salida del toro al ruedo, aunque esto ya deba entrar más propiamente en lo relativo a las querencias.

Esto es lo inamovible, lo que siempre y en todo momento prevalece. Lo otro, el terreno del toro y el torero, es lo que Juan Belmonte vino a trastocar con su estílo personalísimo. Hasta él -y la responsabilidad corresponde a "Paquiro"- se había venido considerando terreno del toro las afueras, los medios, sin duda porque al animal le sea más grato el terreno libre, en tanto que los adentros corresponden al torero, más amparado por la cercanía de las tablas.

De manera que, para concluir: el ruedo, en cuanto extensión parcelada -valga la palabra- se divide en tres terrenos distintos y perfectamente diferenciados. 

Ahora, en lo que toca al toro y al torero, sin negar la ubicación ideal de cada uno, entra por mucho la inteligencia del segundo para estimar la tendencia del primero, pudiéndose, no obstante, señalar la siguiente regla, que señala en su documentada obra "Los Toros", don José María de Cossío: "En todas las suertes en que el toro pasa, hay, tras la reunión, una permuta de terrenos entre toro y diestro, mientras que en las suertes de recorte o cuarteo nunca llegan sino a rozarse fugazmente uno y otro terrenos".

 Enciclopedia Taurina: Editorial de Gassó Hnos. por José Silva Aramburu "Pepe Alegrías" 

Fotografía: www.tauroarte.com  por J.A.Prades