QUERENCIAS - Naturales o accidentales del Toro - 2 -
Manual de Tauromaquia - Compendio - Por: J. Sánchez Lozano. Sevilla – 1882.
- Querencias -
Una de las cosas de interés capitalísimo para el torero es la noción de las querencias, nombre que se da al sitio de la plaza en que el animal gusta estar con preferencia y al que regularmente va a parar a la terminación de una carrera o al rematar las suertes.
Las querencias en el redondel se dividen en naturales y accidentales: las primeras son la puerta por donde entran y la del local en que están antes de lidiarse; y las segundas las que casualmente toman las reses en ciertos sitios, por sentir algún descanso o defensa, como son las de las barreras, o por estar la tierra movida y fresca.
El toro aquerenciado no arranca con regularidad, motivo por el que precisa torearle con cuidado y con sujeción estricta a las reglas establecidas que garantizan el lucimiento de las suertes. Cerciorado el lidiador de la existencia de la querencia, debe procurar que el toro, al regresar a su predilecto lugar, lo haga por el terreno de afuera, para que no se meta en el suyo, en que puede verse embrocado de cuadrado, en corto y expuesto a una cogida funesta.
La seguridad en las suertes con los bichos que toman querencias, estriba en atenderlas, dejándolas libres y expeditas.
Las querencias pueden destruirse y debe al menos intentarse el conseguirlo, por ser preferible lidiar al cornúpeto que no las tenga, haciendo que lo inquieten con los capotes hasta que abandone el paraje de su querencia.