Matador de Toros:
VICENTE PASTOR
"El chico de la blusa"
Apellidos y Nombre:
Pastor y Durán, Vicente
Fecha de nacimiento/Población/Provincia:
El día 30 de enero de 1879
Madrid - Barrio de Embajadores
País: ESPAÑA
Inicios taurinos:
El día 10 de mayo de 1895, en una corrida a beneficio de Eduardo Leal (Llaverito) mató con mucha valentía y no poco arte un becerro crecidito. En este cartel apareció con el aditamento de «Chiclanero».
Presentación en Madrid/Fecha/Festejo:
Plaza de Toros de la Fuente del Berro o de la Carretera de Aragón - novillada -
El día 13 de febrero de 1898, alternando con Félix Velaste y Antonio Olmedo (Valentín), lidiándose reses de la ganadería de Bertólez.
Alternativa Fecha/Población/País:
El día 21 de septiembre de 1902
Madrid - España
- mano a mano -
Padrino: Luis Mazzantini
Con toros del Duque de Veragua.
Toro de la alternativa: "Aldeano"
Notas del festejo:
Este día cambió su nombre artístico (hasta ese momento "El chico de la blusa") por el suyo propio Vicente Pastor.
Memento:
En sus inicios, y con el alias de "Chico de la Blusa, actuó repetidas veces como sobresaliente del diestro albaceteño Cándido Martínez Pingarrón "Mancheguito".
Se retiró del toreo activo el día 23 de mayo de 1918, tras torear la Corrida a beneficio del Montepío de Toreros en la Plaza de Toros de Madrid, lidiando al toro "Cabrero", negro meano, de la ganadería del Duque de Veragua. Tarde en la que alternó con los diestros Castor Jaureguibeitia "Cocherito de Bilbao", Julián Sáinz "Saleri II" y Ricardo Anlló "Nacional". El toro de su despedida se la brindó al res al rey don Alfonso XIII: "Brindo por el rey de España, por el primer madrileño, a quien el más humilde de los hijos de Madrid tiene el honor de brindar el último toro que mata". Al llegar a su casa, de regreso de la plaza, se cortó la coleta.
Falleció en Madrid el día 30 de septiembre de 1966.
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VICENTE PASTOR y DURÁN
En la calle de Santiago el Verde, en el barrio de Toledo, en ese barrio donde alentaban los denodados chisperos que pelearon contra los franceses el 2 de mayo de 1808, nació Vicente Pastor el 30 de enero de 1877. Terminada la instrucción primaria, sus padres Miguel y Antonia le pusieron a que aprendiese el oficio de guarnecedor de coches en el taller de don Santiago Lázaro, donde se hizo apreciar por su laboriosidad y buena conducta.
El dinero que le entregaban sus padres los domingos lo empleaba en billetes para asistir a los espectáculos taurinos.
Brotó en él la afición en tales términos, que quiso ser actor de las fiestas, y para ver si valía para ello, hizo sus primeros ensayos en los novillos embolados que se corrían por entonces en las novilladas y para torear, como no podía disponer de recursos con que adquirir un capote, lo ejecutaba con la blusa del trabajo.
Tal maña se daba, que pronto los aficionados se fijaron en él, así como también algunos de los que invadían el redondel, quiénes le hacían lado para que pudiese dar algunos lances con la blusa, ya a modo de capote, ya colocada sobre una vara, simulando una muleta.
El público pedía a los que populuban por el redondel que dejasen torear al “Chico de la blusa”. De aquí el apodo con que le han conocido todos los aficionados. El notable banderillero José Rogel "Valencia", que lo viera trabajar se propuso protegerle y consiguió que la empresa organizase una corrida, en la que el muchacho figurase para matar un becerro, sin que pudiera apreciarse su trabajo, por hacerse de noche cuando salió la res a él destinada.
El 10 de mayo siguiente, y en una corrida a beneficio del Llaverito, mató con mucha valentía y no poco arte un becerro crecidito.
Toreó más tarde dos corridas en la plaza del puente de Vallecas. En 1896 formó parte de ¡a cuadrilla de jóvenes barceloneses que dirigía el activo aficionado don Mariano Armengol con la que y en concepto de espada toreó en importantes plazas.
Se separó de la cuadrilla en 1897 empezando a campar por sus respetos con reses de edad ya en tal concepto ajustó corridas en Talavera, Aranjuez y Carabanchel alto.
Como matador de novillos debutó en Madrid el 13 de febrero de 1898, alternando con Félix Velasco y Valentín.
El buen resultado de su trabajo hizo que la empresa de Madrid le ajustase para otras corridas en aquel mismo año, y diferentes empresarios de provincias le ajustaran con preferencia a otros novilleros, obteniendo un gran cartel en las plazas de Valencia, Barcelona y otras.
Las temporadas de 1901 y 1902 diéronle tal renombre que se decidió a tomar la alternativa la, que le fue otorgada por Luis Mazzantini en la plaza de Madrid el 21 de septiembre de 1902.
En este último año toreo 41 corrida de novillos y 5 de toros, estoqueando en ellas 103 reses sin experimentar percance alguno de consideración.
En los años 1903, 1904, 1905, 1906 y 1907, estoqueó en plazas de regular importancia siempre, con gran valentía, pero en malas condiciones; sobre todo en Madrid, donde el empresario Sr. Niembro le daba pocas corridas y en pésimas condiciones, respecto, al ganado, pues los toros que no querían las estrellas del abono, como eran los Coruches, los Palhas, Félix Gómez y Miuras, eran para Vicente y otros postergados por la Divina Fortuna; sin embargo, a pesar de las muchas palmas que conseguía y que la afición hubiera visto con agrado verle con mejor ganado, no era satisfecha. Pero se hace cargo de la explotación de la plaza madrileña el Sr. Mosquera, y como de los primeros espadas que incluye en el abono es Vicente Pastor, echándole ganado de las mejores castas, con el que demostró el ex Chico de la Blusa que es de los mejores estoqueadores de reses bravas; en esta temporada, tanto en Madrid como en las plazas de provincias, adquiere Pastor gran popularidad e infinidad de partidarios que le ponen al frente de Machaquito con el cual torea en varias corridas sin quedar por bajo del bravo espada cordobés.
A consecuencia de un enfriamiento adquirido en Zaragoza el 14 de junio de 1908 por tener que lidiar y estoquear seis toros de Miura (pues el otro espada, que era Lagartijo, fue cogido por el primer toro), se le desarrolló una enfermedad al pecho que minaba su existencia de una manera alarmante, al extremo que hizo temer por su vida; esto le mermó facultades, a pesar de lo cual siguió toreando -hasta el 16 de agosto en que alternó con Minuto en Orihuela, siendo ésta la última corrida que toreó en dicho año 1908; agravado cada vez más en su dolencia, no pensó más que en su restablecimiento, y acudiendo a los mejores médicos, aguas y climas logró vencer tan maligna enfermedad, volviendo a sus tareas de matar toros, completamente curado, en la plaza de sus madriles, el 11 abril de 1909, estoqueando de manera superior dos toros del Conde de Trespalacios, alternando con Manolete y Gaona.
En sucesivas corridas, tanto en Madrid como en Granada, Valencia y San Sebastián, ha sido proclamado por la afición como el mejor estoqueador de reses bravas en los actuales tiempos, como lo prueba las delirantes ovaciones que ha escuchado; esto, unido a que está muy suelto con los toros, que torea de capa, hace buenos quites, recorta al brazo y hasta ha banderilleado bien algunos toros, hace esperar que los madrileños tengamos lo que nos corresponda: Una primera figura en la Historia del Toreo.
Para los enemigos del toreo de Vicente Pastor voy a hacerles estas dos observaciones: ¿Qué torero de los actuales ha tenido menos cogidas que Pastor, a pesar de lo cerca que está siempre de los toros y lo mucho que ha lidiado? Ninguno absolutamente, lo que demuestra que conoce las condiciones de las reses y a cada una la da la lidia que merece; es decir, que no es ningún ignorante; es un torero. ¿Qué espada usa la muleta más chica y da el pase de tanteo con la izquierda? (que Frascuelo mismo decía que era el pase de los maestros). Ninguno más que Pastor.
Estas dos condiciones demuestran que Vicente Pastor es un torero de pundonor, unido a las grandes estocadas que da le hacen acreedor a llamarle uno de los mejores matadores de toros que ha habido, y su nombre irá unido a los de los grandes maestros del volapié, que fueron El Tato, Frascuelo, Mazzantini, Algabeño y Machaquito. Ha estado en Méjico y Lima en las temporadas de 1905 y 1906.
Fuente: BDCYL – Biblioteca histórica taurina – Por D. José Carralero y Burgos – Madrid - 1903
Fuente: BDCYL - Madrid y sus toreros - Por D. José Carralero y Burgos - Madrid - 1910
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VICENTE PASTOR Y DURÁN
La tan vulgar y conocida frase, más vale tarde que nunca, en modo tal puede ser aplicada a este simpático diestro, que ni escrita de intento pudiera serle adaptada con más propiedad.
Y es que desde sus primeros pasos en el arte se acreditó en poco tiempo como novillero de primer orden, siendo quizá, y sin quizá, el más querido y ovacionado de los públicos y el más solicitado por las Empresas, llegando a contratar más de cincuenta corridas por año, de novillero; pero al tomar la alternativa dióse el extraordinario e injustificado caso de ser olvidado de los unos y de los otros, a tal punto, que en 1904 sólo pudo contratar seis corridas, contrariedad que le produjo amargos desengaños, que sufrió resignado, acabando por marcharse a América.
Después de larga ausencia de la Plaza de Madrid, tomó parte en una corrida a beneficio del antiguo espada Enrique Santos, "Tortero", en la tarde del 8 de junio de 1905 (y cuya fiesta tantas peripecias originó, por no presentarse a torear muchos de los diestros que se habían ofrecido), en la que mató el toro llamado Secretario, de la ganadería de D. Félix Gómez, retinto y muy bien armado, y de la magistral manera con que lo despachó, decía el eximio crítico Don Modesto, al día siguiente, en la revista de El Liberal: "Ninguno hubiera matado un toro como mató éste Pastor, que era un perro de los que hubieran dado un disgusto a cualquier espada de los de seis mil pesetas, por su gran tamaño y enorme cornamenta".
Pero la mala sombra, que parecía no haberle abandonado por completo, hizo que durante la temporada de 1905 contrajera una enfermedad catarral que le obligó a tener que dejar de cumplir sus compromisos cuando estaba mediada la temporada y había toreado en ella unas 22 corridas, teniendo que pasar aquel invierno en Málaga, donde pudo felizmente recobrar la salud.
En la temporada de 1909 quedó muy bien en casi todas las corridas en que tomó parte, y muy especialmente en las tres últimas de la temporada de Madrid, que toreó en unión de Antonio Boto, "Regaterín", corridas que valieron a ambos diestros grandes ovaciones por sus superiores faenas, y al empresario grandes utilidades, porque tuvo la satisfacción de ver el circo completamente lleno, y en la temporada que acaba de terminar, su cartel ha ido de aumento en aumento hasta llegar a adquirir una importancia extraordinaria, consecuencia lógica y natural de las magníficas faenas ejecutadas, no solamente con el estoque, sino con la muleta, y que le han valido ovaciones tan extraordinarias como la de la tarde del 2 de octubre, en que el público, entusiasmado por su trabajo, no se contentó con sacarle en hombros de la plaza, hasta su coche, como es costumbre hacerlo cuando un espada ha realizado buenas faenas y dejado al público satisfecho, sino que fue llevado así y seguido de inmenso gentío hasta larga distancia de la plaza; y habiendo tomado un automóvil, tuvo éste que ir al paso y escoltado por inmensa concurrencia, que no dejó de vitorearle hasta su casa de la calle de Embajadores. Ovación semejante no se ha hecho en Madrid a torero ninguno, y la verdadera razón de ello, y aunque su trabajo todo se lo merezca, diciendo las cosas con entera claridad, es que mucha parte del público aficionado de Madrid no ha visto con buenos ojos que las dos figuras de primera magnitud de la actual torería hayan mostrado exigencias tan grandes para ser contratados, y a más el deseo, desde hace muchos años, que sienten los madrileños, desde que desapareció "Frascuelo", de tener un espada notable, paisano.
Trabajo y no pequeño ha costado a este simpático y modesto diestro llegar al puesto que hoy ocupa, pudiendo decir que a nadie se lo debe más que a su constancia y fuerza de voluntad para no haberse desanimado cuando el público que hoy le aclama lo tuvo olvidado por completo.
Discusiones muy apasionadas entre los aficionados, y artículos de controversia en la Prensa madrileña originó el acto realizado por el público con este diestro, y aunque ni por una ni por otra parte dejaban de sentarse criterios juiciosos y justos, lo cierto es que con el homenaje
(llamémosle así) hecho a este diestro, el primero obligado con la afición es él, por cuanto tiene que corresponder en forma tal que no deje lugar a dudas de ninguna clase de que aquellas ovaciones eran justificadas y tenían sólida base, no siendo producto de un pasajero momento de entusiasmo. ¿Lo conseguirá? El tiempo lo ha de decir en la próxima temporada, y aun que es lo cierto que ha comenzado después del acontecimiento dando pruebas de sus buenos propósitos, demostrándolo en la corrida celebrada en Madrid el 19 de octubre, y en la de Granada, el 27 del mismo mes, en que su nombre ha quedado a superior altura, y que han sido las dos últimas de la temporada en que ha tomado parte.
Nació en Madrid, en la calle de Santiago el Verde, el 30 de enero de 1879, siendo sus padres Miguel Pastor y Antonia Durán, honrados artesanos, los que, después de mandarle a la escuela para que aprendiera la instrucción primaria, lo pusieron a aprender el oficio de guarnecedor de coches, en el que trabajó bastantes años.
Un crítico de Granada, con ocasión de la revista de la corrida celebrada en dicha capital (ya referida) en la tarde del 27 de octubre, consignó que había nacido en Guadix, atestiguándolo en forma tal, que aunque con el testimonio del interesado, para desmentir esta noticia, era bastante, el Sr. Serrano García Vao, siempre con su entusiasmo por su profesión y el deseo natural de servir a sus lectores con el celo que le caracteriza, sacó una partida de su nacimiento de la iglesia parroquial de San Millán, que es donde fue bautizado.
Comenzó por acudir a las novilladas, en las que, como los viejos aficionados recordarán, solían lidiarse cuatro o más novillos en ocasiones, pero siempre embolados, para que los aficionados pudieran comenzar a demostrar sus condiciones de toreros, haciéndose notar muy pronto este diestro por la maestría con que, con la blusa, que se quitaba, toreaba, empezando a conocérsele con el apodo de "El Chico de la Blusa", apodo que abandonó al tomar la alternativa, como consecuencia de haberlo pedido en El Liberal el conocido crítico Don Modesto en un graciosísimo artículo.
Mató por primera vez un becerro en la Plaza de Madrid, en la tarde del 24 de marzo de 1895, en una corrida organizada con el carácter de mixta, y en la que "Mateíto" mató, como espada de alternativa, los dos primeros toros; "Parrao" y "Picalimas", como novilleros, los cuatro restantes, y lidiándose a continuación un becerro de dos años, de la ganadería de D. Isidro Esteban, para que fuera estoqueado por el novel muchacho Vicente Pastor, que en aquella fecha usaba el apodo de "Chiclanero", aunque este dato ha sido refutado por algunos antiguos aficionados, que nos han alegado que el mismo interesado lo negaba, cosa que nos permitimos dudar, por cuanto obra en nuestro poder un cartel-programa de la expresada corrida, en el que figura con el apodo citado. Actuó después durante cuatro años como matador de novillos con gran aceptación y muchas contratas, especialmente en los dos últimos. De Mazzantini recibió la alternativa en la Plaza de Madrid en la corrida celebrada (15ª de abono) el 21 de septiembre de 1902, con toros de la ganadería de Veragua, y quedando muy lucidamente en su trabajo.
Hasta la fecha, durante los quince años que lleva de torero no ha recibido herida de ninguna clase, pues aunque algunas veces fue cogido por los toros, sólo sufrió algún golpe o contusiones de poca importancia, y siendo de desear que esta buena sombra le siga acompañando.
Desde su alternativa, ha tomado parte en 184 corridas y dado muerte a 475 toros, habiendo otorgado la alternativa de matador a Fermín Muñoz, "Corchaíto", el 6 de septiembre de 1907 en la Plaza de Madrid; a José Carmona (confirmación) en la citada plaza, y a Joaquín Calero, "Calerito", en la Plaza de Zaragoza, el 14 de octubre del corriente año.
Considerándole en sus condiciones personales, es un buen hijo y cariñoso con sus hermanos, a los que ha (sostenido siempre y rodeado de comodidades conforme a las ganancias que obtenía con su trabajo; en sus tratos, serio y formal en extremo, lo que le ha valido ser nombrado por aclamación Tesorero del Montepío de los Toreros; de carácter amable, sencillo y económico, siendo ahorrativo en extremo, y aun recuerda el que esto escribe, por haberlo presenciado en muchas ocasiones, cómo, en sus tiempos de novillero, su anciano padre iba constantemente todos los domingos a la sucursal que el Monte de Piedad tiene en la calle de las Maldonadas, núm. 1, esquina a la plaza de la Cebada, donde en cinco cartillas de las de dicho Establecimiento, a nombre cada una de los padres y hermanos, iba entregando cantidades hasta la suma que el Reglamento de dicho centro permitía.
Ha sido, y sigue siendo, muy discutido el modo de torear de este diestro, y aunque con la muleta y capote no puede ser considerado por nadie como notabilidad, es lo cierto que en este año ha ejecutado magníficas faenas de muleta, aunque, con su carácter grave y seriote, carecen de la alegría y gracia que las imprimen otros.
Con el estoque se coloca muy cerca y se tira derecho, sin mover los pies, dando, en algunas ocasiones, no en todas, un salto al pasar el pitón, que algunos le censuran, y claro es que con sobrada razón, pues sería mejor que no lo diera, porque siempre constituye una tranquilla que hace que la suerte no se realice ni conforme a las reglas clásicas, ni pueda resultar lo artística y elegante que debe; pero, juzgando la cosa con completa imparcialidad, es un recurso, de no tanta importancia, siempre menos feo y de alivio ventajista que el tan justamente censurado paso atrás que dan casi todos los matadores actuales, y que hace que ni el 10 por 100 de los toros muertos lo sean con arreglo a las reglas establecidas por los antiguos maestros; pero como hoy día el público se contenta con poco, no han de ser tan inocentes los diestros en exponerse cuando no tienen ninguna necesidad y saben que con lo que hagan llevarán una ovación; no es posible que los aficionados antiguos, que aun existen bastantes, puedan quedar satisfechos, sino en muy contados casos en cada temporada, por la forma en que generalmente hoy día se practica el volapié; acostumbrados a vérsele practicar de forma tan perfecta a "Frascuelo" y Mazzantini.
Fuente: BDCYL - Índice taurino - recopilación histórica biográfica, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días - Por Un antiguo aficionado - Madrid - 1911
EFEMÉRIDES
21 de septiembre de 1902
Alternativa de Vicente Pastor y Durán
En este día se doctoró el espada madrileño Vicente Pastor y Durán, que tanta popularidad alcanzo desde que empezó su carrera taurina. Nació este diestro el 31 de enero de 1879, siendo sus padres don Miguel Pastor y doña Antonia Duran. Don Eduardo Muñoz (N.N.) en unas «Charlas taurinas», dice, entre otras cosas, lo siguiente: «Vicente trabajaba en casa de mis padres políticos; el trabajo que en una buena tarde le dio a conocer en lidia de embolados, era un forro viejo de un carruaje.
Vicente jugaba al toro en el Prado y saltaba a pies juntillos la barra que separa el centro del paseo y el lugar destinado al tránsito de coches.
Una tarde se coló en la plaza gateando por la fachada y toreó tres o cuatro moruchos; otra tarde, y también con «billete de favor», se puso de rodillas frente a los toriles, dio un cambio, o, mejor, el buey le perdonó la vida y continuó toreando de capa y de muleta «lo mismo que ahora», con los pies fijos, dejando llegar al enemigo muy quieto, muy serio, muy tranquilo, muy sereno...
Con el trapo verde o azul engañaba a los toros; con un palitroque que le prestaban otros chiquillos de su barrio, convertía el trapo en muleta y lanceaba, parado como ahora, y eso que ahora los toros son o suelen ser puros y limpios, y antes los moruchos de la infame, de la inhumana capea, podían dejar escrita su papeleta: ¡A este nene de la blusa lo voy a enviar a que arregle el asta de la bandera».
José Carralero Burgos en su folleto; «Madrid y sus toderos» dice lo siguiente: «El público pedía a los que pululaban por el redondel, que dejasen torear al «chico de la blusa». De aquí el apodo con que le han conocido todos los aficionados.
El notable banderillero José Rogel (Valencia), que le vio trabajar, se propuso protegerle y consiguió que la, empresa organizase una corrida en la que el muchacho figurase para matar un becerro».
Apareció en el cartel con el sobrenombre de «Chiclanero». No pudo cumplir su cometido por hacerse de noche cuando salió el becerro que tenía que matar.
El día 10 de mayo de 1895, en una corrida a beneficio de Eduardo Leal (Llaverito) mató con mucha valentía y no poco arte un becerro crecidito.
También en este cartel apareció con el aditamento de «Chiclanero».
Toreó más tarde dos corridas en la plaza del Puente de Vallecas.
En 1896 formó parte de la cuadrilla de jóvenes barceloneses que dirigía mi antiguo amigo y excelente aficionado D. Mariano Armengol, en la que, en calidad de espada, toreó en varias plazas.
Se separó de dicha cuadrilla en 1897, empezando a torear ganado grande en Talavera, Aranjuez y Carabanchel Alto.
Como matador de novillos debutó en Madrid el 13 de Pobrero de 1898, alternando con Félix Velaste y Antonio Olmedo (Valentín), lidiándose roses de la ganadería de Bertólez.
El buen resultado de su trabajo hizo que la empresa le contratara para otras corridas en aquel mismo año, y los empresarios de provincias le ajustaron con preferencia a otros novilleros, obteniendo un gran cartel en las plazas de Valencia, Barcelona y otras.
En 1902, después de haber toreado cuarenta y una novilladas, se decidió a tomar la alternativa. Tuvo ésta lugar en la plaza de Madrid el 21 de septiembre de dicho año, cediéndole Luis Mazzantini el primer toro, del Duque de Veragua, llamado «Aldeano».
Ha toreado desde ese día las corridas siguientes:
Año 1902 Corridas 4 Toros 11
Año 1903 Corridas 15 Toros 39
Año 1904 Corridas 8 Toros 21
Año 1905 Corridas 7 Toros 20
Año 1906 Corridas 6 Toros 19
Año 1907 Corridas 21 Toros 48
Año 1908 Corridas 2-? Toros 1
Año 1909 Corridas 36 Toros 59
Año 1910 Corridas 36 Toros 89
Año 1911 Corridas 51 Toros 86
Año 1912 Corridas 56 Toros 115
Año 1913 Corridas 40 Toros 148
En el presente año 1914, no sabemos a que atribuirlo, no lleva toreadas las corridas que con arreglo a su categoría debiera llevar.
En las temporadas de 1910 y siguientes fue Pastor el torero de la época.
Sus concienzudas y reposadas faenas con la muleta y las certeras estocadas que daba a los astados, lo colocaron a una altura envidiable, mereciendo por su meritísima labor, el título de «León de Castilla».
El día 2 de octubre do 1910, fue tan grande el entusiasmo que produjo en el público de la corte, que, como no se había visto jamás, todos los espectadores pidieron para Pastor la oreja de «Carbonero», de Concha y Sierra.
Ha sido un diestro poco castigado por los toros.
El 21 de junio de 1903, en Palma de Mallorca, sufrió un puntazo en la espalda; el 30 de julio de 1911, en Santander, un puntazo en el cuello y otro en la bóveda palatina; el 20 de agosto de igual año, en Bilbao, una herida en el brazo izquierdo, otra en la región escrotal y otra en un muslo, que le hicieron perder muchas corridas.
Fuente: BDCYL – Palmas y Pitos - Por Paco Pica-poco – Madrid – 21 septiembre 1914
RETIRADA DEL TOREO
VICENTE PASTOR SE RETIRA DEL TOREO DESPUES DE TOREAR LA CORRIDA DEL MONTEPÍO – Madrid – 23 de mayo de 1918
Vicente Pastor, el gran torero madrileño, se ha cortado la coleta silenciosamente, sin reclamos, dando una prueba más de su excesiva seriedad.
Resentido en sus facultades físicas, de resultas de su última cogida, Pastor comprendió que ya no podía ser lo que había sido. El quería dar a los aficionados lo que se merecían, lo que él había dado siempre, y para ello necesitaba sus completas facultades. Al perder o por lo menos aminorar éstas, su toreo no podía ser ya el mismo y si seguía ejerciendo, su conciencia de artista, su rectitud de hombre serio le recriminaría porque sostenía su nombre sobre base débil, sobre el recuerdo de lo que fue, con miras solamente del lucro personal.
Así suponemos que pensaría el gran Vicente, los que somos conocedores de su carácter.
En él se entablaría una lucha sorda, silenciosa. Su afición, su público, sus éxitos por un lado le aconsejarían su continuación en los ruedos; sus piernas flojeando, su madre, constantemente pidiéndole, su retirada para vivir sus últimos años tranquila, sin la zozobra, sin la angustia interminable de las tardes de la corrida, le pedían por el contrario, el corte de coleta.
Cuantos medios y procedimientos creyó oportunos para llegar nuevamente a la posesión de sus fuerzas físicas, no dudó en emplear, quería torear, quería sostener sus triunfos, quería que sus paisanos no se quedasen sin el ídolo. La voluntad fuerte que caracteriza a Pastor así lo exigía de su propia persona, sólo le faltaba hacer la prueba definitiva para fallar el pleito entablado dentro de su corazón de torero pundonoroso y de hijo amantísimo.
En esta situación se anunció la corrida que a beneficio del Montepío de toreros se celebra anualmente, hubo dificultades, se rechazaron toros, se hizo cuanto humanamente era posible para evitar la suspensión de aquella corrida, que tantas lágrimas y tantos consuelos tenían que enjugar y proporcionar sus benéficos ingresos.
Pastor, presidente de la entidad y compañero buenísimo de todos los que visten el traje de luces, decidió cooperar a tan filantrópico fin, con un esfuerzo personal, con lo que él creyó asegurar el éxito de la corrida y para ello decidió vestir el traje de torero que tanto tiempo hacía no se había puesto, para torear en su Plaza, en la Plaza donde quedan sus triunfos, sus anhelos, sus fatigas, en una palabra: su alma de artista.
¿Era esto solo, lo que quería Pastor al decidirá a tomar parte en la corrida?
¡No!... Seguramente que junto al deseo del bien de sus compañeros unió otro puramente particular, quería convencerse, él mismo, quería, ya que tenía ocasión, hacer la prueba; de su resultado saldría el fallo que tenía que dar a la lucha latente en su cabeza.
¿Se retira Vicente en esta corrida?... ¿Es que sale para entrenarse? …. ¿Qué es lo que pensará el chico de Embajadores? …. Estas preguntas se hacían todos los que sienten amor a la fiesta española.
¡Sólo él estaba en el secreto!
Cuando su madre le diera el beso de despedida con lágrimas en sus ojos, entonces el torero, el hombre valiente, el que jamás temblara ante los toros, sintió correr por su cuerpo un escalofrío, y notaría que sus piernas, las columnas de hierro que sostuvieron durante diez y seis años su faena, flojeaban, que les faltaba su base.
¡Como él lo pensara, así había respondido su Madrid! El lleno completo, la Plaza ocupada totalmente por el público.
Al aparecer el desterrado en el ruedo, la ovación que le tributan es ensordecedora, desde el jefe del Estado, hasta el último plebeyo, juntan sus manos para tributarle el saludo de cariño, de admiración que su actitud, su historia y su persona merecen, Pastor, montera en mano, y el nudo de la pañoleta metido en la garganta, hace el paseíllo, desde el tercio y desde los medios, emocionadísimo, tiene que contestar a la ovación tan formidable que se le sigue dedicando.
Y salta a la arena el toro, el toro último por él estoqueado, o por mejor decir, el último manso, que para recuerdo imperecedero, de su dominio con estos bichos, hubo de lidiar en el momento de prueba, en el momento solamente conocido por él.
"Cabrero" negro meano, corto, gordito, fino, bien puesto de pitones, aunque en general algo pequeño, era el veragüeño que salió por las puertas del chiquero. Vicente, con un deseo tremendo y con una valentía propia de los primeros años, intenta torear de capa... pero ¡ah!... que el animal huye hasta de su sombra, manifestando a las claras su condición bueyuna. Carreras, capotazos, todo lo que hizo, inútil, el manso no respondió y Vicente sufrió el primer golpe, sus piernas flojearon y hubo de resbalar en dos o tres intentos de lances o quites.
Después de hacer cumplir a la fuerza al mansurrón en el primer tercio, le banderillean los otros espadas.
Brinda Pastor a Don Alfonso y a Doña Isabel, y en su largo discurso el torero, con entrecortada voz y húmedos sus ojos, declara que aquel toro que va a matar, es el último de su vida torera.
Dispuesto el hombre, decidido el artista, intenta dar la nota de valor, la nota que vaya unida siempre a su nombre y que cierre con broche de oro la historia de su toreo clásico, serio, grande, inconfundible, y con la muleta en la izquierda, llega hasta la propia cara del bruto, que no acepta su invitación. A pesar de ello, Vicente no hace caso de la huida del buey, y sigue siempre con la mano izquierda toreando, tratando de dominar a la bestia, dando pases de su marca, valientes de verdad, pero nuevamente el diestro nota su falta de seguridad en las piernas, en las dos o tres tarascadas que le largó el pajarraco, y que por milagro se salvó de un serio disgusto.
Logra medio igualar al manso en terrena de los chiqueros, y entrando recto, con fe, como si fuera su debut, señala un enorme pinchazo en lo duro. Sigue confiado, valiente y derrochando serenidad da unos nuevos y eficaces muletazos. Perfilado en corto y marcando lentamente el viaje, coloca una estocada algo caída, terminando con "Cabrero" de un certero descabello.
La ovación que premia esta faena supera a las que desde que salió a la plaza escuchara el torero. Llorando, el hombre del ascensor llegó a la barrera, dejando para siempre los trastos, con los cuales alcanzó su nombre, su gloria y su fortuna. El primer madrileño, como llaman al rey, tiene interés en conocer con certeza la decisión del torero y le hace subir al regio palco, en donde Vicente confirma su irrevocable decisión.
Una vez en su domicilio. Pastor llamó a su hermana y la hizo cortar el mechón de gloriosos pelos que pendían de su occipucio ofrendándolos en prueba de amor filial a su anciana madre, que medio trastornada de emoción y alegría apenas acaba de creer lo que sus ojos ven.
Ya terminó el torero, el gran matador de toros Vicente Pastor, sus paisanos, la afición toda, pierde con él una figura representativa de una época sublime del toreo.
El ganado de la corrida
Aparte del toro estoqueado en primer lugar por Vicente Pastor, se lidiaron seis toros, tres de la vacada del duque de Veragua y tres de la del de Tovar. Los seis, tanto los de un duque como los del otro, fueron de buen aspecto, buena, lámina y modestos de defensas. En cuanto a bravura, a excepción del segundo del duque de Veragua, que fue suave, pastueño, codicioso para la muleta y con bastante bravura, y el primero del duque de Tovar, que le anduvo en zaga a estas condiciones los demás fueron, si no francamente mansos y bueyes, lo parecían mucho.
Los espadas
Cocherito, voluntarioso, con muchos deseos, valiente y demostrando inteligencia, quiso hacer honor a su camarada Vicente, toreando con la izquierda. Bien en quites y en un buen par de banderillas al toro de Pastor. Con el estoque, digno, y en conjunto, merecedor de los aplausos que le dedicaron.
Nacional se vió en la precisión de tener que luchar con dos marrajos de lo peor de la tarde, y a pesar de ello puso de relieve sus buenas condiciones de torero durante la lidia de sus toros, con la muleta y con el sable, especialmente a su segundo, último de la tarde, el cual era un toro que tenía mucho que matar, ¡ cuánto hubiera durado este pájaro en manos de otro lidiador ! y Ricardo bregó con el capoté y la muleta eficazmente, y procuró conseguir con la "espá" el partido mayor, dadas las condiciones del indecente morlaco. ¡Bien, Nacional, ese es el camino recto!
Saleri triunfa
i Se marchó Pastor !
¡ Ya no hay un torero serio, de vergüenza!
¡Ya no hay... riñones "pa" matar!
¡Ya no queda toreo serio, clásico, reposado!
¿Qué no?... i Aquí estoy yo!... Así respondió Julián a las interrogantes que parecía flotaban en el ambiente de la Plaza.
Con la seda y los garapullos como con la vistosa faena y su media estocada bien administrada en el primero suyo, empezó a demostrar que aún quedaba gente entre los toreros, pero cuando la cosa llegó a su máximum es cuando el hombre de la Alcarria cogió los avíos de matar, y cuadrándose seriamente ante Vicente Pastor le dijo "Maestro Vicente, hoy que abandonas el toreo, queda tu puesto en el mayor vacío, no hay quien lo quiera continuar; yo, en pago de haber recibido de tus manos y en esta misma Plaza la alternativa de "mataor" allá por el año 14, y desde entonces procuré que tu "ahijao" no dejase de tirar a la pila, yo, repito, quiero ver si ahora, hoy, en este momento, puedo ser digno continuador de mi padrino".
El apretón de manos y el delirio.
Saleri demostró plenamente lo que he dicho muchas veces de él y ha confirmado mi vaticinio del último número de LA LIDIA.
¡Saleri es ya "as"!, pero "as" ganando a pulso su categoría; tres grandes tardes le costó, pero por "fin se impuso. La primera aquella inolvidable tarde, última de Belmonte, la segunda la monumental tarde de Gallito, el pasado 10, que en ellas Julián rayó a una altura increíble, haciéndose ovacionar y consiguiendo no se olvidase su labor, aun a trueque de ir unida a dos tardes gloriosas de los dos fenómenos sevillanos.
¿Ayer?... Ayer fue la definitiva, la nota de valentía, de reposo, de torero fino y de colosal matador es lo que puso sobre la arena el paisano de los bizcochos ebrios. Con un monumental pase cambiado a tela desplegada y con la izquierda dio principio a su curso de torear, un pase de rodillas escalofriante, con el completo en lo tocante al aguante, uno de pecho, dejando en la punta del cuerno dos o tres caireles de la chaquetilla, más rodillazos, vistosos, alegres, valientes, confiados, aguantando tela con un estoicismo propio del más estoico espartano. Un enorme pinchazo y ¡pásmense ustedes!, al salir de él un estupendo pase natural que de haberlo visto, a buen seguro hubieran envidiado el de Gelves y el de Triana, y por último, y para terminar de volver loca a la multitud que frenética, aplaudía y no cesaba de olear y ovacionar al alcarreño, un colosal volapié, arrancando más derecho que un poste telegráfico, acostándose sobre el toro y saliendo con una limpieza extraordinaria por el costillar del berrendo tovareño.
Crujió la plaza en estruendosa ovación, flamearon millares de pañuelos, y le fue concedida la oreja, el premio más justamente otorgado, un gran premio que como anteriormente digo, le ha costado a Julián Sainz, tres ejercicios, a cual más notable.
Pastor sonrió, y cuando Julián le entregaba él galardón tan honrosamente ganado, al estrecharle la mano le dijo: "Chico, me voy tranquilo puedes continuar tú en mi puesto", y las multitudes al oír el régium execuatur de Vicente, cargó con el torero de Guadalajara en hombros y le sacó entre clamorosa ovación por la puerta grande.
i Viva Saleri el conquistador !
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¡La historia del toreo señalará tu paso por el arte, con letras de oro, gran Vicente!
Fuente: BDCYL – La Lidia Taurina – Los Toros en Madrid, vistos desde el “dos”. Por Zig-Zag . Madrid, 27 de mayo de 1918.
Fuente: Fotografía: Álbum Fotográfico Taurino - "Curro Meloja", don Carlos de Larra - 1945