D. TANCREDO, en la Plaza de Toros de Zaragoza el día 27 de mayo de 1900. 

Lo más interesante de la función efectuada en esta plaza el día 27 de mayo, resultó una camama como nos suponíamos.

Se anunció que un tal Tancredo López practicaría experimentos de hipnotismo y sugestión con el tercer toro de la novillada, y no hubo tales carneros.

La farsa se verificó en esta forma: sobre un pedestal blanco de medio metro de altura se colocó con los brazos cruzados el experimentador, que iba vestido como el Comendador de Los Aparecidos. Salió el novillo, divisó la estatua, la enganchó y … no rodó ésta hecha pedazos porque el bicho era manso, que si llega a ser bravo no le arriendo la ganancia al Tancredo. En resumen: un espectáculo indigno de la cultura de Zaragoza.

Al salir el cuarto novillo se armó la gran bronca por empeñarse el público en que el hipnotizador repitiera lo de ir por los aires.

Afortunadamente, dicho señor se había marchado de la plaza, y aunque mediaron órdenes y contraórdenes entre la empresa, el presidente y sus satélites, la cosa no pasó de silbar y alborotar las masas durante media hora. 

Suponemos que el Sr. Gobernador se hallará a estas horas arrepentido da haber autorizado con su firma el anuncio de un espectáculo que ni aun como mojiganga debió tolerar. 

BDCYL - Publicado en el Semanario Taurino Ilustrado Sol y Sombra - Madrid, 07 de junio de 1900.