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54 - CAPITULO X - DE ALGUNAS OTRAS SUERTES DE A CABALLO - ARTICULO SEGUNDO - DEL MODO DE DERRIBAR

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 LA TAUROMAQUIA COMPLETA

 EL ARTE DE TOREAR EN PLAZA

 TANTO A PIE COMO A CABALLO

 Por: Francisco Montes “PAQUIRO”

 

PARTE SEGUNDA  -  ARTE DE TOREAR A CABALLO

CAPITULO X 

DE ALGUNAS OTRAS SUERTES DE A CABALLO

ARTICULO SEGUNDO

DEL MODO DE DERRIBAR

Una de las suertes más bonitas que pueden hacerse a los toros desde el caballo es derribarlos.

 

Para esto se debe procurar un caballo fuerte, ligero, muy mañoso, y que esté acostumbrado a este ejercicio, pues esta condición es tan esencial, que en siendo un caballo maestro no tiene el jinete que hacer casi nada para dirigirlo bien y verificar la suerte, de modo que con poca habilidad se queda lucido, mientras que el mejor jinete y el que sea más diestro derribando, no podrá si lleva un caballo malo salir con lucimiento de la empresa.

 

Hay dos o tres modos de derribar que se diferencian en bien poco, y de los cuales solo uno se ejecuta, por ser más natural y desembarazado, pues los otros, además de ser mas difíciles, no tienen tanto lucimiento; así es que rara vez se ponen en práctica.

 

Para derribar del modo preferido, que llaman a la falseta, se acosa la res guardando las reglas dichas arriba, y conservando la distancia de unas veinte y cinco a treinta varas, echándose también un poco hacia su costado derecho: cuando parezca buena ocasión se aprieta cuanto se puede el caballo, de modo que la línea que describe en su viaje venga a formar un ángulo bien obtuso con la que el toro figura en el suyo, y en la reunión que forma el ángulo, que es el centro de la suerte, viene a pasar el caballo por junto a los cuartos traseros de la res; el jinete, cuanto la haya tenido en jurisdicción, habrá echado todo e! palo adelante para ponerle la puya en el nacimiento de la cola, cargar bien el caballo y seguir haciendo fuerza y cerrándolo hasta echarlo al suelo. Es menester tener un cuidado particular para no atravesarse demasiado y llegar a tropezar con el toro y caer con el caballo a tierra.

 

Debo advertir que para todas las suertes que se hagan a los toros sin que sea tomarlos por delante con la vara de detener, se use de garrochas largas y ligeras con muy poca puya, pues si no es imposible manejarlas como el caso requiere. También debe saberse que siempre que se vaya a derribar se lleva la garrocha agarrada cerca de la extremidad y apoyada en el brazo izquierdo, para no armarse hasta el mismo instante de ir a poner la puya a la res, pues de lo contrario no puede sufrirse el peso que hace todo el palo adelante, se cansa el brazo, falta la fuerza, y es incierto el golpe de vista.

 

Hay otro modo de derribar que llaman de violín, en el cual la garrocha pasa por cima del cuello del caballo y viene a quedar al lado izquierdo, como ya dije antes; se usa poco, y no promete ventajas. Lo mismo digo de algunos otros, en que no me detengo por lo poco interesantes que son.