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21 - CAPITULO X - DE MODO DE PARCHEAR

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 LA TAUROMAQUIA COMPLETA

 EL ARTE DE TOREAR EN PLAZA

 TANTO A PIE COMO A CABALLO

 Por: Francisco Montes “PAQUIRO”

 

PARTE PRIMERA  -  ARTE DE TOREAR A PIE

CAPITULO X 

DEL MODO DE PARCHEAR 

El poner parches a los toros es también una de las suertes más bonitas que se les puede hacer, y no comprendo la razón de haberla abandonado casi del todo. Así es, que me parece oportuno decir alguna cosa acerca de ella, aunque no será con la extensión que lo he hecho de otras, y que esta también merece; pero como no es frecuente el ejecutarla, basta con que para su inteligencia y práctica demos los primeros elementos.

 

Los parches que se le ponen a los toros son de lienzo o papel, con una de sus caras untadas de trementina o alguna otra materia análoga, para que queden pegados. Regularmente son de colores, para que hagan más bonito efecto, y a veces tienen cintas y otros adornos. El parche para ponerlo se lleva extendido sobre la mano, quedando hacia fuera la cara en que tiene la trementina.

 

Se puede parchear a cuarteo, a media vuelta, al sesgo y al recorte: muchas veces para hacer esta suerte se lleva en una mano el capote y en otra el parche, para tener más seguridad, y un recurso en caso necesario: aunque se puede parear también con los parches es bastante difícil y arriesgado, por lo que regularmente solo se pone uno.

 

Yo aconsejo que no se parchee de cualquiera de los cuatro modos dichos más que a los toros boyantes, a los abantos, y a los tuertos que por sus propiedades se acerquen a dichas clases. En esta suposición paso a explicar la suerte de los modos indicados.

 

Para parchear a cuarteo es necesario observar todas las reglas que para las banderillas de esta clase he dado, pero teniendo presente que el parche jamás se pondrá sino cuadrado con el toro, en cuya disposición se les pegará en la frente, metiendo él brazo por cima del testuz y por medio de los cuernos. Debe saberse que para parchear de este modo se llevará el parche en la mano del lado del toro, que es siempre el mismo que el de la huida, de manera que, si el remate de la suerte ha de ser por el lado derecho, llevará el parche en la mano derecha, que es la que después queda más inmediata a la cabeza. Es regla general en toda suerte de parches salir con piernas, porque los toros no sienten en ella castigo, y en no sufriendo un perfecto destronque cogerán al diestro si tardó en salir, por lo cual será bueno quitarles también las piernas.

 

El modo de parear a cuarteo es igual, hasta cuadrarse al antecedente, pero después es mucho más difícil, pues el parche que antes hemos visto se pegaba en la frente, se pega ahora en el hocico, o por decir mejor sobre la nariz, y el otro parche se pondrá en la frente como ya hemos dicho. El brazo que ahora pone el parche del hocico es el que antes puso el de la frente, y pasa por debajo del cuerno derecho (1) para buscar la raíz de la nariz, y el brazo izquierdo pasa por cima del testuz para poner el otro parche sobre, la frente. La necesidad que hay de que el diestro haga la suerte con mucha viveza se deduce con claridad de lo mucho que le puede perjudicar permanecer en esta postura, pues esta haciendo un quiebro muy grande, y es necesario reponerse de él con mucha presteza y salir con pies, por la obvia razón de que, si el toro se enmienda y se vuelve con anticipación, llevará inmediatamente una cogida, que será peligrosa por no tener recurso alguno de engaño, ni de banderillas, ni de otra especie.

 

También se parea a cuarteo de otros modos como es poniéndole, los dos parches en la frente, para lo cual es necesario que los dos brazos pasen por cima del testuz, el cual modo es muy bonito, y más fácil que el antecedente: otras veces se pone un parche en la frente del modo que dije se ponía uno solo, y el otro en el morrillo o en otra parte, pues los parches se pueden poner en todos sitios, corno se tenga cuidado de guardar simetría en su situación, aun en los colores. No obstante, las suertes más lucidas de ellos son en la cabeza y en la cara.

 

Para parchear a la media vuelta y al sesgo y al recorte se observarán exactísimamente las reglas que para las banderillas de estas clases hemos dado, y se pareará o no, según sea el toro y la suerte que se elija, advirtiendo que en todas se puede parear con seguridad en teniendo el diestro de su parte todos los requisitos necesarios. No obstante, será temeridad emprender esta suerte con aquellos toros cuyas propiedades los llevare a las clases que merecen cuidado, no porque observando rigorosamente lo expuesto pueda el diestro llevar una cogida, sino porque siendo poco frecuente hallar toreros que reúnan al conocimiento preciso de las reglas la perfección en ejecutar las suertes, en virtud de la exacta y oportuna aplicación de aquellas, de ahí es que no cumpliría con mi deber sino hiciese esta advertencia. Por tanto, debo prevenir que ahora y siempre que en el discurso de esta obra se vea otra advertencia semejante, se entienda como una precaución, y no más, para que los toreros bisoños y poco diestros no vayan cegados por su amor propio y guiados por mis preceptos a emprender unas suertes de cuya ejecución quizás serán víctimas, pues para que sea feliz se necesita reunir en muy alto grado las propiedades indispensables a todo torero.

 

Cuando están los toros levantados son muy buenas las suertes a cuarteo, a pecho y al recorte. El estado de parados es el más a propósito para la media vuelta. Y por último, en el de aplomados es cuando únicamente se les hará la suerte al sesgo. Sin embargo, se podrán también hacer las primeras en todos estados, en teniendo cuidado de arreglarlas a las circunstancias. Pero la última (al sesgo) no se hará de ninguna manera en otro estado que en el que se ha dicho, pues se correría un grande riesgo.

 

 

(1) Suponiendo que sea el del lado de la huida.