LA TAUROMAQUIA COMPLETA
EL ARTE DE TOREAR EN PLAZA
TANTO A PIE COMO A CABALLO
Por: Francisco Montes “PAQUIRO”
PARTE PRIMERA - ARTE DE TOREAR A PIE
CAPITULO IX
DE LAS BANDERILLAS
ARTICULO V
SUERTE DE BANDERILLAS AL RECORTE
Este modo de banderillear es el más lucido, más bonito, más difícil, más expuesto, menos frecuente, y que se puede decir que es el non plus ultra de poner banderillas.
Su ejecución consiste en irse al toro para hacerle un recorte, y en el momento del; quiebro meter los brazos para ponerle las banderillas, pues entonces está humillado. Pero es menester saber que el cuerpo se maneja en un todo como en un recorte; y por tanto, que en el momento de meter los brazos, que es el de la humillación del toro y del quiebro del diestro está aquel casi embrocando a este por el lado, y cuando tira la cabezada está ya fuera a beneficio del quiebro; pero ha de tener aun metidos los brazos, pues hasta este momento no ha podido clavar las banderillas, lo cual lo hace el toro mismo con el hachazo, pues el diestro por su postura violenta no puede meterse con él, ni agacharse hasta cogerlo en la humillación; y de esto nace toda la dificultad de la suerte, pues hay que esperar el hachazo en el centro, y librarlo con el quiebro, sin ponerse fuera, porque ha de tener metidos los brazos hasta que el toro se clave los palos. Pero de esta dificultad resulta el lucimiento, pues está el diestro haciendo el quiebro de espaldas al toro, cuando está este humillando para recogerlo, y tiene vuelta la cara hacia él, y puestos los brazos el del lado del toro con el codo muy arriba y atrás, y la mano igualmente atrás, y el otro pasando por delante del pecho, y yendo a buscar la otra mano, con lo cual quedan las banderillas hacia atrás y hacia abajo sobre el morrillo del toro , la cual postura es tan airosa, que casi todos los que pintan las suertes de banderillas la eligen.
Yo aconsejo que no intente jamás hacer esta el que no sea muy diestro en el recorte, y que siempre se salga al hacer el quiebro del centro lo bastante para que no pueda alcanzarle el hachazo, aunque no ponga las banderillas, pues vale más quedarse con ellas en la mano que llevar una cogida: igualmente aconsejo que solo se les haga a las reses boyantes, y que sea cuando vayan levantadas, pues de este modo no hay peligro; sin embargo, puede hacerse con los abantos, y es muy buena con los tuertos. Para entenderla mejor remitiré al lector al capítulo en que hablo de los recortes, igualmente que a todo lo dicho en este acerca de las banderillas, todos los cuales conocimientos son absolutamente necesarios para comprender esta suerte.