- CORRIDA DE TOROS A LA PORTUGUESA -
Por su gran interés didáctico e informativo, y con el fin de facilitar y potenciar el conocimiento de la fiesta de los toros, reproducimos con admiración y respeto parte de la obra de la Junta de Andalucía. Consejería de Gobernación. Dirección General de Espectáculos Públicos, Juego y Actividades Recreativas. Cuadernos de Aula Taurina: Otras Tauromaquias, por D. José María Martínez Parras. Sevilla, 2007.
CORRIDA DE TOROS A LA PORTUGUESA
La corrida de toiros a portuguesa típica consiste en la lidia de seis toros a cargo, generalmente, de tres cavaleiros. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en España, la lidia no concluye con la muerte del toro sino con la pega, suerte que realizan los mozos de forcado y que consiste en inmovilizar al toro en cuadrilla a cuerpo limpio, utilizando únicamente los brazos y las manos. Una vez realizada la pega, se suelta al toro que vuelve a los corrales con la ayuda de la parada de cabestros, generalmente de raza mertolenga. Los toros se lidian normalmente con los cuernos enfundados y, aunque no mueren en el ruedo, son sacrificados posteriormente.
La lidia a caballo es similar a la española, con la diferencia de que, durante el primer tercio, a los toros no se les clava rejones de castigo sino farpas o rejones de arpón. El tercio de banderillas es idéntico, aunque los toros, por haber recibido menos castigo, suelen tener más fuerza.
EN TORNO A LAS CORRIDAS DE TOROS A LA PORTUGUESA
EL RECINTO
Los festejos tienen lugar en plazas de toros similares a las españolas aunque con algunas diferencias como son: que no hay burladeros; que en los toriles hay un pequeño corral para los bueyes: el patio de cabrestos o que el ruedo, en la mayor parte de las plazas, suele ser bastante pequeño, lo que incide en la forma de interpretar las suertes.
LOS PARTICIPANTES Y SU FORMA DE VESTIR
En las corridas de toros a la portuguesa intervienen los cavaleiros a caballo con sus cuadrillas, los forcados y, en un grado menor, los campinos.
Cavaleiros
Los cavaleiros pueden ser amadores, praticantes y de alternativa.
Para acceder a la categoría de cavaleiro praticante se debe haber actuado en, al menos, cinco festejos como cavaleiro amador y aprobar la prueba de aptitud correspondiente.
Para pertenecer a la categoría de cavaleiro de alternativa se debe haber actuado como cavaleiro praticante al menos en 10 espectáculos y haber superado la prueba de alternativa.
La prueba de aptitud o de alternativa debe ser solicitada a la Direcçäo-Geral dos Espectáculos e do Direito de Autor, que es el organismo encargado de designar al jurado que debe juzgar al candidato. La prueba consiste en la lidia satisfactoria de una o más reses, en un festejo propio de la categoría a la que se aspira pertenecer. Las pruebas de alternativa se realizan en corridas de toros que se celebren en plazas de 1 ª o 2ª categoría.
Los cavaleiros praticantes y de alternativa visten a la federica, indumentaria aristocrática que data de tiempos del rey Federico II el Grande de Prusia y que consiste en una elegante casaca de seda bordada, fino calzón de punto de seda, tricornio y botas altas.
Los cavaleiros amadores visten traje corto como los españoles, aunque, en algunos casos, el traje corto portugués puede llevar bordados de oro ribeteando la chaquetilla y las bocamangas. El calzón corto que utilizan no se remata con caireles y nunca se complementa con los zahones.
Cuadrillas
Las cuadrillas están constituidas por un número de banderilleros igual al de reses a lidiar, excepto cuando se lidie una sola res en que, la cuadrilla debe estar formada por dos bandarilheiros o peones de brega. Visten como en España y utilizan capotes.
Forcados
Los forcados participan en grupo, que está formado por un número indeterminado de miembros que oscila entre 15 y 20, dependiendo del número de toros en el que participen. Cada grupo está dirigido por el cabo, que es quien organiza al resto de la cuadrilla y los dispone en el ruedo. También es el representante del grupo fuera de él. El grupo de forcados que interviene en una corrida también oscila, aunque lo habitual es que sean uno o dos.
Los forcados visten la farda que se compone de barrete verde con un reborde rojo, chaquetilla de tela rameada o floreada (jaqueta de ramagem), taleguilla de color beige o marrón que se ciñe por debajo de la rodilla con unas cintas rojas, medias blancas de encaje, zapatos de salto de prateleira o con reborde saliente y faja roja.
Campinos
Los campinos o vaqueros son los encargados de retirar el toro del ruedo con la ayuda de los cabestros. Su traje consta de: barrete verde con reborde rojo; camisa blanca con cuello; chaleco rojo con solapa que se abrocha con botones de metal, y que lleva, en el lado izquierdo, una chapa con el hierro de la ganadería a la que pertenece; calzón azul oscuro hasta la rodilla que lleva una fila de botones sobre la costura; faja roja; medias altas, blancas y de encaje, que llega tres o cuatro dedos por encima de la rodilla; zapato negro y espuelas. Por último, la chaqueta que es de la misma tela que el calzón, y que se coloca, en general, sobre el hombro izquierdo para que pueda manejar la garrocha con la mano derecha.
INSTRUMENTOS DE LA LIDIA
Los cavaleiros clavan al toro farpas y banderillas que, genéricamente, reciben el nombre de hierros. Los forcados llevan la forca.
Las farpas o hierros largos miden unos 120 cm, llevan un doble arpón y están revestidas con papel de seda. Las farpas, al clavarse, deben romperse, quedando una parte en el animal. Hay dos tipos de farpas: uno en el que, al romperse, se despliega una banderola que suele tener un dibujo o pintura, a veces, bastante espectacular; otro tipo, sin banderola. Generalmente, la primera farpa que se clava lleva banderola, mientras que las que se colocan a continuación no la llevan. Después de clavada la farpa, el rejoneador se suele adornar con esta banderola.
Las banderillas o hierros cortos miden 70 cm de longitud, excepto las que se colocan a dos manos que miden 90 cm. Llevan un arpón sencillo y van adornadas de forma similar a las farpas.
La forca es una vara de madera de 1.60 metros de longitud que tiene en el extremo superior una horquilla de metal con las puntas emboladas. Es el instrumento característico del forcado y de donde procede su nombre, aunque, actualmente, sólo se utiliza durante las cortesías.
DESARROLLO DE LA CORRIDA
COMIENZA EL FESTEJO: LAS CORTESÍAS
El festejo comienza con la "Ceremonia de las Cortesías" que consiste en el desfile de todos los intervinientes en el espectáculo y el saludo posterior al público asistente.
A un toque de corneta, ordenado por el presidente o director de la corrida, suena un pasodoble y salen al ruedo, en primer lugar, las cuadrillas de forcados -una por cada grupo actuante- que están formadas por ocho miembros (el resto de los componentes de cada grupo están ya en el callejón) y que se sitúan, a mitad del ruedo, en línea aunque dejando un pasillo central para que pasen los cavaleiros. La cuadrilla más antigua se sitúa a la derecha, y dentro de cada cuadrilla se colocan de derecha a izquierda por antigüedad, situándose en el extremo derecho, el cabo del grupo. Luego desfilan los subalternos, que se colocan por delante de los forcados, y después los dos campinos que se ponen detrás. Finalmente aparecen los cavaleiros montados en caballos especialmente enjaezados, que pasan por el pasillo central que han dejado los demás intervinientes, hasta llegar a la altura de la Presidencia, cumplimentándola. Después, dan una vuelta al ruedo saludando al público y evolucionan entre el resto de los actuantes, que permanecen en sus posiciones, hasta que finalmente abandonan el ruedo haciendo recular los caballos. A continuación, se inicia la lidia de los toros.
LA LIDIA DE LOS TOROS
La actuación del cavaleiro
La salida del cavaleiro se anuncia mediante un golpe de clarín. Antes de que salga, uno de sus peones toma una farpa, saluda al presidente y, cruzando el ruedo, se dirige hacia la puerta que da acceso al patio de cuadrillas o porta do artistas. Una vez allí, salen los otros cavaleiros, entregándole el subalterno la farpa al que va a lidiar el siguiente toro. Entonces, sale el cavaleiro actuante, montado a caballo, que recibe la farpa de su compañero, farpa que toma por la espalda. Después, todos se saludan y abandonan el ruedo los no actuantes. A continuación, el cavaleiro evoluciona por el ruedo, a modo de entrenamiento y cuando está preparado comunica, mediante un gesto, que el animal puede salir. La salida del toro se anuncia mediante un toque de clarín floreado.
Una vez el toro en el ruedo, el cavaleiro puede pararlo directamente o bien pueden hacerlo los subalternos, sin que ello provoque las protestas del público como sucede en España. El cavaleiro pone dos o, más raramente, tres farpas. Después de colocar cada una, suena la música durante unos segundos.
La faena continúa con la colocación de las banderillas. Para ello, el cavaleiro suele cambiar de caballo. Generalmente, se colocan cuatro o cinco banderillas. Si la actuación es lucida, después de la segunda o tercera banderilla, la banda de música interpreta un pasodoble, aunque siempre a instancias del presidente. Cuando se han clavado cuatro banderillas, vuelve a sonar el clarín para indicar que la actuación del cavaleiro ha concluido. No obstante, el rejoneador suele clavar una o dos banderillas más, previa solicitud al presidente y a petición del público. Mientras tanto, la música sigue sonando. Si la actuación ha sido brillante, el cavaleiro da una rápida vuelta al ruedo a caballo, recogiendo los aplausos y saludando al público.
Normalmente se utiliza un caballo para farpas y uno o dos para banderillas, además del que interviene en la Ceremonia de las Cortesías.
La lidia a caballo de cada res no debe exceder de diez minutos, en cuyo momento se da el primer aviso; dos minutos después el segundo y un minuto más tarde el tercero, pasandose de inmediato a la pega.
Las reses destinadas al toreo a caballo están normalmente emboladas. No obstante, en algunos casos especiales se pueden lidiar reses desemboladas aunque debidamente despuntadas.
LA ACTUACIÓN DE LOS FORCADOS: LA PEGA
Cuando el rejoneador finaliza su intervención y abandona el ruedo, salen los forcados, precedidos de un toque de clarín que anuncia su actuación, para realizar la pega. La pega, que sustituye a la suerte de matar, es como la muerte moral del toro.
En ocasiones, en los festejos de rejones, actúan en España grupos de forcados, que lo hacen entre el tercio de banderillas y el de muerte.
MODALIDADES DE PEGAS
Hay dos modalidades de pegas: la pega de cara, en la que intervienen ocho forcados y la pega de cernelha, cuya ejecución requiere sólo dos forcados y la ayuda de los cabestros . En función de las características exhibidas por el toro durante la lidia, el cabo decide qué forcado pegará así como la forma de efectuarla.
Pega de cara
Es la más habitual. La cuadrilla que realizar una pega de cara está integrada por ocho de forcados que son: el pegador o forcado de cara que frecuentemente se confunde el cabo del grupo, el primer ayuda, dos segundas ayudas, el rabejador o rabillador y tres terceras ayudas.
Para realizar la pega, los forcados se sitúan en línea frente al toro, para que éste no vea más que al primero y, generalmente, a favor de querencia, es decir, de espaldas al área de toriles. Se coloca, en primer lugar, el forcado que va a realizar la pega o forcado de cara; a unos metros de él se sitúa el primer ayuda, y después dos grupos de tres.
La misión del forcado de cara consiste en agarrarse a los cuernos o al cuello del toro, para lo cual, previamente lo cita, aguanta su embestida y, generalmente, retrocede para amortiguar el choque, agarrándose a continuación al toro. Obviamente, no se espera que este forcado inmovilice al animal él sólo, sino que aguante sus derrotes hasta que llegue el resto del grupo.
Para indicar que se va a realizar la pega, el forcado de cara se pone el barrete y cita al toro (¡toiro! ¡toiro!) con las manos cogidas detrás del cuerpo o en la cintura, para levantarlas en el momento en que el toro humilla, echandose entre los cuernos y agarrándose a él. Cita al toro de largo si ve que tiene una embestida larga y franca, o en corto si ha sido difícil durante la lidia.
La pega de cara puede ser a barbela, que es cuando el toreado se abraza al cuello del toro, o a córnea, cuando lo hace alrededor de los cuernos.
El segundo forcado en actuar es el primer ayuda, cuya única labor es sujetar al forcado de cara para que se mantenga en su sitio, agarrando lo por detrás. Inmediatamente después, entran en acción los dos segundas ayudas, que tienen como función sujetarse cada uno a un cuerno del toro y abrazarse al toreado de cara para afianzarlo. A la vez, el rabejador busca el rabo del toro para realizar su función, que es controlar los movimientos del toro tirando de él hacia un lado u otro e intentar frenarlo desde su posición. Finalmente, los tres terceras ayudas agarran a sus compañeros para asegurar sus posiciones, hasta que el toro ha sido completamente inmovilizado, con lo que se considera efectuada la pega.
Una vez realizada la pega, el forcado de cara muerde el morrillo del toro, y los forcados sueltan al animal y salen corriendo aunque, para evitar que corran algún peligro, el rabejador se queda agarrado a la cola del toro, al que obliga a girar a su alrededor. Para ello, se coloca en cuclillas, con la pierna izquierda flexionada y metida entre las patas del animal y la derecha recta, dejándose arrastrar por el toro, al que cita y hostiga. De esta manera, da varias vueltas hasta que considera que el toro se da por vencido, momento en que lo suelta y se aleja de él de la manera más airosa y artística posible. En este momento, suena el clarín con lo que se da por terminada la actuación de los forcados, que abandonan el ruedo.
Si en algún momento el toro se suelta, se repite la suerte hasta conseguir que quede inmovi lizado.
A continuación, sale al ruedo la parada de cabestros junto con los campinos para retirar al toro. Los campinos esperan la salida de los cabestros colocados en el estribo de la barrera, a ambos lados de los toriles. Retirado el toro, el cavaleiro y , en su caso, el forcado pegador recogen el premio al que se hayan hecho merecedores, que consiste en una ovación o en dar una o más vueltas al ruedo. Finalmente, se despiden el cavaleiro, el forcado y los subalternos. Después el cavaleiro y sus subalternos abandonan el ruedo por la porta do artistas.
Pega de Cernelha
En la pega de cernelha intervienen únicamente dos forcados que se denominan: cernelhador y rabejador. Para realizarla, el toro tiene que estar arropado por los cabestros, siendo esencial el papel de estos y el de los campinos. En esta situación, el cernelhador y rabejador deben aproximarse rápidamente y sorprender al toro, agarrándose el primero a la cernelha o cruz del animal y el segundo al rabo del toro, tratando entre ambos de inmovilizarlo, en cuyo momento se habrá realizado la pega.
Por tanto, para realizar esta pega, en primer lugar deben salir los bueyes que arropan al toro, lo cual no siempre resulta fácil.
La pega de cernelha se realiza, normalmente, cuando no se puede pegar, por circunstancias diversas, de cara, bien porque el toro tiene una cornamenta que impide que el forcado se agarre, porque es demasiado manso o porque el cabo decide que el toro puede dar una pega espectacular de cernelha. Es siempre una pega de gran difícil ejecución.
En cualquier caso, la pega debe realizarse en un tiempo máximo de cinco minutos o tres tentativas, dando el director de la corrida un aviso a los dos minutos y otro a los cuatro.
Para realizar la pega, los forcados son auxiliados por los banderilleros del cavaleiro que ha lidiado al toro, que ayudan a poner al toro en suerte.
ORIGEN DE LOS FORCADOS
Los forcados descienden de los antiguos mozos de choca, tropas de élite de los reyes portugueses que, con sus varas terminadas en una forca u horquilla, defendían el acceso al palco real durante las corridas de toros.
En 1836, durante el reinado de Dª María II y a iniciativa del Marqués de Pombal, se prohibió dar muerte a los toros en el ruedo como colofón de la actuación de los cavaleiros, sustituyéndose por la pega o inmovilización del toro. Para realizar la pega, se designaron a los mozos de choca, que pasaron a llamarse, a partir de entonces, mozos de forcado o simplemente forcados. De esta manera, en el siglo XIX, tuvo lugar formalmente el nacimiento de los forcados. No obstante, la pega o inmovilización del toro a cuerpo limpio ya se conocía y practicaba, pero sin formar parte del espectáculo, por parte de los campinos, en las ganaderas de la región de Ribatejo, aunque sufrió algunas alteraciones para adaptarla a las corridas.
Hasta comienzos del siglo XX, las pegas las realizaban sobre todo grupos de forcados profesionales, que cobraban por participar. Sin embargo, en esta época comenzaron a surgir amadores o aficionados, que pegaban en algunos espectáculos por afición, fundándose, en 1915, el Grupo de Foreados Amadores de Santarém que, de esta manera, crearon la forma altruista de actuar y organizarse que, a partir de entonces, va a regir en todos los grupos de forcados que se formen.
La suerte de la pega ha arraigado en algunos países americanos, lo que ha propiciado la aparición de grupos de forcados autóctonos. Tal es el caso de México, donde existen siete u ocho grupos en las ciudades de mayor tradición taurina, y de California (Estados Unidos).
EL ARTE DE EMBOLAR O ENFUNDAR
Los toros llevan normalmente los cuernos enfundados para que no puedan herir con ellos. El colocar las fundas o embolas (que son de cuero y metal) se denomina embolar. La costumbre de embolar toros en Portugal, se remonta al siglo XVI. En aquella época se utilizaban bolas metálicas que se colocaba en la punta del cuerno, de donde deriva el nombre que ha perdurado. Aunque, ya en el siglo XX, las bolas se han sustituido por fundas de cuero.
Actualmente, las embolas están constituidas por un armazón metálico que protege el pitón unos 10 cm desde la punta y un forro de cuero que cubre el cuerno casi en su totalidad. Cada embola termina en dos argollas metálicas donde se atan las cuerdas con que se sujetan las fundas al testuz del animal. A la persona que realiza este trabajo se le denomina embolador.