* DIVISAS *
- DIVISAS -
La divisa, dos o tres cintas de color (que suelen tener unos 0,65 centímetros de dimensión) sujetas a un pequeño arpón de doble anzuelo, como el modelo del margen, que sirve para clavarlo en el morrillo del toro. Momentos antes de darle suelta de los chiqueros al redondel, desde la meseta del toril, y por una claraboya abierta en el techo de éstos, valiéndose de un palo largo, al cual van unidas las cintas de la divisa, y a uno de cuyos extremos, en una pequeña hendedura, se coloca el cabo del referido arpón que se clava en la res (no sin antes haberla soliviantado con idea unas veces, y otras sin poderlo evitar, a causa de la disposición en que el toro suele colocarse fijo en el hombre que ve asomar por la claraboya).
Si el objeto de la divisa únicamente es distinguir unas ganaderías de otras, ¿no tiene el toro su hierro indicando la procedencia? Por otra parte o los ganaderos no conservaron los colores usados desde un principio, con lo cual hubierase evitado la confusión que hoy existe, nacida de las modificaciones repetidas, no una, sino muchas veces. Si al cambiar una ganadería de dueño la divisa hubiera seguido siendo la misma, o cuando aquélla se dividió en dos o más partes, los nuevos dueños solamente hubieran añadido otra cinta de distinto color —puesto que en realidad los toros, pertenezcan a quien quiera, su origen es el mismo—, y únicamente se adoptaran divisas diferentes en los cruzamientos o nuevas castas, todavía estaba justificado ese derecho, más claro: la conveniencia de los ganaderos a que sus toros ostenten divisas (derecho negado, entre otras, en la Plaza sevillana; cuna, no diré del toreo, pero sí del ganado bravo).
Para convencerse de que el uso de la divisa es cosa moderna, basta saber que en un principio, y cuando fueron regularizándose las corridas de toros, para distinguir los que procedían de diferente ganadería, se usaba únicamente como divisa la marca o hierro que se imprimía en el cuerpo de las reses por el procedimiento mismo que hoy se emplea; hierros que figuraban en el cartel anunciador de las corridas.
Luego se ideó la divisa de cintas de colores, sin que hubiese más principio fijo para saber las ganaderías a que correspondían, que lo que se decía en los carteles. Los colores empleados eran a capricho de los que organizaban las corridas, como nos lo prueba varios carteles que hemos consultado, y en los que una misma ganadería figura en dos o más corridas con divisa de distintos colores.
La adopción de éstos para cada vacada arranca hacia el año de 1820; pero carteles posteriores nos dan motivo para decir que tocante a esto de antigüedades nada puede asegurarse. Eso de que los colores de la divisa indiquen la antigüedad, es una falsedad fácil de probar: ¿no hay distintas vacadas que usan cintas de los mismos colores? Pues si la antigüedad lo dan éstos, ¿cuál de ellas es la más antigua?
En fin, para qué perder tiempo citando casos. Pues bien, teniendo en cuenta que la nota pintoresca que da el toro al salir del chiquero con aquel colgajo —razón única que puede alegarse en defensa de la divisa— no es bastante a compensar los perjuicios que proporciona y sí causa muchas veces de haberse despitorrado el toro sus defensas a consecuencia de lo que brega en los chiqueros y que siempre salga descompuesto, entiendo yo debe abolirse el uso de divisas, evitándose con esto que, enchiquerada una res noble de las que por nada se inmutan, hasta el punto de parecer mansa (es en lo único que el toro de «bandera» se asemeja al buey), se la moleste atrozmente en los chiqueros para avivarla.
Más de una vez vi hostigar con la "castigadera" a toros pacíficos, a fin de «avisarlos» y pasaran al anillo recelosos. El toro debe salir lo más tranquilo posible; desde el campo debía pasar al ruedo; pero ya que esto no es factible, procúrese irritarle lo menos posible.
En recuerdo, admiración y respeto a Don Antonio Fernández de Heredia - Doctrinal Taurómaco de "Hache" - 1904