-- ESTADOS Y APTITUDES DE LOS TOROS EN LA PLAZA --
ESTADOS Y APTITUDES DE LOS TOROS EN LA PLAZA
Los toros desde que salen al redondel hasta que mueren, pasan por diferentes estados y aptitudes, relatados a continuación, así como las diversas condiciones que presentan para ser jugados, a fin de hacer más comprensible y clara la explicación de cada uno de los varios lances y suertes que puede el lidiador ejecutar con ellos.
Como difieren mucho las aptitudes de los toros al salir a la plaza y de las condiciones que presenten según sean de más o menos favorables, depende el lucimiento de determinadas suertes la aplicación de otras que tiendan a corregir de la divisa sus defectos, se han hecho tres denominaciones del estado que presentan, y de cuyo conocimiento dimana la clase de lidia que se las ha de dar.
Estas tres definiciones son las de toro levantado, parado y aplomado.
LEVANTADO
Se dice que un toro es levantado, cuando a su salida del toril emprende indecisa carrera de un lado a otro con la cabeza alta y cerniéndola; a veces hace por todos los objetos que le llaman la atención, sin fijarse en ninguno ni mostrar tendencias determinadas, y aunque logre coger, no se revuelve ni se ensaña contra aquello que derribó, sino que prosigue su viaje para embestir de nuevo, sin otro fin que el de buscar espacio en que correr después de las cuatro horas de inmovilidad casi absoluta a que ha estado sometido en los toriles.
PARADO
Se denomina toro parado, al que desposeyéndose del atolondramiento mostrado en un principio, para su atención exclusivamente en una cosa determinada, y acude al llamamiento de los lidiadores, fijándose y empapándose en los objetos que se le presentan y rematando en ellos.
En este estado, es en el que los toros presentan mejores condiciones para la buena marcha de la lidia.
APLOMADO
El estar aplomado consiste en que, habiendo perdido el animal bastante de su primitivo poder y facultades, se mueve con lentitud y no acude a los cites, sino cuando se hacen desde muy cerca, costando no poco el separarle de las querencias que toma en determinado sitio del redondel, y adonde vuelve a la terminación de cada carrera o de cada suerte.
Estas querencias se denominan naturales y accidentales. Son naturales, las puertas de salida de toriles o la que le haya dado acceso á la plaza, si en ella fue desencajonado, y accidentales las que toman en ciertos sitios del redondel, por encontrar más defensa y verse menos hostigado, como acontece cerca de las tablas, o por estar la tierra movida, o sentir más fresco donde se haya conservado la humedad del riego.
Sabido es de todos los aficionados, y aun de las personas legas en el asunto, que todos los toros tienen condiciones e instintos diferentes y que, con arreglo a ellos, hay que lidiarlos, según se desprende en buena lógica, practicando con unos suertes que no sólo no es fácil, sino peligroso ejecutar con otros, por su manera de acudir a los cites y salir de ellos.
Dependiendo, pues, del perfecto conocimiento de las condiciones de las reses, el buen resultado de las faenas dadas por los diestros, juzgamos indispensable enumerar las más precisas aunque muy a la ligera, extendiéndonos más en ellas en el lugar oportuno de esta Tauromaquia.
Son las que siguen:
1ª Toros abantos.
Se conocen con el nombre de toros abantos a los que al ver acercarse al torero hacen un extraño y huyen, bien volviéndose en seguida, o esquivando por completo las suertes; a los que arrancan y antes de entrar en jurisdicción se salen con prontitud por cualquier terreno, y a los que acometiendo con presteza en el centro de las suertes se quedan cerniéndose en el engaño hasta tomarle o escupirse.
2ª Toros boyantes, nobles o claros.
Denominación que se da los que conservan en toda la lidia la nobleza característica de la raza, van siempre por su terreno, siguen con afán el engaño y rematan las suertes todas sin riesgo para el lidiador.
3ª Toros revoltosos.
Se da el nombre de revoltosos a los que, con idénticas condiciones que los boyantes, tienen más codicia y se revuelven con ligereza, sosteniéndose en firme sobre las manos en los lances, y siguen con la vista el engaño que huyó de su cabeza, sin darse cuenta de cómo ni por dónde.
4ª Toros que se ciñen o que ganan terreno.
Se conocen con el nombre de toros que se ciñen o ganan terreno, a los que aunque toman bien el engaño se acercan mucho al cuerpo del diestro y le pisan casi el terreno.
5ª Toros de sentido.
Se llaman toros de sentido a los que distinguen desde luego el cuerpo del lidiador del objeto que se emplea para el engaño, sin hacer caso de éste y procurando rematar en aquél, aun cuando el capote lo vele o la muleta flameando les llame la atención hacia la salida. Con reses dotadas de tan grandes resabios, no es imposible, como generalmente se cree, el ejecutar suertes de lucimiento; pero su práctica exige que el lidiador tenga, además de un conocimiento exacto del animal, el arte preciso para empaparle, llevarle al engaño y distraer su atención, valiéndose de recursos que cambian por completo sus condiciones. Estos recursos no pueden tener reglas determinadas, porque los mejores y los que más resultados dan son los que se improvisan, como lo hacía Rafael Guerra, ante la cabeza de los toros y en el momento oportuno. En esto verdaderamente consiste la maestría del lidiador.
6ª Toros burriciegos.
Los burriciegos son de varias clases:
Unos que ven mucho de cerca y poco a distancia, y parten con codicia cuando se les consiente: otros que, por el contrario, ven poco de cerca y mucho de lejos, y como no distinguen bien acometen a cuanto se les pone por delante y buscan el bulto, por ser lo que más se les destaca; otros que no viendo lo suficiente de ninguna manera siguen al torero, sin rematar, y otros que ven bien de un ojo y mal del otro, y pierden por tanto de vista a los bultos en cuanto se pasan de uno al otro lado.
7ª Toros inciertos.
Los toros inciertos son aquellos que, atendiendo a todos los objetos que se mueven a su alrededor, no se concretan a perseguir a uno solo, sino que quisieran hacerlo á todos a un tiempo.
8ª Toros huidos.
Como su nombre indica, se tiene por cobarde al toro que esquiva la pelea y toma camino contrario al en que se le cita, y si acomete lo hace acosado, saliéndose al punto y buscando que le dejen libre.
9ª Toros blandos.
Se denominan blandos los que se duelen al castigo y en cuanto lo sienten buscan la salida coceando y torciendo el cuello.
En recuerdo, admiración y respeto a D. Leopoldo Vázquez y Rodríguez, Luís Gandullo y D. Leopoldo López de Saá - La Tauromaquia - 1895