- HIERROS - Faenas -
- HIERROS -
A la inicial con que se marcan los becerros al año, próximamente, de haber nacido o al ser destetados (faena pesada, si que también divertidísima), dasele el nombre de hierro.
No siempre se distingue claramente en los toros la marca que de «añojos» se les puso, bien porque el hierro no estaba suficientemente caliente al servirse de él, por estarlo con exceso, o por ser sumamente complicada aquélla. El presentar borrosa la marca los toros, y la circunstancia de ser los menos aquellos aficionados que conocen la que se emplea en cada ganadería, que en todo cartel de toros debe constar el hierro que ostentan los preparados para la lidia.
Así el público se acostumbraría a conocer aquéllos, y no tendría que guiarse por los colores de la divisa cuando desea saber de un toro la procedencia (sin tener en cuenta que puede ser timado). Las cintas es factible ponerlas a capricho; el hierro á un toro no; además, las marcas son distintas en cada ganadería, lo que no ocurre con las divisas, pues hay dos, tres y hasta cuatro vacadas que usan los mismos colores, siendo motivo de confusión; y por si fuera poco esto, ciertos criadores utilizan para la Plaza madrileña unos colores y otros distintos en las de provincias.
Por tanto, el distintivo por el cual han de guiarse los públicos, es la marca con que vienen herrados los toros, y dejarse de cintas más o menos bonitamente combinadas, según el gusto de cada uno de los criadores.
También recomiendo al aficionado se acostumbre a fijar en el número que ostenta cada toro; número que debería constar en las revistas que se escriben dando cuenta del espectáculo taurino —con bastante más razón que el nunca olvidado detalle de la indumentaria de los diestros, que podrá interesar á los sastres, pero no al lector aficionado—-.
Si bien la numeración en el toro, su objeto es servir de registro al ganadero, igualmente facilita al crítico, en aquellos casos, de lidiarse en el año y hasta en la misma corrida dos toros de una vacada, con el mismo número, para poder asegurar, sin; género alguno de duda, que ambos cornúpetos eran de camada distinta; y retirada por cualquiera causa una res al corral, al pisar nuevamente el ruedo en otra corrida, no pasarían las anteriormente protestadas —después de haber sufrido parte de su lidia—, sin apercibirse el público, como viene ocurriendo.
En recuerdo, admiración y respeto a Don Antonio Fernández de Heredia - Doctrinal Taurómaco de "Hache" - 1904