INDUMENTARIA DE LOS PICADORES
INDUMENTARIA DE LOS PICADORES
La robustez es, asimismo, necesaria para soportar el traje de este lidiador, tan pesadísimo y apretado, que apenas consiente la menor soltura a los movimientos.
La indumentaria de los picadores ha sufrido muchas transformaciones, señaladas, más por la necesidad que por el lujo.
El lidiador que se dedica a la que antiguamente se llamaba suerte de detener y hoy solamente de picar, necesita, más que la soltura para el esfuerzo, la resistencia para el suerte de detener y hoy solamente de picar, necesita, más que la soltura para el esfuerzo, la resistencia para el acosón.
Su traje consiste en lo siguiente:
Visten primero un pantalón almohadillado (a que dan el nombre de relleno) y que sube desde el tobillo hasta la tabla del pecho, sujetándose por medio de ojetes, por los que se pasan los correspondientes cordones.
Encima del pantalón, y sobre ambas piernas, se colocan los hierros, conocidos con el sobrenombre de mona.
El de la pierna derecha parte del tobillo y llega hasta cerca de la ingle, teniendo, como es natural, sus correspondientes junturas en la parte de la rodilla para el juego de ésta, y que se conocen bajo la denominación de conchas.
El hierro de la pierna izquierda parte del tobillo también y llega hasta cerca de la rodilla, dejándola libre.
Tienen ambos la forma de las armaduras y se cierran a los costados respectivos por medio de visagras que se sujetan por un hierrecillo o pasador que se introduce en los huecos de las referidas visagras.
Los hierros se cubren con unos botines de ante desde el nacimiento del pie hasta la rodilla, cerrados por medio de cordones que se pasan por ojetes, situados en la parte posterior de la pierna.
Después se adapta la calzona que llega desde un poco más abajo de la corva, hasta tres o cuatro dedos más arriba de la cintura. Unos la llevan cosida hasta la entrepierna, y otros la unen como queda indicado para los botines.
Esta calzona lleva la delantera de las llamadas de alzapón o portañuela, que se sujeta con botones a la cintura.
Los zapatos son de becerro fuerte, color de ante con tres suelas, sobre los que se colocan las espuelas, que son algo mayores que las llamadas vaqueras.
Después se rodean al cuerpo la faja, que es en un todo igual a la de los lidiadores de a pie.
Y completan las prendas de su traje, con el chaleco de tisú bordado y la casaquilla con hombreras y adornos idénticos, a las de los demás toreros, abiertas por debajo de los sobacos. Uno de los adornos de las casaquillas eran hasta hace pocos años los moños a la espalda, colocados en dos filas, partiendo desde cerca de los hombros hasta unos dedos antes del remate, en forma semejante a una V sin cerrar en la parte inferior.
Cubren la cabeza con un sombrero de ala ancha, duro, de fieltro, teniendo por adorno unos moños de buen tamaño.
Llevan como los lidiadores de a pie, moña y pañoleta.
Para evitar el que la vara se corra al empuje del toro, se colocan en los dedos índice y pulgar de la mano derecha un dedil de gamuza que humedecen al efecto.
Cuando las piernas de la calzona no están cosidas y su remate no forma campana, se sujetan con cordones por debajo de la rodilla, debiendo tenerse cuidado de ajustar menos los de la pierna derecha, y dejarlos de manera que si el bicho introduce el cuerno por entre ellos y el botín, se rompan con facilidad, evitando así que al tirar el toro el derrote, pueda sacar de la silla al jinete, o una vez caído si le engancha por recargar, que no pueda suspenderlo y arrastrarlo, poniéndole en grave aprieto.
En recuerdo, admiración y respeto a D. Leopoldo Vázquez y Rodríguez, Luís Gandullo y D. Leopoldo López de Saá - La Tauromaquia - 1895