NO DEBE EL CABALLERO CONFIARSE EN SU DESTREZA, NI OLVIDARSE DE SU PERSONA. |
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No debe el caballero confiarse en la experiencia ni valor que alcanza; ni de sí propio deberá olvidarse porque luzcan ingenio o maestranza; antes bien, del peligro recelarse apartando la nimia confianza, pues más peligro lleva el confiado que el advertido ardid del confiado.
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