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A - INTRODUCCIÓN - ARTE FOTOGRÁFICO -

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LA CIENCIA AL SERVICIO DEL ARTE

Entre las infinitas ventajas de la moderna civilización hay una que está llamada a prestar grandes servicios al arte taurino y todo lo que con el mismo hace referencia.

Me refiero a las fotografías instantáneas aplicadas i las corridas de toros.

Con el auxilio de semejante adelanto en la información taurina se acabará en parte el sofisma y compadrazgo de ciertos críticos y revisteros.

En adelante ya no valdrá aquello de se arrancó a dos dedos de los pitones, si viene luego la instantánea a demostrarnos que los dos dedos fueron tres ó cuatro metros; y aunque bueno es advertir que alguna anomalía se observa en las instantáneas respecto a la distancia, no es menos cierto que el buen observador las enmienda y reconstituye con casi absoluta exactitud.

El espada que se echa fuera en el momento de herir se ve bien palpable, y claro, lo mismo que el que se estrecha con los toros en el momento supremo.

El pase engendrado con arte y desde cerca se aprecia en la instantánea admirablemente, como asimismo el que se da con precaución y fuera de cacho.

Se ve el espada que está cerca de los toros y solo, como al que torea despegado y rodeado de toda la cuadrilla.

El peón que recorta o corre a los toros a bandera desplegada, como el que por derecho o a punta de capote cambia de terreno a las reses, se observa a simple vista.

Por la fotografía apreciamos también al picador tumbón que entra cuarteando a la suerte, y al que toma ésta por derecho y en el debido terreno. 

Igualmente el banderillero que cuadra en la cara y entra a la suerte como el arte manda se distingue del que con largos cuarteos y relanceando a cabeza pasada clava donde puede, apartándose tanto de la estética como de los sanos principios del arte.

Todos los detalles de la lidia, en fin, quedan en la positiva tan claros y terminantes a la vista del observador que vienen a constituir para la historia del arte documentos auténticos que no los inspiró el apasionamiento de este u otro CRÍTICO, más o menos amigo del diestro que las practicara, sino la verdad desnuda, que la ciencia puesta al servicio del arte hace servir para in eternum de mudo testigo de las proezas de unos y otros.

No es menor el servicio que la instantánea presta a la afición en lo que al ganado hace referencia, pues sin que valgan bombos ni sofismas, con ella se demuestra los colosos que lidian chotos sin cuernos y los que se las entienden con verdaderos pavos; por ella sabe la afición los astros coletudos que cobran miles de pesetas por estoquear becerros y los infelices que por unas pesetas se las entienden con verdaderos TOROS.

¿Y quién sabe si la instantánea, generalizándose, obligará a los ganaderos a tener un poco más de escrúpulo en la crianza y venta de sus reses, y aunque solo sea por amor propio se decidirán a no vender ninguna res sin el tipo y edad consiguiente?

Aunque dudo mucho ver esto realizado mientras no se tomen otras medidas más radicales, que afectándoles directamente al bolsillo les haga ver que con la afición no se juega impunemente.

Mientras tanto fomentemos el uso de la fotografía instantánea en todo lo que tenga relación con las corridas de toros, pues es indudable que el día que ésta sustituya en la información taurina a las actuales reseñas, llenas en su mayor parte de apasionamientos, se habrá dado un gran paso en la ansiada regeneración del arte taurino.

 

En recuerdo, admiración y respeto a Don Eusebio Rodríguez Bañales - Sol y Sombra - Madrid, 18 enero 1900