Resúmen |
Un señor, desconocido para nosotros hasta el domingo, y desconocido también hasta el mismo día por la mayoría de los aficionados madrileños, que, según los carteles, se llama D. José López Moreno, de Villena, tenía una ganadería, que cedió a D. Emilio Bueno, de cuya existencia tampoco nosotros teníamos noticia. Este señor Bueno tuvo la ocurrencia de presentar su ganado en la plaza de Madrid y la Empresa la de adquirirle seis novillos para lidiarlos en la corrida del domingo. Como no tengo motivos para dudar de la buena fe del nuevo ganadero, hay que suponer que tan sólo la falta práctica le llevó al descalabro de enviar, en calidad de prueba, a la primera plaza de España seis mansos tan indecorosos y tan mal presentados como los que nos sirvieron el domingo. Debió confundirse, y en lugar de encajonar los novillos de lidia que tenía escogidos, encajonó otros seis de los que tendría dispuestos para el matadero, porque no le creemos capaz de haber remitido a sabiendas tales ejemplares.
Una excesiva condescendencia del presidente hizo que, contra las contínuas protestas del público, sólo fueran tres los bichos que se foguearon, pues que de la misma mansedumbre que adolecían el segundo, quinto y sexto, padecían el primero, el tercero y cuarto. Los dos últimos, además de mansos, traían malas ideas. En fin, que se lució el Sr, Bueno, de cuyo ganado creo tardaremos en gustar.
Sólo con el dominio de la profesión y con la voluntad y los recursos que tiene, es como pudo salir airoso de su compromiso, en las circunstancias dichas, el baturro Pinturas.
Si hubiéramos de detallar con minuciosidad el trabajo de Pinturas encontraríamos su fuerte en el segundo tercio, que domina extraordinariamente, como demostró una vez más en sus dos novillos, banderilleando en todos los terrenos con maravillosa facilidad, cuadrando muy bien y prendiendo siempre en los aledaños de las agujas. Pero en corridas como la del domingo no cabe detallar, porque todo cuanto hicieron los muchachos fué a fuerza de valor y deseos de complacer. En los tres tercios fué muy aplaudido Pinturas, especialmente con las banderillas y a la hora de matar. Al ser arrastrado el primero se le obligó a dar la vuelta al ruedo, en medio de una gran ovación; pero no nos explicamos cómo no fué premiado de la misma manera en el cuarto, pues es de tener en cuenta que la faena fué semejante a la del primero, y la estocada, mejor todavía.
Además, apreciamos en Pinturas que toda la tarde estuvo muy bien colocado y oportuno en sus intervenciones.
A Natalio Sacristán Fuentes le correspondió el peor lote. Sus dos novillos fueron fogueados. El muchacho hizo cuanto pudo, lo mismo con el capote que con la muleta, aunque lo que debió hacer fué matar a los dos bichejos de sendos bajonazos. Tuvo momentos lucidos, sobre todo con el capote, como en un quite que hizo en el quinto. Mató al segundo de tres pinchazos con descabello final, y al quinto, de un pinchazo y una estocada corta superior. Fué aplaudido en varias ocasiones.
Con respecto al debutante Félix Almagro, poco podemos decir; que aventurado sería hacer un juicio concreto cuando, como dicho queda, no tuvo ocasión de luchar con ningún bicho de lidia. Sin embargo de ésto, se le notó costumbre de andar entre ganado difícil. Es decir se le apreció que está toreado y conoce la lidia que debe darse a mansos como los del domingo. Con la muleta, a mi parecer, está más suelto. Al último le hizo la faena que era apropiada a las condiciones del animal y estuvo valiente y, a ratos, lucido.
Con lo que no me gustó nada Félix Almagro fué con la espada. Y es raro que un muchacho en quien se aprecian las cualidades señaladas, de haber tenido que contender con más de un "pajarraco" y en plazas de peligro, no sea más habilidoso con el acero en la mano. Además de que pinchó mucho, lo hizo de una manera fea y peligrosa, sobre todo en su primero, pues siempre se quedó en la cara del enemigo, que por verdadero milagro no le encarnó ninguna de las varias veces que le escarbó con el pitón derecho por los alrededores del pecho y bajo vientre. El público le aplaudió, manifestándole su simpatía.
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