Resúmen |
Total, hora y veinticinco minutos. En tan breve espacio de tiempo, verdaderamente, no tuvimos ocasión de aburrirnos mucho; aunque tampoco de divertirnos con exceso. Pudiéramos decir que hicimos "tablas" o quedamos en paz. El ganado, fácil, suave, sin poder -tan sin poder que el cuarto novillo estuvo más tiempo caído que en pie, y hubo casi que apuntillarlo sin lidia-, se prestó en general al lucimiento de los artistas, que tuvieron decisión y ganas de complacer al público. Así, Antonio de la Haba (Zurito), el ex matador de toros cordobés, y uno de los mejores estoqueadores de la actual generación taurina, que regresaba ayer al campo novilleril, se descaró con el primero, al que lanceó valentísimo, muleteó con sabor y mató de tres intentonas, poniendo en cada una de ellas el valor y el estilo que todos conocemos, por lo que fué ruidosamente ovacionado y dió la vuelta al ruedo. Le tocó a Zurito en segundo lugar un novillo inválido, al que hábilmente trató de conservar todo lo posible, y al que por último tuvo que enviar al desolladero de una estocada entera. En quites, y en general durante toda la tarde, Zurito estuvo enterado, valerosoy, en suma, decidido a demostrar que se le ha tratado con exceso de injusticia y que es tan matador de toros ahora como lo era antes.
Luciano Contreras, el fino torero mejicano, estuvo regular en el primero, que fué el más difícil y peligroso. Lo despachó sin pena ni gloria. Al quinto, bravo, pastueño, magnífico ejemplar de res de lidia, lo lanceó muy bien Contreras con suave juego de brazos y estilo excelente. Con la muleta se adornó mucho, toreó bastante al natural, y en toda la labor realizada con este toro mostró una documentación de torerito enterado, fácil y vistoso. La faena excelente que realizó en el quinto la coronó con una buena estocada arriba, por lo que fué ovacionado, cortó la oreja, dió la vuelta al ruedo y tuvo que saludar desde los medios. Y al terminar la corrida fué sacado en hombros hasta la calle por sus admiradores.
El diestro Parrao está aún muy verde. Puso valor y voluntad en sus dos toros; pero no encontró éxito. Destacaron algún muletazo suelto, algún lance con las manos abajo y un pinchazo en uno de sus toros. Pero nada más que esto. Y tuvo la mala suerte de que le saliera un utrero ideal, que no tiraba una cornada, que embestía suavemente, que dejaba colocar, que no tenía fuerza, que... descubrió toda la terrible verdad de la falta de recursos del debutante. Fué ese toro que a fuerza de ser inofensivo como un borrego y de embestir bien perjudica al torero que no está seguro de su oficio. Parrao puede ser..... pasado algún tiempo.
Se ovacionaron dos soberbios puyazos del picador Zurito y los toros tercero, quinto y sexto en el arrastre. Y eso fué todo.
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