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1932 - Madrid - La Voz 22 agosto - Por el maestro: Corinto y Plata

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AÑO

1932 - Madrid

Fecha

22 de Agosto de 1932

Referencia

LA VOZ - Por el maestro: CORINTO Y PLATA

Hechos

Corrida de novillos, celebrada en la Plaza de Toros de Madrid, el día 21 de Agosto de 1932.

Diestros: "Pilín", Fernando Domínguez y Niño de la Alhambra.

Ganadería: D. Andrés Sánchez (Coquilla)

Resúmen

Un bombo preliminar al ganado. Con estos novillos de ayer era más fácil fracasar que alcanzar triunfo. Las reses de Coquilla "descubren" a los toreros. Y los "descubren" como figuras o como equivocados.

Veamos:

Con media entrada da comienzo el festejo; pero poco a poco, se van nutriendo las gradas, hasta llegar al lleno.

PRIMERO.- "Alegría", cárdeno, gordo y mogón del derecho Pilín se hace aplaudir en dos acciones de lances, algunos excelentes de trámite y de resultado. El novillo embiste suave y con gran estilo. Se vuelve a hacer aplaudir en un quite sosegado y de artista. Domínguez arma el alboroto en su turno con tres lances superiosísimos, parado, gracioso y artistazo. (Domínguez saluda montera en mano entre estruendosa ovación) El Niño de la Alhambra también se luce en su quite, toreando con aire moderno y valerosamente. Repitamos que el novillo está ideal, aunque se agota bastante por exceso de castigo. Los banderilleros cumplen con más pena que gloria. Pilín, sale a entendérselas con la "pera en dulce" de Coquilla, que es hasta ahora de una docilidad que asombra. El sevillano cita con la izquierda y da unos cuantos naturales, que no salen perfectos, pero que denotan buenos propósitos. En estos nos quedamos para el resto de la faena, con algún descontento de la multitud que esperaba otra cosa más brillante. Media de efecto fulminante y el noble novillo de Coquilla dobla. !Vaya por Dios! (Ovación al astado en el arrastre.)

SEGUNDO.- "Giraldito", y también cárdeno y también crecido-

Domínguez ejecuta cinco verónicas superiosísimas, valiente, parado, jugando los brazos como un maestro, y oye una justa ovación, realmente clamorosa. En el quite se echa el capote a la espalda y dibuja tres lances magnos, que se subrayan con otra gran ovación. Niño de la Alhambra en su turno da unos lances de tijerilla finos y graciosos. (Aplausos) (Se reproduce la ovación a Domínguez cuando se cambia de tercio.) El novillo, sin ser de la clase superior que el arrastrado, está toreable. Aunque lo han descompuesto mucho los abusos de capoteo de la cuadrilla. Domínguez, después de brindar al revistero que suscribe y ofrecerle que cortará la oreja del astado, comienza su faena desafiando dentro del terreno del toro, que se ha quedado mucho. Insistiendo con todo valor y todo conocimiento arranca cinco o seis pases por alto y de pecho, en que el aguante y el coraje se juntan con el saber y la gracia. (Ovación enorme.) Sigue por naturales y da tres seguidos, de los cuales el último es prodigioso por lo bien que corre la mano y por lo bien toreado que va el toro. (Continúa la gran ovación al excelente torero.) Más pases de todas las marcas, con salero, con finura y con valor certísimos. Una estocada entera, entrando con ganas de matar, pero que cae atravesada. Ovación enorme y vuelta al ruedo.

TERCERO.- "Terciopelo", negro y precioso. Niño de la Alhambra lancea lentón, aunque el novillo se cuela mucho por el lado izquierdo. En el quite sigue destacando la valentía, a falta de otras virtudes. El novillo reparado de la vista y con tendencias a castigar el epigastrio de los toreros, no aparece tan claro como sus antecesores, y por eso el tercio de quites es lánguido y plúmbeo. Un banderillero, al salir de un par, resbala y cae en la cara, y como los camaradas andan remisos para hacer el quite, se ganan la bronca. El Niño de la Alhambra muletea cerca, pero sin dominio, y se salva de un percance por pura casualidad. Hay un desarme poco vistoso, otros muletazos para el socorrido aliño, no sin asustarnos a los pacíficos espectadores por varios achuchones graves, y por fin, entrando a un tiempo, un pinchazo no mal señalado; otro pinchazo del mismo estilo, y por querer entrar deprisa, un sartenazo en el bajo izquierda, que basta. 

QUINTO.- “Hebreo", negro y gordo. !Un toro! Dominguez da, cuatro o cinco lances, de ellos tres superiores, y al rematar sale achuchado. Nada, importente en quites que anotar a ninguno de los tres artistas. En verdad que el novillo es el amo del ruedo. Acuden solicitos en una caida al descubierto Dominguez y Pilin, y se les agradece la intervención; pero la realidad es que ahora el tedio nos invade, a pesar de que los banderilleros se muestran voluntariosos en su menester. Sin castigar nada al bicho, que tiene exceso de temperamento, sale Domínguez a entendérselas con el respetable coquilla después de brindar desde el centro del anillo. Hay unas eficaces dobladas por bajo y unos cuantos ayudados, que denotan el torero enterado y con porvenir ya que todos conocemos. Un pinchazo en hueso; más pases de aliño, puro y sin mancha, que borran el efecto de los buenos muletazos anteriores, y un pinchazo en hueso. Una entera entrando a dar la estocada que nos debe; pero que como cae atravaseda, !nos la sigue debiendo! Y como epílogo, otra, otra, la mejor de la tarde, que hace doblar enseguida. (Ovación) 

SEXTO.- "Presumido", negro, bien armado, aunque mogón del derecho. Niño de la Alhambra, a las primeras de cambio, y por azorarse y no despegar el capote, recibe un achuchón. Luego da tres lances buenos que se aplauden. El quite, pinturero y parado, se aplaude fuerte, Domínguez hace un quite finísimo de gran torero, de frente por detrás, que arranca otra ovación grande y merecida. Niño de la Alhambra hace un último quite precioso por chicuelinas y arma otro alboroto. Los tres novilleros tienen que salir juntos al acabar el tercio, para corresponder a las ovaciones del público. Niño de la Alhambra brinda al público, cita con la izquierda y mete cuatro naturales estupendos que liga con el de pecho. (Ovación.) Continúa valiente y gracioso por altos y de costadillo, y da una estocada entera que mata sin puntilla. (Ovación, vuenta y saludos) Al terminar la novillada los entusiastas cargan a cuestas com Domínguez y Niño de la Alhambra, y les dan dos o tres vueltas al ruedo, entre ovaciones y otras manifestaciones de simpatía.

!Oh! !Aquellos coquillas! Con toros así o se fracasa para siempre o se coloca el torero. Domínguez y el Niño de la Alhambra conquistaron lo último. Enhorabuena.

Fuente documental

Fotografía:  J. Laurent  Copia a la albúminaBiblioteca Nacional de España