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1932 - Madrid - La Voz 29 agosto - Por el Maestro: Corinto y Plata

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AÑO

1932 - Madrid

Fecha

29 de Agosto de 1932

Referencia

LA VOZ - Por el maestro: CORINTO Y PLATA

Hechos

Corrida de novillos, celebrada en la Plaza de Toros de Madrid el día 28 de Agosto de 1923.

Diestros: Manuel Fuentes Bejarano, José Agüero y Luís Díaz (Madrileñito)

Ganadería: D. Alipio Pérez T.-Sanchón

Resúmen

¿De qué modo más discreto y sin desacreditar a los jóvenes lidiadores podríamos decir que nos aburrimos mucho, !mucho!, durante la novillada de ayer? Porque, desde luego, sabemos, o nos imaginamos, que los diestros que actuaban fueron a la plaza dispuestos a dar una "gran tarde"; porque alguno lo intentó y todo en el mismísimo anillo; porque el ganado, terciadito y sin fuerza, pudo haberse prestado a la consecución de tan buenos propósitos. Porque....

Ayer reaparecía en Madrid Manolo Fuentes Bejarano, después del gravísimo percance que lo tuvo alejado meses y meses de los ruedos; percance que se agudizó cuando, de un modo inesperado, y encontrándose postrado en el lecho a consecuencia de la cornada, un día sus familiares lo vieron casi exangüe, inanimado, porque de un modo arbitrario e inexplicable había sufrido la rotura de la femoral, y hubo que viaticarlo y se dió al pobre muchacho por muerto.

Después de todo esto, Manolo Fuentes Bejarano volvió ayer a salir al ruedo madrileño. Y.... Comenzó por lancear bien, muy bien a veces, con un estilo personal, gracioso, valeroso y saleroso. Y luego, en el primer quite, echándose el capote a la espalda y dió una serie de lances de frente por detrás que levantaron de sus asientos al público. Y llegó el último momento, y aunque el toro estaba descompuesto de un modo alarmante-!qué lidia la que se dió ayer a todos los novillos de D. Alipio!-, Manolo, para comenzar su faena, dió un pase alto quieto, de esos que los telegramas de provincias llaman estatuarios. !De aquellos que le costaron la vida al pobre Gitanillo de Triana! Después, con la muleta en la izquierda, unos intentos de toreo al natural, que no cuajaron porque el novillo se vencía mucho. A continuación, dos o tres pases por alto, uno superior de pecho, más intentos de dar el pase natural, un pinchazo, una entera arriba y un descabello. Bien y mal, pares y nones. Bejarano estuvo sereno y apuntó su facilidad y su estilo. Escuchó en el transcurso de su actuación palmas nutridas. En el cuarto, el más grande y abierto de púas, Manolo Bejarano dió dos series de verónicas, mejores y más toreras las de la segunda, y escuchó aplausos. En este novillo se apretó valientemente en unos lances el bilbaíno Agüero, y fué objeto de palmas abundantes, y el debutante Madrileñito, al intentar dar un farol, y por quedarse mucho la fiera, fué alcanzado por la ingle, volteado sobre el pitón, y por fortuna quedó el asunto en la paliza y rotura de la taleguilla. Bejarano se encontró con un enemigo aplomado, sin fuerza y sin estilo. Se limitó a muletear cerca, a desafiar insistentemente, y visto el negativo resultado de su gestión, dió una estocada entera, descabelló, y fué aplaudido por la decisión que puso al herir. Pudo hacer más Bejarano. No hizo poco sin embargo.

José Agüero, el valiente y decidido bilbaíno, fué eso: valiente y decidido. Le tocó un precioso novillo de D. Alipio Pérez; pero estaba tan resentido de los remos traseros, que fué imposible la lidia, y hubo que substituirlo. A este novillo le dió cuatro preciosos lances, que justificarían el cartel que el pequeño Agüero tiene en Madrid; pero aquí se quedó la cosa, porque en substitución del de D. Alipio salió a la arena un extraño animal, que parecía un asno con cuernos de carnero, y que, según anunciaron, pertenecia a la vacada del Sr. Garrido. La original bestia de que nos ocupamos andaba de costado, coceaba, mugía, daba unos divertidos saltos, y en verdad que para todo hubiese servido menos para lidiarla en una corrida de novillos. Ni Agüero ni Guerrita pudieron haber conseguido nada de provecho con este material. El "jebo", con su facilidad peculiar-!cosas de familia!- montó la espada, y tras dos pinchazos buenos dió una estocada estera, que bastó para que fuese arrastrada aquella cosa extraña que salió por los chiqueros. El quinto, más lidiable, recibió de Agüero unos lances valentones , y éste, en cambio, recibió del toro una "caricia" violentísima, que le hizo rodar por los suelos. También este novillo alcanzó a un peón y lo envió a las alturas estratosféricas. Como el novillo estaba difícil y tenía la cabeza descompuesta, Agüero aliñó por las buenas y entró a matar atracándose de novillo, por lo que la estocada resulta completamente contraria y de efecto fulminante. Agüero puede hacer más, mucho más, y le apuntamos el débito contraido con el público madrileño. 

Madrileñito, debutante y con maneras de torero, tropezó con el mejor novillo de la tarde. Y el hombre lo aprovechó. Estuvo valiente, tranquilo y parado. Lanceó algunas veces con verdadera elegancia, empleando ese estilo moderno que ha encumbrado a Laserna. Oyó ruidosas ovaciones en los primeros lances, y en los quites, entre ellos uno excelentísimo por gaoneras. Mal lidiado el toro, peor picado y pésimamente banderilleado pasó a manos del debutante, que comenzó parado, tranquilo y valiente, instrumentando ya el pase ayudado por bajo de Laserna, ya la doblada de Ortega o el desafío clásico del de Borox, adelantando mucho la muleta.... En resumidas cuentas, que, recordando a buenos toreros, le salieron buenas cosas, y que hizo lo más entretenido y vistoso de la novillada. A la hora de matar se fué derecho y tranquilo sobre el morrillo, y Madrileñito cortó la oreja del toro de su debut en Madrid, oyó una ovación fuerte y dió la vuelta al ruedo. En el último lanceó valentón, hizo un quite gracioso, muleteó al principio con quietud y dominio, aunque luego se descompuso algo, y fué breve con el acero. Se le tributó otra ovación y fué sacado en hombros, como recuerdo cariñoso de lo que hizo en el tercer toro...

Y esto pasó. Unas veces bien, otras mal, otras peor; tan distanciado lo uno de lo otro, que tuvimos ocasión de entregarnos al sueño a que invitaba un bochorno asfixiante.

Fuente documental

Fotografía:  J. Laurent  Copia a la albúminaBiblioteca Nacional de España