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1932 - Madrid - La Libertad 20 septiembre - Por el maestro: Recorte

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AÑO

1932 - Madrid

Fecha

20 de Septiembre de 1932

Referencia

LA LIBERTAD - Por el maestro: RECORTE

Hechos

Corrida de novillos, celebrada en la Plaza de Toros de Madrid el día 18 de Septiembre de 1932.

Diestros: Joselito Migueláñez, Francisco Pozo Cueto y José Neila.

Ganaderia: D. Mariano Bautista

LO MEJOR PARA EL INSOMNIO

Resúmen

Nada más eficaz para combatir el insomnio que una novillada como la del domingo. Hablo por mí, que si no llego a estar bien descansado me hubiera dormido sin remedio. Y puedo hablar también por los espectadores, a los que vi dormidos antes de terminar la lidia del segundo novillo.

La cosa no era para menos. Una cantidad de mansos tan mansos como los que mandó el ganadero salmantino D. Mariano Bautista no se dan todos los días. Ver trotar a los cornúpetos por el redondel y detrás de ellos a los lidiadores sin encontrar ocasión de darles un lance y ponerles un puyazo si no es a tropezón, ni clavarles un par de banderillas aunque se les busquen las vueltas y las medias vueltas, no es tampoco muy frecuente. !Y cuidado que se lidian mansos al cabo de la temporada! Quizá alguien llegase a pensar que los novillos lidiados en quinto y sexto lugar eran bravos. Ni bravos ni bravitos. Lo que sucedió fué que no se les dió castigo alguno y llegaron al último tercio con la fuerza de salida y creyéndose novillos de lidia de verdad. De no ser así les hubiera ocurrido lo que a los demás. El quinto salió completamente destrozado de los remos, y estuvo muy acertada la presidencia cambiando el tercio con dos refilonazos y par y medio de banderillas. Desde luego, el sexto fué el menos manso. Pero conste que todos, sin distinción, lo fueron. Pareció el más manso el cuarto, porque el bicho estaba tan reparado de la sangre como de la vista. Eso fué todo.

Con esta clase de enemigos creo supondrán ustedes lo que podrían hacer los modestos espadas que componían la terna. Iban con la ilusión de hacer grandes cosas; con la de tropezar con un animal que les permitiera hacer algo que aumentase su cartel; pero los animalitos ofrecían para esto tan serias dificultades. que es menester ser un muy baqueteado matador de toros para salir airoso del cometido. Empero dos de los espadas demostraron hallarse en condiciones de lucirse si les dan elementos adecuados para ello. Joselito Migueláñez y José Neila se defendieron del fracaso que les amenazaba. Estimable conducta; que no es poco defenderse y sostenerse cuando lo tiene uno todo perdido, cuando ya no cabe ni la esperanza de triunfar.

Con el primer manso estuvo Migeláñez todo lo bien que podía estar. Lo paró con unos buenos lances y después, con la muleta, intentó hacer una faena decorosa; pero hubo de limitarse a estar cerca y valiente hasta llegar a dominar al bicho. El trasteo, a dos dedos de los pitones, metiendo siempre la pierna contraria, fué elogiado por el público con muestras de aprobación y una ovación final al ser arrastrado el bicho. Con el ciego y manso que salió en cuarto lugar, que fué fogueado, también estuvo valiente, decidido y breve, cosa que hubimos de agradecerle. Le persiguió por todo el redondel, y cuando le tuvo al alcance del estoque le metió un espadazo contrario que acabó con la vida del manso. En este preciso momento llevábamos hora y media de espectáculo.

Pozo Cueto no hizo nada notable. Cumplió porque mató sus dos novillos. Le vimos falto de entrenamiento y, por tanto, de decisión. 

El debutante José Neila me agradó. En sus dos enemigos se paró con el capote y con la muleta y hasta llegó a lucirse en varias ocasiones. En verdad le correspondió el mejor lote; pero también es cierto que supo aprovecharlo. A fuerza de voluntad y de pararse logró algunas verónicas ceñídas y artísticas que arrancaron las ovaciones más francas de la tarde. Un quite por chicuelinas que hizo en el último también fué muy celebrado por la concurrencia, que hemos de decir que fué mayor de lo que todos esperábamos. Hubo tres cuartos de plaza. En las dos faenas de muleta desplegó Neila valor, voluntad y arte. En las dos tuvo quietud y manejó con facilidad el trapo rojo, logrando bonitos pases por alto y dominio sobre los bichejos. Donde encontramos flojo al debutante es en la suerte de matar. Se preocupa de meter el sable y se va derecho; pero olvida con frecuencia el manejo de la mano izquierda, y ello le obliga a salir casi siempre por delante.

Pero como no es cosa de fromar un juicio definitivo, porque una sola actuación no basta para ello, terninaré con decir que Neila me agradó y aprecié en él condiciones para llegar a ser torero.

Fuente documental

Fotografía:  J. Laurent  Copia a la albúminaBiblioteca Nacional de España