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1932 - San Sebastián - La Voz 29 agosto - Por el maestro: Corinto y Oro

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AÑO

1932 - San Sebastián

Fecha

29 de Agosto de 1932

Referencia

LA VOZ - Por el maestro: CORINTO Y ORO

Hechos

Corrida de Toros, celebrada en la Plaza de Toros de San Sebastián, el dia 28 de Agosto de 1932.

Diestros: Diego Mazquiarán "Fortuna", Jesús Solórzano y Pepe Bienvenida.

Ganadería: Miura

POR FORTUNA, FORTUNA

Resúmen

En defensa de una causa de justicia; en la introducción de una de las corridas de Bilbao hice resaltar la extrañeza de que, habiendo tantos huecos libres a causa de esa catarata de matadores que no se presentaron a la lista por diversos motivos, no se hubiese ofrecido a Fortuna alguna fecha. Estaba seguro al escribir y lamentar tal descuido de la Comisión de que Diego Mazquiarán, bilbaíno de corazón y matador de toros de un estilo que ya apenas se estila-y, lo que es peor, apenas se exige-, hubiera honrado a Bilbao y al toreo al ejecutar un volapié como Fortuna la ejecuta. Por lo menos, al ejecutar el volapié.

El descuido o la desatención vizcaína han tenido una compensación donostiarra, y lo que Fortuna no consiguió en Bilbao lo ha logrado en San Sebastián en la corrida de ayer, última del abono, cubriendo el puesto de Félix Rodríguez, que sigue gravemente enfermo, para entendérselas con los miuras, cuya negra leyenda ha tomado ya en estos tiempos un marcado tinte de color rosa pálido.

Llevo vistas dos corridas seguidas de Miura: la última que presencié en Bilbao y la de ayer en San Sebastián. Las dos miuradas han sido dos "tostones". En la de Bilbao se cayeron tres toros atacados de reuma; en la de ayer aquí huyeron cuatro y medio atacados de mansedumbre. Lo expuesto nos lleva derechitos a la consecuencia de que la divisa verde y negra en Madrid y verde y encarnada en el resto del mundo va ostensiblemente por la cuesta abajo. Aquella clásica dureza de patas y aviesas intenciones de la vacada que anunciaba el grama han pasado a la historia.

En la despedida del abono donostiarra se lidiaron cinco miuras y un buenabarba, que salió en cuarto lugar, como substituto del otro miura anunciado, que se inutilizó en los corrales. De estos cinco miureños salió uno bueno, el primero, y su bondad se caracterizó, más que por un temperamento fuerte, por una nobleza de toro salmantino de los que nacen certificados para fenómenos coletudos de bisutería barata. Los otros cuatro fueron vulgarísimos en todo, y únicamente traspasó las fronteras de la vulgaridad el tercero, que en banderillas y en el tercio final ilustró su cobardía con un conato de perversidad que, aun no pasando de aquí, trajo de cabeza a todo diestro viviente y moviente, moviente hasta el vértigo. El buenabarba fué sencilla y planamente mansurrón.

Dice el título de esta crónica: "Por fortuna, Fortuna....." Vamos a explicarlo:

El abono de San Sebastián se ha despedido............. ¿cómo lo diría yo?. Imaginense ustedes la despedida de un decrépito anciano neurasténico y rico que se levanta de la mesa del comedor para irse a la cama sin más testigos de vista que sus criados. Pues una cosa así, Y si esto no fuese lo suficiente gráfico, imagínense otra despedida: la que le haría un camarero a un parroquiano que después de estarse sentado tres horas en su turno, a costa de un cafecito, se levantara sin dar propina.

La corrida fué un bostezo; pero, por fortuna, Fortuna nos dió veinte minutos de torero y de matador de toros de purísima ley; veinte minutos de entusiasmo levantado a pulso. El primer miureño dió el juego que queda dicho, y Diego Mazquiarán, dió un juego limpio y brillante en los tres tercios. Diego toreó admirablemente de capa, tranquilo, parado y consciente. Diego hizo una faena de muleta con la misma tranquilidad, con la misma quietud y con el mismo conocimiento que desplegó en toda la lidia. Y Diego enseñó a ver hasta los ciegos cómo se matan los toros cara a cara, sin violencias en el viaje, sin trucos al meter el brazo, sin adulterar la bonita suerte del volapié, que ejecutada como la ejecuta Fortuna tiene, !Que duda cabe!, un arte y una belleza indiscutibles. Al segundo viaje, Fortuna dió su estocada; hay que repetirlo y entrecomillarlo: "su estocada", y el gentío que desde el primer lance de capa no cesó de ovacionar al de Sestao, se volcó estrepitosamente en una ovación postrera y atronadora y pidió para el matador de toros de verdad las dos orejas del bicho, que le fueron concedidas entre la correspondiente vuelta al ruedo y dos salidas a los medios.

En el boyancón de Buenabarba, Fortuna volvió a arrimarse todo lo que el manso permitía, y estuvo breve y hábil con el estoque. Del descuido o la desatención de los organizadores vizcaínos ofrecieron a Fortuna una espléndida compensación los organizadores de las corridas donostiarras, y el torero macho ha correspondido con la misma esplendidez, haciendo en la plaza de San Sebastián lo que dejaron de hacer ciertas lumbreras de "doublé" que no han pasado por aquí más que con el programa intolerable de llevarse el mucho dinero en que, sin saber por qué, fueron contratadas. Por lo visto, y descontando la magnífica labor de Barrera en todas partes, ésta es la temporada de los toreros modestos, que están borrando a los que no pusieron genio y sabiduría más que en la confección de los contratos. 

Jesús Solórzano y Pepe Bienvenida no pudieron lucirse en la despedida del abono donostiarra. Les faltó "género" para torear y les faltó resolución heróica para dejarse voltear por los toros, que también es un número de diversión substantiva para muchos espectadores.

Jesús Solórzano apenas pudo apuntar su estilo de torero selecto en unas verónicas finas al segundo miura, que se cansó pronto de embestir, para defenderse luego con muy mal estilo, y en unos muletazos al quinto, que se cernió mucho y obligó a Solórzano a aguantarlo colocándole los muslos muy cerca de los pitones. Pepe Bienvenida pasó negras fatigas para entregar a las mulillas a aquel tercer bicho, que de la suerte de varas en adelante hizo una bonita y rápida carrera de pájaro de cuenta. En el último consiguió un decoroso desquite al clavar tres superiores pares de banderillas con valor, salero y dominio y al colocarse cerca en la faena de muleta, que brindó al público desde el centro del redondel. Una agarradura de pitón inoportuna descompuso un poco el cuadro. (Esto de las agarraduras de pitón está completamente desacreditado, y aviso acerca de ello a los navegantes y traficantes de trenza en el cogote.) Con la espada, Pepe estuvo breve; breve nada más.

Al cartel, conforme estaba anunciado, Pagés tuvo la generosidad de añadir una propina de rejoneo para dar más calor al asunto, y la equitación taurómaca corrió a cargo del caballero lusitano Simao da Veiga, que caballerosamente se las entendió con dos bravos bichos de Trespalacios, y aunque estuvo algo pesado, nos exhibió una vez más su maestria como excepcional jinete. Para pasaportar definitivamente a los cornúpetos del caballero lusitano se contrato al novillero López Reyes, que toreo decidido y estuvo más certero con la espada en el segundo de los citados bichos.

Una línea de honor para premiar dos formidables, dos formidabilísimos puyazos del picador sevillano Camero Chico, que arrancaron otras tantas ovaciones grandes y merecidas.

Fuente documental

 Fotografía: http://www.sansebastian.choperatoros.com/es/plazas.html