| Historia |
La Plaza de Toros de Tetuán de las Victorias empezó a construirse en el año 1870. En sus inicios la plaza tenía los muros de ladrillo rojo, ventanas de estilo mudéjar y un gran portalón de entrada.
En el año 1899 la adquirió don Antonio Bertrán Bernes, quien llevó a cabo la primera reforma importante. Fue reconstruida y ampliada hasta las 7.000 plazas.
El jueves 11 de Octubre de 1900, se inauguró en el pueblo de Tetuán de las Victorias una mal llamada Plaza de Toros, o al menos se quiso hacer creer al público que se inauguraba.
En 1907 se sustituyeron los tendidos de madera por unos nuevos de ladrillo y cemento, se le dotó de enfermería, y su capacidad se aumentó hasta 9.000 espectadores. Su época de mayor esplendor fue la década de los 20 (siglo XX), cuando su empresario era Domingo González “Dominguín”, quien sometió a la plaza a una gran reforma en 1924.
Según Díez de Baldeón y López Marsa este empresario sometió a la plaza a una gran reforma en 1924 a cargo del arquitecto don José Rameno Soriano.
Reformó las dos plantas del edificio que estaba adosado al coso taurino: en la planta baja se dispuso el despacho de billetes, las oficinas y la enfermería y en la planta alta dormitorios, cocina, capilla y un cuarto para el empresario.
Su estilo era similar al de otras tantas plazas de la época, así como de tantos edificios que aún se conservan el el barrio de Tetuán: ladrillo visto, estilo neomudéjar.
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| Notas |
Notas referidas hasta el año 1907.
De antigua y mala construcción (1870), hay en el pueblo de referencia, a la izquierda de la carretera, una Plaza que hacía mucho tiempo venia sirviendo de posada y matadero público, y aquel corralón, mal pintarrajeado por dentro y habilitado de prisa y corriendo, se ha abierto al público, son de bombo y platillo, para celebrar corridas de becerros, novilladas y algunas corridas de toros.
Pase, que allí se corran becerretes y se adiestren los capitalistas que al arte del toreo pretendan dedicarse. Lo que no se explica es cómo la autoridad gubernativa permite que allí se celebren corridas de toros de arrobas y de poder, pues salvo que ni la valla tiene la altura y resistencia precisas, que el callejón es muy estrecho y fácil por tanto que un toro lo salve de un salto yendo a parar a un tendido, hay el peligro inminente de que un día un toro se escape y salga a la carretera produciendo el daño que es de suponer, pues aquellos parajes se llenan de gente en días de corrida.
Hay, además, en la plaza de Tetuán otro peligro cierto, cual es el de que se hunda un día cualquiera de aquellos tenderetes, pomposamente llamados tendidos, hechos con tabletas claveteadas con alfilerillos y sin desbastar siquiera. De la localidad, llamada paseo, separada del ruedo por una doble valla que es la que forma el callejón, y en donde se agolpa, estruja y se sofoca al pueblo soberano, no hay para qué hablar, pues aquello es sencillamente la cosa más disparatada que ha podido imaginar el caletre más desdichado del mundo.
Repetimos que es imposible que se sigan dando corridas en la Plaza de Tetuán, mientras no se den más garantías de seguridad al público y se corrijan tantos y tantos defectos como allí hay para este género de espectáculos.
De la corrida -novillos- inaugural (11 de Octubre de 1900) diremos, que el ganado de D. Félix Gómez Pombo, cumplió por lo mediano, y más valió que así fuera, siendo fogueado el segundo.
Antonio "Montes" se portó medianamente en el primero al matar, saliendo trompicado de la suerte; pero en los otros cuatro estuvo a la altura de su zapatilla, demostrando que las ovaciones y orejas que dice recibe en provincias tienen mucho de conversación de Puerta de Tierra.
En cambio José Palomar "Palomar Chico", entusiasmó a la concurrencia, matando sus dos toros de dos estocadas hasta la mano,que le valieron una oreja y ser sacado en hombros de la plaza.
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